Raven Napalm, solista de Death Wish, ofrecio una conferencia de prensa la pasada noche.
En la pantalla aparecio de pronto un joven con una cresta negra, sombra de ojos dorada y cinco piercings en forma de aro en el labio inferior, delante de un grupo de microfonos.
– Vivimos en un pais en el que los chicos americanos estan muriendo porque los enviamos al otro lado del mar a matar a la gente por petroleo. Y, en cambio, cuando un pobre chaval alterado que es incapaz de apreciar la belleza de la vida va y actua erroneamente, dejandose llevar por la rabia y disparando en un colegio, la gente se pone a senalar con el dedo a la musica heavy-metal. El problema no esta en la letra de las canciones, sino en el tejido social.
El rostro de Ann Curry volvio a ocupar por entero la pantalla.
– Iremos sabiendo mas cosas de la tragedia de Sterling a medida que vayan produciendose las noticias. Por lo que respecta a la informacion nacional, el pasado miercoles el Senado no aprobo el proyecto de ley sobre control de armas, aunque el senador Roman Nelson apunta a que no se trata del capitulo final en esta lucha. Hoy le tenemos con nosotros desde Dakota del Sur. ?Senador?
A Peter le parecio que no habia pegado ojo en toda la noche, pero en cualquier caso no oyo al funcionario de prisiones cuando se acerco hasta su celda, y se sobresalto al oir el chirrido de la puerta de metal al abrirse.
– Eh-dijo el guardian, que le tiro algo a Peter-. Ponte esto.
El sabia que aquel dia iban a llevarlo al juzgado, asi se lo habia dicho Jordan McAfee. Penso que le daban un traje, o algo asi. ?Acaso la gente no iba siempre vestida con traje cuando se presentaban ante el tribunal, aunque vinieran directamente de la carcel? Se suponia que era para granjearse la simpatia publica. Asi lo habia visto el en la television.
Pero lo que le dieron no era ningun traje. Era un chaleco antibalas.
En la celda de espera, ubicada bajo los juzgados, Jordan encontro a su cliente tumbado de espaldas en el suelo, protegiendose los ojos con el brazo. Peter llevaba puesto un chaleco antibalas, un mensaje mudo que decia que todos cuantos atestaban la sala aquella manana tenian deseos de matarle.
– Buenos dias-dijo Jordan, y Peter se incorporo.
– O no-mascullo.
Jordan no replico. Se inclino acercandose un poco mas a los barrotes.
– Te cuento el plan. Te han imputado diez cargos de asesinato en primer grado y diecinueve cargos de intento de asesinato en primer grado. Voy a renunciar a la lectura de las reclamaciones, ya iremos con eso de forma individual en algun momento. Lo que tenemos que hacer ahora es entrar ahi y presentar una declaracion de no culpabilidad. No quiero que digas ni una palabra. Si tienes alguna pregunta que hacerme, me la dices en voz baja. Durante la proxima hora, y a todos los efectos, eres mudo. ?Lo has entendido?
Peter lo miraba con fijeza.
– Perfectamente-dijo con hosquedad.
Pero Jordan miraba las manos de su cliente. Le temblaban.
Entre el cumulo de cosas que se llevaron de la habitacion de Peter Houghton habia:
Una computadora portatil Dell.
CD de juegos: Mortal Kombat; Grand Theft Auto 2.
Tres posters de fabricantes de armas.
Tubos de diferentes medidas.
Libros:
DVD:
Un anuario del Instituto Sterling con algunos de los rostros senalados con un circulo en negro. Junto a uno de los rostros, marcado con una X, las palabras: DEJAR QUE VIVA bajo la foto. El pie de foto identificaba a la chica como Josie Cormier.
La chica hablo en voz tan baja que el microfono que colgaba sobre su cabeza como una pina apenas era capaz de recoger los hilos enmaranados de su voz.
