pudiera salvar a Peter. La verdad era que, no importaba lo que dijera el doctor Wah, no importaba cuan clara fuera la explicacion del sindrome del estres postraumatico, no importaba si el jurado se compadecia completamente de Peter, Jordan habia olvidado un punto importante: siempre sentirian mas compasion por las victimas.

Diana le sonrio mientras salia de la sala.

– Buen intento-dijo.

El lugar preferido de Selena en la corte era una habitacion que habia junto a la conserjeria y que estaba llena de mapas viejos. No tenia idea de que hacian en una corte en lugar de en una biblioteca, pero le gustaba esconderse alli a veces, cuando se cansaba de ver a Jordan pavonearse delante del estrado. Durante el juicio, habia ido alli un par de veces, a amamantar a Sam en los dias en que no tenia ninera para que lo cuidara.

Ahora, guio a Lacy hasta su cielo personal y la sento frente a un mapamundi que tenia el hemisferio sur en el centro. Australia era de color morado; Nueva Zelanda, verde. Era el mapa preferido de Selena. Le gustaban los dragones rojos pintados en los mares y las furiosas nubes de tormenta en las esquinas. Le gustaban las brujulas caligrafiadas, dibujadas para indicar la direccion. Le gustaba pensar que, desde otro angulo, el mundo podia verse de una forma completamente diferente.

Lacy Houghton no habia parado de llorar, y Selena sabia que tenia que hacerlo, o la declaracion seria un desastre. Se sento a su lado.

– ?Puedo traerte algo? ?Sopa? ?Cafe?

Lacy sacudio la cabeza y se sono la nariz con un panuelo de papel.

– No puedo hacer nada para salvarle.

– Ese es el trabajo de Jordan-replico Selena aunque, a decir verdad, no podia imaginar una alternativa para Peter que no incluyera un largo tiempo en la carcel. Se estaba rompiendo la cabeza intentando pensar en algo mas que pudiera decir o hacer para tranquilizar a Lacy, justo cuando Sam se levanto y agarro la trenza de Lacy.

«Bingo».

– Lacy-le dijo Selena-, ?te importaria sujetarlo un minuto mientras busco una cosa en mi bolso?

Lacy levanto la mirada.

– ?A ti…no te molesta?

Selena sacudio la cabeza y le coloco el bebe en el regazo. Sam miro fijamente a Lacy, mientras intentaba, con diligencia, meterse un puno en la boca.

– Gah-dijo.

Una sonrisa aparecio como un fantasma en la cara de Lacy.

– Hombrecito-susurro, y levanto al bebe para poder sostenerlo mas firmemente.

– ?Permiso?

Selena se volvio y, en una rendija de la puerta entreabierta, vio la cara de Alex Cormier asomandose. Se puso en pie de inmediato.

– Su Senoria no puede entrar…

– Dejala-dijo Lacy.

Selena dio un paso atras mientras la jueza se introducia en la sala y se sentaba al lado de Lacy. Coloco una taza de plastico en la mesa y se la acerco, con una ligera sonrisa, mientras Sam agarraba su rosado dedo y tiraba de el.

– El cafe de aqui es horrible, pero te lo he traido de todas formas.

– Gracias.

Selena se movio cautelosamente detras de la pila de mapas hasta quedar tras las dos mujeres, a las que miraba con la misma perpleja curiosidad que hubiera mostrado si una leona acogiera a un impala, en lugar de comerselo.

– Lo has hecho bien alli dentro-la animo la jueza.

Lacy sacudio la cabeza.

– No lo suficiente.

– Ella no te preguntara mucho, por si eso te consuela.

Lacy levanto al bebe hasta su pecho y dio golpecitos en su espalda.

– No creo que pueda volver a entrar alli-dijo, con la voz ahogada.

– Puedes y lo haras-contesto Alex-. Porque Peter te necesita.

– Le odian. Me odian.

La jueza Cormier puso su mano sobre el hombro de Lacy.

– No todos-le dijo-. Cuando volvamos, me sentare en la primera fila. No tendras que mirar a la fiscal. Solo mirame a mi.

Selena se quedo boquiabierta. A menudo, a los testigos fragiles o a los ninos pequenos se les coloca una persona como punto de foco para hacer que declarar no les resulte tan dificil. Para hacerles sentir que, entre toda aquella gente, tienen por lo menos un amigo.

Sam encontro su pulgar y comenzo a chuparlo, quedandose dormido contra el pecho de Lacy. Selena observo a Alex estirar la mano y tocar los mechones oscuros del pelo de su hijo.

– Todo el mundo piensa que se cometen errores cuando se es joven-le dijo la jueza a Lacy-. Pero no creo que cometamos menos cuando somos adultos.

Jordan entro en la celda en la que estaba Peter, haciendo una evaluacion de los danos.

– Lo que ha pasado no nos perjudicara-anuncio-. El juez dara instrucciones al jurado para que desestimen todo ese exabrupto.

Peter estaba sentado en el banco de metal, con la cabeza en las manos.

– Peter-dijo Jordan-, ?me has oido? Se que ha sido desagradable, pero legalmente, no te afectara…

– Necesito decir por que lo hice-lo interrumpio Peter.

– ?A tu madre?-pregunto Jordan-. No puedes. Ella todavia esta aislada-dudo-. Mira, tan pronto como pueda ponerte en contacto con ella, yo…

– No. Quiero decir decirselo a todos.

Jordan miro a su cliente. Peter no tenia lagrimas en los ojos, y sus punos descansaban en el banco. Cuando levanto la mirada, ya no tenia el rostro aterrorizado del nino que se habia sentado a su lado el primer dia del juicio. Era alguien que habia crecido de la noche a la manana.

– Estamos presentando tu parte de la historia-dijo Jordan-. Solo tienes que ser paciente. Se que es dificil de creer, pero se arreglara. Estamos haciendolo lo mejor que podemos.

– No lo estamos haciendo-atajo Peter-. Tu lo estas haciendo.-Se puso de pie, caminando hacia Jordan-. Lo prometiste. Dijiste que era nuestro turno. Pero cuando lo dijiste, querias decir tu turno, ?no es asi? Nunca has tenido la intencion de que yo me levantara y les dijera a todos lo que paso en realidad.

– ?Has visto lo que le han hecho a tu madre?-respondio Jordan-. ?Tienes idea de lo que te ocurriria a ti si te sientas en ese estrado a declarar?

En ese instante, algo se rompio dentro de Peter: no fue su enojo ni su miedo oculto, sino la ultima telarana de esperanza. Jordan penso en la declaracion de Michael Beach, acerca de como era cuando la vida abandonaba el rostro de una persona. No hace falta presenciar la muerte de alguien para ver eso.

– Jordan-dijo Peter-, si voy a pasar el resto de mi vida en la carcel, quiero que escuchen mi version de la historia.

Jordan abrio la boca con la intencion de decirle a su cliente que de ninguna jodida manera, que no lo llamaria al estrado y arruinaria asi el castillo de naipes que habia creado con la esperanza de que lo absolvieran. Pero ?a quien estaba enganando? Desde luego, no a Peter.

Respiro profundamente.

– De acuerdo-dijo-, dime que es lo que vas a decir.

Diana Leven no tenia ninguna pregunta para Lacy Houghton, lo cual-Jordan lo sabia-era mas bien una bendicion. Ademas del hecho de que no habia nada que la fiscal pudiera preguntarle que no hubiera sido cubierto por el padre de Maddie Shaw. El no sabia cuanta tension mas podria resistir Lacy sin que su declaracion se

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