nuevo.
– Derek, has dicho que tambien se metian contigo.
– Si.
– Tu nunca ayudaste a Peter a poner juntos una bomba casera para hacer explotar el coche de alguien, ?o si?
– No.
– Nunca ayudaste a Peter a manipular las lineas telefonicas y las computadoras del Instituto Sterling para que, una vez que comenzara el tiroteo, nadie pudiera pedir ayuda, ?o si?
– No.
– Nunca has robado armas y las has ocultado en tu habitacion, ?o si?
– No.
La fiscal se acerco un paso a el.
– Nunca has elaborado un plan, como Peter, para entrar en la escuela y matar sistematicamente a las personas que mas te han herido, ?o si, Derek?
Derek se volvio hacia Peter, para que pudiera verle los ojos cuando respondiera.
– No-dijo-. Pero a veces desearia haberlo hecho.
De vez en cuando, a lo largo de su carrera como partera, Lacy se habia topado con antiguas pacientes en la tienda de comestibles, en el banco o en el sendero de bicicletas. Le habian presentado a sus bebes, que ya tenian tres, siete, quince anos. «Mire que gran trabajo hizo», decian, como si el hecho de traer el nino al mundo tuviera algo que ver con en quien se habian convertido.
Cuando se encontro con Josie Cormier, no supo exactamente como reaccionar. Se habian pasado el dia jugando al ahorcado; la ironia de lo cual, dado el destino de su hijo, a Lacy no se le habia pasado por alto. Conocia a Josie desde que nacio; cuando era una nina pequena y companera de juegos de Peter. A causa de eso, hubo un momento en que habia llegado a odiar a Josie de una manera visceral, cosa que no parecia haberle pasado a Peter; por ser lo suficientemente cruel como para dejar a su hijo atras. Quiza Josie no hubiera sido responsable del tormento que Peter habia sufrido en la escuela y en el instituto, pero tampoco habia intervenido y, para Lacy, eso la hacia igualmente responsable.
Sin embargo, Josie Cormier habia crecido y se habia convertido en una joven despampanante, que permanecia en silencio y pensativa y que no se parecia en nada a esas chicas materialistas y vacuas, asiduas del centro comercial de New Hampshire, o que componian la elite social del Instituto Sterling; chicas que Lacy siempre habia comparado mentalmente con las aranas viuda negra, a la constante busqueda de algo que pudieran destruir. A Lacy la habia sorprendido-por lo que sabia, Josie y su novio habian sido la pareja numero uno del Instituto Sterling-que Josie la hubiera acribillado a preguntas sobre Peter: ?Estaba nervioso por el juicio? ?Era duro estar en la carcel? ?Le molestaban alli dentro?
– Deberias enviarle una carta-le habia sugerido Lacy-, estoy segura de que le gustaria saber de ti.
Pero Josie habia desviado la mirada, y entonces fue cuando Lacy se dio cuenta de que Josie en realidad no estaba interesada en Peter; solo habia intentado ser amable con Lacy.
Cuando la sesion finalizo por ese dia, a los testigos se les dijo que podian irse a casa, con la condicion de que no miraran las noticias ni leyeran los periodicos ni hablaran del caso. Lacy pidio permiso para ir al bano mientras esperaba a Lewis, que debia de estar luchando con la aglomeracion de periodistas que seguramente ocupaban el vestibulo del tribunal. Acababa de salir del retrete y estaba lavandose las manos, cuando entro Alex Cormier.
El alboroto del pasillo entro con ella, pero se corto abruptamente cuando cerro la puerta. Sus ojos se encontraron en el largo espejo sobre la hilera de lavamanos.
– Lacy-murmuro Alex.
Lacy se enderezo y agarro una toalla de papel para secarse las manos. No sabia que decirle a Alex Cormier. En ese momento, tampoco podia imaginar que ella tuviera algo que decirle.
Habia una planta en la consulta de maternidad de Lacy que habia ido muriendose paulatinamente. Sin embargo, antes de marchitarse del todo, la mitad de los brotes se habian esforzado por desafiar su destino. Lacy y Alex eran como esa planta: Alex se habia marchado con un rumbo diferente mientras que Lacy, bueno, Lacy no. Ella se habia decaido, habia marchitado, habia sucumbido bajo el peso de sus buenas intenciones.
