Cada vez que Josie pensaba en ello, su cuerpo experimentaba algun tipo de reaccion. Se le cortaba la respiracion. Todas las palabras que conocia se le quedaban petrificadas en el fondo de la garganta, como una roca que tapara la salida de una gruta.

Gracias a los sedantes, gran parte de todo aquello le parecia irreal, como si caminara sobre el suelo esponjoso de un sueno, pero en el momento en que pensaba en Matt, todo se volvia real y crudo.

Nunca mas volveria a besar a Matt.

Nunca mas volveria a oirle reir.

Nunca mas volveria a sentir la presion de su mano en su cintura, ni a leer una nota que el le hubiera colado por la rejilla de la casilla, ni a percibir los latidos de su propio corazon en su mano cuando el le desabrochaba la camisa.

Solo recordaba la mitad de las cosas, como si aquellos disparos no solo hubieran dividido su vida en un antes y un despues, sino que la hubieran despojado tambien de ciertas facultades: la capacidad de estar una hora sin verter lagrimas; la capacidad de ver el color rojo sin que se le revolviera el estomago; la capacidad para formar un esqueleto completo de la verdad a partir de los huesos desnudos de la memoria. Despues de lo sucedido, recordarlo todo seria casi una obscenidad.

Josie se sorprendio a si misma pasando, como en un estado de ebriedad, de imagenes tiernas con Matt, a pensamientos macabros. No dejaba de recordar un verso de Romeo y Julieta que la habia impresionado cuando habian estudiado la obra en noveno: «Con los gusanos que son tus doncellas». Lo habia dicho Romeo ante el cuerpo de Julieta, que parecia muerta, en la cripta de los Capuleto. Polvo eres y en polvo te convertiras. Pero antes de eso habia un monton de etapas intermedias de las que nadie hablaba nunca, y cuando las enfermeras se marcharon, Josie se encontro preguntandose en plena noche cuanto tiempo tardaba la carne en desaparecer por completo de los huesos pelados; que pasaba con la materia gelatinosa del globo ocular; si Matt ya habia dejado de parecerse a Matt. Luego se desperto gritando, rodeada de una docena de medicos y enfermeras que la sujetaban.

Si le das el corazon a alguien y luego se muere, ?se lo lleva consigo? ?Te pasas el resto de la vida con un agujero en el interior que no puede llenarse?

Se abrio la puerta de la habitacion y entro su madre.

– Bueno-dijo, con una sonrisa postiza tan amplia que le dividia la cara en dos como una linea del ecuador-. ?Preparada?

Eran solo las siete de la manana, pero a Josie ya le habian dado el alta. Asintio con la cabeza. En aquellos momentos, Josie casi la odiaba. Ella actuaba con gran entrega y preocupacion, pero era demasiado tarde; como si hubieran hecho falta aquellos disparos para despertar a la realidad de que ya no tenian absolutamente ninguna relacion. No dejaba de repetirle a Josie que si necesitaba hablar alli estaba ella, lo cual era ridiculo. Aunque Josie hubiera querido, que no queria, su madre era la ultima persona en la tierra en la que habria confiado. Ella no lo entenderia, nadie entenderia, salvo quiza los demas chicos que estaban en cama en las diferentes habitaciones de aquel hospital. Aquello no habia sido un asesinato en una calle cualquiera, que ya habria sido bastante malo. Aquello era lo peor que podia suceder: se habia producido en un lugar al que Josie deberia volver, lo quisiera o no.

Josie iba vestida con una ropa diferente a la que llevaba puesta al llegar alli, y que habia desaparecido de forma misteriosa. Nadie estaba dispuesto a decirle nada, pero Josie supuso que estaba manchada con la sangre de Matt. Habian hecho bien en tirarla: por mucho blanqueador que usaran y por muchos lavados que le dieran, Josie sabia que siempre veria las manchas.

Aun le dolia la cabeza en el punto donde se la habia golpeado contra el suelo al desmayarse. Se habia hecho un corte, y por muy poco no habia necesitado puntos de sutura, aunque los medicos habian preferido tenerla alli en observacion durante toda la noche. «?Para que?-se habia preguntado Josie-. ?Un derrame? ?Una embolia? ?Por si me suicidaba?». Al hacer Josie el gesto de levantarse, su madre acudio a su lado de inmediato, pasandole el brazo alrededor de la cintura para ayudarla. Eso le hizo pensar a Josie en cuando ella y Matt caminaban a veces por la calle en verano, con la mano del uno metida en el bolsillo trasero de los vaqueros del otro.

