– Intento decirme a mi mismo que, si digo la verdad, no puedo meterme en problemas. Despues dejo que Diana haga todo el trabajo.-Tomo un trago de su cafe-. ?Necesitas algo? ?Una bebida? ?Mas comida?
– Estoy bien.
– Entonces te acompano de regreso. Vamos.
La sala de los testigos de la defensa era minuscula, porque estos no eran muchos. Un hombre asiatico al que Josie nunca habia visto antes estaba sentado de espaldas a ella, escribiendo en su computadora portatil. Habia una mujer dentro que tampoco estaba cuando Josie salio, pero no podia verle la cara.
Patrick se detuvo frente a la puerta.
– ?Como crees que van las cosas en el tribunal?-le pregunto ella.
El dudo.
– Van.
Josie paso junto al alguacil que les estaba haciendo de ninera, y se dirigio hacia el asiento que habia al lado de la ventana, donde antes se habia acurrucado para leer. Pero en el ultimo minuto decidio sentarse a la mesa que habia en medio de la sala. La mujer ya sentada alli tenia las manos cruzadas frente a ella y la mirada fija en la nada.
– Senora Houghton-murmuro Josie.
La madre de Peter se volvio.
– ?Josie?-la miro con los ojos entreabiertos, como si asi pudiera enfocar mejor.
– Lo siento mucho-susurro Josie.
La senora Houghton asintio con la cabeza.
– Bueno-empezo, e inmediatamente se detuvo, como si la frase no fuera mas que un acantilado desde el que saltar.
– ?Como va todo?-Josie deseo inmediatamente poder retirar la pregunta. ?Como pensaba que le podia ir a la madre de Peter, por el amor de Dios? Probablemente, en esos momentos estuviera ejer-ciendo todo su autocontrol para no disolverse como la espuma e irse volando por la atmosfera. Lo cual, Josie se dio cuenta, significaba que tenian algo en comun.
– No esperaba verte aqui-dijo la senora Houghton suavemente.
Por aqui no queria decir el tribunal, sino aquella sala. Con los escasos testigos que habian sido citados para defender a Peter.
Josie se aclaro la garganta para abrir paso a palabras que no habia dicho en anos, palabras que todavia tenia miedo de pronunciar delante de nadie por miedo a oir el eco.
– El es mi amigo-dijo.
– Comenzamos a correr-dijo Drew-. Era como un exodo en masa. Solo queria alejarme de la cafeteria tanto como pudiera, asi que me dirigi hacia el gimnasio. Dos de mis amigos habian oido los disparos, pero no sabian de donde venian, asi que les dije que me siguieran.
– ?Quienes eran?-pregunto Leven.
– Matt Royston y Josie Cormier-contesto Drew.
Al oir el nombre de su hija en voz alta, Alex se estremecio. Lo hacia tan…real. Tan inmediato. Drew habia localizado a Alex entre el publico de la sala y la miro directamente a ella al decir el nombre de Josie.
– ?Adonde fueron?
– Pensamos que, si llegabamos al vestuario, podriamos trepar por la ventana y alcanzar el arce y que entonces estariamos a salvo.
– ?Llegaron al vestuario?
– Josie y Matt si-dijo Drew-, pero a mi me alcanzo un disparo.
Alex escuchaba mientras la fiscal interrogaba a Drew sobre la gravedad de sus heridas y como estas habian terminado con su carrera en el hockey. Luego lo miro directamente a la cara.
– ?Conocias a Peter de antes del dia del tiroteo?
– Si.
– ?De que?
– Estabamos en el mismo curso. Todo el mundo se conoce.
– ?Eran amigos?-pregunto Leven.
Alex miro a traves de la sala a Lewis Houghton. Estaba sentado directamente detras de su hijo, sus ojos fijos en el banco. Alex tuvo una imagen fugaz de el, anos atras, abriendo la puerta de la casa cuando ella habia ido a recoger a Josie tras una tarde de juegos. «Aqui viene la jueza», habia dicho el, y se rio de su propio chiste.
– ?Eran amigos?
– No-dijo Drew.
– ?Tenias problemas con el?
Drew dudo.
– No.
– ?Alguna vez discutiste con el?-pregunto Leven.
– Probablemente intercambiamos un par de palabras-contesto Drew.
– ?Alguna vez te burlaste de e?
– A veces. Solo estabamos bromeando.
– ?Alguna vez le atacaste fisicamente?
– Cuando eramos pequenos, quiza le empuje un poquito.
Alex miro a Lewis Houghton. Tenia los ojos cerrados, apretados.
– ?Has hecho eso alguna vez en el instituto?
– Si-admitio Drew.
– ?Alguna vez has amenazado a Peter con un arma?
– No.
– ?Alguna vez amenazaste con matarle?
– No…eramos, ya sabe, solo eramos chicos.
– Gracias.-Diana Leven se sento y Alex vio como McAfee se levantaba.
Era un buen abogado, mejor de lo que ella hubiera creido. Habia montado una buena escenificacion: susurrando con Peter, poniendo la mano en el brazo del chico cuando el se molestaba por algo, tomando copiosas notas en los interrogatorios y compartiendolas con su cliente. Estaba humanizando a Peter, a pesar del hecho de que la fiscalia estaba haciendo de el un monstruo, a pesar del hecho de que la defensa aun no habia comenzado su turno.
– No tenias problemas con Peter-repitio McAfee.
– No.
– Pero el si tenia problemas contigo, ?verdad?
Drew no contesto.
– Senor Girard, tendra que responder-dijo el juez Wagner.
– A veces-concedio Drew.
– ?Alguna vez has clavado el codo en el pecho de Peter?
La mirada de Drew se deslizaba hacia los lados.
– Quiza. Por accidente.
– Ah, si. Es muy facil clavarle el codo a alguien cuando menos te lo esperas…
– Protesto…
McAfee sonrio.
– De hecho, no era un accidente, ?o si, senor Girard?
En la mesa de la fiscalia, Diana Leven levanto su lapiz y lo dejo caer al suelo. El ruido hizo que Drew mirara hacia alli y un musculo se tensiono en su mandibula.
– Solo estabamos bromeando-dijo.
– ?Alguna vez encerraste a Peter en un casillero?
– Quiza.
– ?Solo bromeando?-pregunto McAfee.
– Si.