– Lo siento-dijo Alex-. Siento que tengas que pasar por esto.
– Yo tambien lo siento-respondio Lacy.
Parecia que Alex fuera a decir algo mas, pero no lo hizo, y a Lacy se le habia agotado la conversacion. Fue a salir del bano para encontrarse con Lewis, pero entonces Alex la llamo:
– Lacy-dijo-. Yo recuerdo.
Lacy se volvio para mirarla de frente.
– A el solia gustarle la mantequilla de cacahuete en la mitad de arriba del pan y el dulce de malvavisco en la parte de abajo.-Alex sonrio un poco-. Y tenia las pestanas mas largas que yo haya visto nunca en un nino pequeno. Podia encontrar cualquier cosa que se cayera, un pendiente, una lentilla, una aguja, antes de que se perdiera para siempre.-Dio un paso hacia Lacy-. Las cosas aun existen mientras haya alguien que las recuerda, ?verdad?
Lacy miro fijamente a Alex a traves de las lagrimas.
– Gracias-susurro, y salio antes de venirse abajo completamente frente a una mujer, una extrana en realidad, que podia hacer lo que Lacy no podia: agarrarse al pasado como si fuera algo que atesorar, en lugar de rastrillarlo para encontrar indicios de fracaso.
– Josie-dijo su madre, mientras conducia de regreso a casa-, hoy en el tribunal han leido un correo electronico. Uno que Peter te habia escrito a ti.
Josie la miro, angustiada. Deberia haber caido en la cuenta de que eso saldria en el juicio; ?como podia haber sido tan estupida?
– No sabia que Courtney Ignatio lo habia mandado. Ni siquiera lo vi hasta despues de que lo vieron todos.
– Debio de ser algo humillante-dijo Alex.
– Desde luego. Toda la escuela se entero de que Peter estaba enamorado de mi.
Su madre le echo un vistazo de reojo.
– Queria decir para Peter.
Josie penso en Lacy Houghton. Habian pasado diez anos, pero Josie todavia se sorprendia de lo delgada que estaba; cuan gris tenia casi todo el cabello. Se preguntaba si el dolor podia hacer que el tiempo se acelerase, como un desperfecto en el reloj. Era increiblemente deprimente, ya que Josie recordaba a la madre de Peter como una persona que nunca usaba reloj de pulsera, alguien a quien no le importaba el desastre si el resultado valia la pena. Cuando Josie era pequena y jugaba en casa de Peter, Lacy les hacia galletas de lo que fuera que tuviera en su alacena: harina de avena, germen de trigo, ositos de gominola y dulce de malvavisco; harina de algarroba, maicena y arroz inflado. Una vez, vertio un monton de arena en el sotano para que ellos pudieran hacer castillos durante el invierno. Les dejaba dibujar en sus emparedados con colorante para comida y leche; asi, cada comida era una obra maestra. A Josie le gustaba estar en casa de Peter; era lo que ella siempre habia imaginado que se sentia siendo una familia.
Josie miraba por la ventanilla.
– Crees que fue mi culpa, ?verdad?
– No…
– ?Eso es lo que los abogados han dicho hoy? ?Que el tiroteo ocurrio porque a mi no me gustaba Peter…del modo en que yo le gustaba a el?
– No. Los abogados no han dicho eso en absoluto. La mayor parte del tiempo la defensa ha hablado del tormento que sufria Peter. Que no tenia muchos amigos.-Su madre se detuvo en un semaforo en rojo y giro, con la muneca ligeramente apoyada en el volante-. ?Por que dejaste de verte con el, de todos modos?
Ser impopular era una enfermedad contagiosa. Josie podia recordar a Peter en la escuela primaria, modelando el papel de aluminio de su sandwich del almuerzo y haciendo con el un sombrero con antenas, y llevandolo puesto por todo el patio para intentar recibir transmisiones de radio de los extraterrestres. No se daba cuenta de que la gente se reia de el. Nunca se dio cuenta.