– La clase de la senora Edgar estaba justo al lado de la del senor McCabe, y a veces podiamos oirles cuando movian las sillas o respondian en voz alta-decia-. Pero aquella vez oimos gritos. La senora Edgar empujo su mesa hasta ponerla contra la puerta y nos dijo a todos que nos fueramos a la otra punta del aula, junto a las ventanas, y que nos sentaramos en el suelo. Los disparos sonaban como palomitas. Y entonces…-Se detuvo y se seco los ojos-. Y entonces dejaron de oirse los gritos.
Diana Leven no esperaba que el autor de los disparos fuera tan joven. Peter Houghton estaba esposado y encadenado, y llevaba el traje naranja de los reclusos y un chaleco antibalas, pero aun tenia la afrutada piel de las mejillas propia de un chico que todavia no ha llegado al final de la pubertad, y habria apostado algo a que todavia no se afeitaba. Tambien los anteojos la inquietaron. La defensa trataria de sacarle todo el partido posible a esa baza, de eso estaba segura, alegando que un miope no podia ser buen tirador.
Las cuatro camaras que el juez del tribunal del distrito habia aceptado como representantes de las cadenas televisivas (ABC, CBS, NBC y CNN) cobraron vida con un zumbido, cual cuarteto
Jordan McAfee, un abogado que a Diana no le gustaba mucho desde un punto de vista personal pero que reconocia de mala gana que era condenadamente bueno haciendo su trabajo, se inclino hacia su cliente en el momento en que Peter llego a la mesa de la defensa. El alguacil se levanto:
– En pie-proclamo-: Su Senoria el juez Charles Albert.
El juez Albert entro de prisa en la sala, en medio del frufru de la toga.
– Pueden sentarse-dijo-. Peter Houghton-anadio, volviendose hacia el acusado.
Jordan McAfee se puso de pie.
– Su Senoria, renunciamos a la lectura de los cargos. Es nuestra intencion solicitar la no culpabilidad para todos ellos. Pedimos que la probable vista de la causa se aplace hasta dentro de diez dias.
Diana no se llevo ninguna sorpresa: ?por que iba a querer Jordan que el mundo entero escuchara como se acusaba a su cliente de diez cargos individuales de asesinato en primer grado? El juez se volvio hacia ella.
– Senora Leven, el codigo dictamina que un acusado sobre el que pesa alguna acusacion de asesinato en primer grado, de varias en este caso, sea retenido sin posibilidad de fianza. Supongo que no vera ningun problema en ello.
Diana reprimio una sonrisa. El juez Albert, Dios le bendijera, se las habia arreglado para aludir a los cargos de una forma u otra.
– Me parece correcto, Su Senoria.
El juez asintio con un gesto de cabeza.
– Bien, senor Houghton. Debera usted seguir en prision preventiva.
El proceso entero habia durado menos de cinco minutos, por lo que el publico no debia de estar muy satisfecho. Querian sangre, venganza. Diana vio que Peter Houghton daba un traspie entre los dos ayudantes del sheriff que le llevaban; luego se volvio hacia su abogado una ultima vez con una pregunta en los labios, que no llego a proferir. La puerta se cerro tras el, y Diana tomo su maletin y salio de la sala, para encontrarse con las camaras de television.
Se planto delante de un ramillete de microfonos.
– Peter Houghton ha sido acusado de diez cargos de asesinato en primer grado y de diecinueve cargos de intento de asesinato en primer grado, asi como de otros cargos relacionados con la tragedia y que tienen que ver con la posesion ilegal de explosivos y armas de fuego. Las normas de la profesion judicial nos impiden hablar de las pruebas en estos momentos, pero la comunidad puede estar segura de que estamos llevando este caso con toda energia, de que hemos estado trabajando noche y dia en colaboracion con nuestros investigadores para garantizar la obtencion de las pruebas necesarias, asi como de su custodia y gestion adecuadas para que esta incalificable tragedia no quede sin respuesta.