– Un chico comenzo a correr hacia el, como si fuera a tumbarlo.
– ?Quien era?
– Noah James. El es, era, un estudiante de ultimo ano. Peter le disparo y el cayo.
– ?Que ocurrio luego?-pregunto la fiscal.
Michael respiro hondo.
– Peter dijo «?Quien es el proximo?», y mi amigo Justin me agarro y comenzo a arrastrarme hacia la puerta.
– ?Desde cuando eran amigos Justin y tu?
– Desde tercer grado-conteto Michael.
– ?Y entonces?
– Peter debio de ver que algo se movia, asi que se dio la vuelta y comenzo a disparar.
– ?Te dio a ti?
Michael sacudio la cabeza y apreto los labios.
– Michael-insistio la fiscal amablemente-, ?a quien le dio?
– Justin se puso delante de mi en cuanto comenzo el tiroteo. Y entonces el…el cayo. Habia sangre por todas partes y yo intentaba detenerla, como hacen en la television, apretandole el estomago. No estaba prestando atencion a nada mas, solo a Justin, y entonces, de repente, senti un arma presionando contra mi cabeza.
– ?Que ocurrio?
– Cerre los ojos-dijo Michael-. Pense que me mataria.
– ?Y entonces?
– Oi un ruido, y cuando abri los ojos, estaba sacando una de esas cosas que llevan balas y metiendo otra.
La fiscal camino hacia la mesa y agarro un cargador. El solo hecho de verlo hizo que Michael se estremeciera. Entonces le pregunto:
– ?Era como esto lo que estaba metiendo dentro del arma?
– Si.
– ?Y que ocurrio despues de eso?
– No me disparo-contesto Michael-. Tres personas pasaron corriendo por el gimnasio y el los siguio hasta el vestuario.
– ?Y Justin?
– Yo le miraba-susurro Michael-. Le miraba la cara mientras moria.
Era lo primero que veia cada manana al despertar y lo ultimo antes de dormirse: el momento en que el brillo de los ojos de Justin se apagaba. La vida no abandonaba a una persona de manera gradual. Lo hacia en un instante, como alguien que cierra de golpe la persiana de una ventana.
La fiscal se acerco a el.
– Michael-le dijo-, ?estas bien?
El asintio con la cabeza.
– ?Eran Justin y tu atletas?
– Ni de lejos-admitio.
– ?Formaban parte de los populares?
– No.
– ?Alguien se metio con ustedes en la escuela en alguna ocasion?
Por primera vez, Michael echo una mirada a Peter Houghton.
– ?Quien no lo hizo?-contesto.
Mientras Lacy esperaba su turno para testificar, recordo la primera vez que se dio cuenta de que podia odiar a su propio hijo.
Lewis iba a llevar a cenar a un pez gordo, un economista de Londres y, para prepararse, Lacy se habia tomado el dia libre en el trabajo para limpiar. Aunque no tenia dudas sobre su habilidad como partera, la naturaleza de su trabajo implicaba que, en cambio, los cuartos de bano de su casa no estuvieran regularmente limpios; que las bolas de polvo florecieran debajo de los muebles. En general, a ella no le importaba-pensaba que una casa en la que hubiera vida era preferible a una que fuera esteril-, a menos que hubiera invitados; entonces el orgullo hacia su aparicion. Asi que aquella manana se levanto, preparo el desayuno, y ya habia quitado el polvo del salon para cuando Peter-estudiante de segundo ano, por entonces-se dejo caer con enfado en una de las sillas de la mesa de la cocina.
– No tengo ropa interior limpia-dijo irritado, aunque la regla de la casa era que cuando su cubo de ropa estuviese lleno, el debia hacer su propio lavado; era tan poco lo que Lacy le pedia que hiciera, que no creia que esa unica tarea fuera poco razonable.
Lacy habia sugerido que tomara prestada alguna prenda de su padre, pero eso a Peter le repugnaba, asi que decidio dejar que lo resolviera por si mismo. Ella ya tenia suficiente con lo suyo.
Lacy, normalmente, dejaba que la habitacion de Peter fuera una pocilga en total desorden, pero cuando paso por alli esa manana, se fijo en su cubo de la ropa sucia. Bueno, ya que ella se habia quedado en casa y el estaba en la escuela, por una vez podia echarle una mano. De modo que, cuando Peter llego a casa ese dia, Lacy no solo habia pasado el aspirador y fregado los suelos, cocinado una comida de cuatro platos y limpiado la cocina, sino que tambien habia lavado, secado y doblado tres lavadoras con ropa de Peter. Estaba apilada en su cama, ropa limpia que cubria el espacio entero del colchon, separada en pantalones, camisas, calzoncillos. Lo unico que el tenia que hacer era guardarlo todo en su armario y sus cajones.
Peter llego, hosco y malhumorado, e inmediatamente subio la escalera aprisa hacia su habitacion y su computadora, el lugar donde pasaba la mayor parte del tiempo. Lacy, con el brazo metido en la taza del vater en ese momento, fregando, espero a que Peter se diera cuenta de lo que ella habia hecho por el. Pero, en cambio, lo oyo grunir:
– ?Dios! ?Se supone que ahora tengo que sacar todo esto de aqui?-Y cerro la puerta de su habitacion con un portazo tan fuerte que Lacy sintio como la casa temblaba alrededor de ella.
De repente, se ofusco. Ella habia hecho, por propia voluntad, algo bueno por su hijo, su hijo ridiculamente consentido, y ?asi era como el se lo agradecia? Se quito los guantes de fregar y los dejo en el bano. Luego subio la escalera dando fuertes pisadas hacia la habitacion de Peter, y abrio la puerta de golpe.
– ?Cual es tu problema?
Peter la miro enfurecido.
– ?Cual es tu problema? Mira este desastre.
Algo dentro de Lacy se quebro encendiendola por dentro.
– ?Desastre?-repitio-. Yo he limpiado el desastre. ?Quieres ver un desastre?-Paso al lado de Peter, golpeando una pila de camisetas cuidadosamente dobladas. Tiro los calzoncillos al suelo. Agarro los pantalones y los arrojo contra su computadora; la torre de CD-ROM se cayo y los discos plateados se desparramaron.
– ?Te odio!-grito Peter.
Y, sin que pasara un segundo, Lacy le grito como respuesta:
– ?Yo tambien te odio!
Justo entonces, Lacy se dio cuenta de que Peter y ella eran igual de altos; de que estaba discutiendo con un nino que la miraba a los ojos desde la misma altura.
Salio de la habitacion de Peter dando un portazo. Casi inmediatamente, Lacy rompio a llorar. Ella no habia querido decir lo que habia dicho, por supuesto que no. Queria a Peter, solo que, en ese momento, odio lo que el habia dicho; como se habia comportado. Cuando llamo a la puerta, el no respondio.
– Peter-dijo-, Peter, siento haberte dicho eso.
Mantuvo la oreja pegada a la puerta pero no salio ningun sonido del interior. Lacy bajo la escalera y termino de limpiar el cuarto de bano. Durante la cena, se comporto como una zombi entablando conversacion con el economista sin saber en realidad que era lo que estaba diciendo. Peter no bajo a cenar. De hecho, Lacy no lo vio hasta la manana siguiente, cuando fue a despertarlo. El ya se habia levantado y la habitacion estaba ordenada e inmaculada. La ropa habia sido doblada otra vez y guardada. La cama estaba hecha. Los CD organizados nuevamente, en su pila.
Peter estaba sentado a la mesa de la cocina, comiendo un tazon de cereales, cuando Lacy bajo la escalera.