– Oh, Josie-dijo su madre, y asi fue como se dio cuenta de que habia empezado a llorar de nuevo. Le pasaba de una manera tan continua, que habia perdido la capacidad de percibir cuando comenzaba y cuando terminaba. Su madre le ofrecio un panuelo de papel-. ?Sabes que?, en cuanto llegues a casa empezaras a sentirte mejor. Ya lo veras.

Bueno…Desde luego peor seguro que no.

Consiguio esbozar una mueca, que podia considerarse una sonrisa si uno no se fijaba mucho, porque sabia que eso era lo que su madre necesitaba en aquellos momentos. Camino los quince pasos que la separaban de la puerta de la habitacion del hospital.

– Cuidate, tesoro-le dijo una enfermera a Josie al pasar esta por delante de los mostradores.

Otra, la que era la preferida de Josie, la que le llevaba el hielo picado, le sonrio.

– No se te ocurra volver por aqui, ?me oyes?

Josie se dirigio a paso lento al ascensor, que cada vez que levantaba la vista parecia mas lejos. Al pasar por delante de una de las habitaciones, se fijo en un nombre que le resultaba familiar en el rotulo del exterior: HALEY WEAVER.

Haley era alumna de ultimo ano, reina de la fiesta de final de curso de los ultimos dos anos. Ella y su novio Brady eran los Brad Pitt y Angelina Jolie del Instituto Sterling, papel que Josie habia creido que ella y Matt tenian grandes posibilidades de heredar una vez que Haley y Brady se hubieran graduado. Hasta las ilusas que suspiraban por la eterea sonrisa y el escultural cuerpo de Brady se habian visto obligadas a reconocer que constituia un acto de justicia poetica el hecho de que saliera con Haley, la chica mas guapa del instituto. Con su rubia melena en cascada y sus claros ojos azules, a Josie siempre le habia recordado a una hada magica, la celestial y serena criatura que desciende flotando desde las alturas para conceder los deseos de alguien.

Circulaban todo tipo de historias sobre ellos: que Brady habia renunciado a becas para jugar a futbol en varias universidades que no ofrecian estudios artisticos para Haley; que Haley se habia hecho un tatuaje con las iniciales de Brady en un sitio que nadie podia ver; que en su primera cita el habia esparcido petalos de rosa en el asiento del acompanante de su Honda. Josie, que se movia en los mismos circulos que Haley, sabia que la mayor parte de aquellas historias eran tonterias. La propia Haley habia explicado que, en primer lugar, se trataba de un tatuaje provisional, y en segundo lugar, que no habian sido petalos de rosa, sino un ramo de lilas que el habia robado del jardin de un vecino.

– ?Josie?-llamo Haley en un susurro desde dentro de la habitacion-. ?Eres tu?

Josie noto la mano de su madre que la retenia por el brazo. Pero entonces los padres de Haley, que le tapaban la vision de la cama, se apartaron.

Haley tenia la mitad derecha del rostro cubierta de vendajes, y la parte correspondiente de la cabeza afeitada al cero. Tenia la nariz rota, y el ojo visible enrojecido. La madre de Josie respiro hondo, sin hacer ruido.

Josie entro en la habitacion, forzandose a sonreir.

– Josie-dijo Haley-. Las mato a los dos. A Courtney y a Maddie. Y luego me apunto a mi, pero Brady se puso delante.-Le cayo una lagrima por la mejilla que no estaba vendada-. Ya sabes, la gente siempre dice que haria eso por ti…

Josie se puso a temblar. Le queria hacer a Haley un monton de preguntas, pero le castaneteaban tanto los dientes, que no consiguio emitir una sola palabra. Haley la tomo de la mano, y Josie se sobresalto. Queria que la soltara. Queria hacer como si nunca hubiera visto asi a Haley Weaver.

– Si te pregunto una cosa-prosiguio Haley-, ?me prometes que me diras la verdad?

Josie asintio con la cabeza.

– Mi cara-susurro-. Esta destrozada, ?verdad?

Josie miro a Haley al ojo sano.

– No-dijo-. Esta bien.

Ambas sabian que no estaba diciendo la verdad.

Josie dijo adios a Haley y a sus padres, agarro la mano de su madre y salio a toda prisa hacia el ascensor, aunque cada paso que daba le retumbaba en el fondo de las retinas como un trueno. De repente se acordo de cuando habian estudiado el cerebro en clase de ciencias naturales. Les contaron que un hombre cuyo cerebro habia sido atravesado por una barra de acero se habia puesto a hablar en portugues, una lengua que no habia estudiado jamas. Tal vez asi seria en el caso de Josie a partir de aquel momento. Tal vez, a partir de entonces, su

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