lengua materna seria una sarta de mentiras.
Cuando Patrick volvio al Instituto Sterling a la manana siguiente, los detectives que se encargaban de examinar la escena del crimen habian convertido las paredes del centro en una enorme tela de arana. A partir del lugar en el que habian sido halladas las victimas, un cumulo de lineas irradiaban del punto en el que Peter Houghton habia hecho un alto lo suficientemente prolongado como para disparar, antes de seguir adelante. Las cuerdas se entrecruzaban en determinados puntos: la cuadricula del panico, la grafica del caos.
Se quedo unos momentos de pie, en el centro de toda aquella confusion, observando como los tecnicos tejian la cuerda a traves de los pasillos y entre bancos y casilleros, hasta entrar por diferentes puertas. Imagino lo que debia de haber sido correr ante el sonido de los disparos, notar los empellones de los demas detras de ti como una marea humana, saber que tu no corres mas que una bala. Darte cuenta demasiado tarde de que estas atrapado, de que eres la presa de la arana.
Patrick se abrio paso con tiento a traves de la tela, procurando no molestar a los tecnicos en su trabajo. Despues el utilizaria lo que ellos estaban haciendo para corroborar las versiones de los testigos. De los mil veintiseis testigos.
A la hora del desayuno, la programacion de las tres emisoras locales de noticias estaba dedicada a la lectura del acta de acusacion de Peter Houghton que tenia lugar aquella manana. Alex estaba de pie delante del televisor de su dormitorio, con una taza de cafe entre las manos, observando la imagen de fondo que aparecia por detras de los ansiosos reporteros: su antiguo lugar de trabajo, la sala del tribunal del distrito.
Josie estaba durmiendo el sueno sin interrupciones ni suenos de los sedados. Para ser del todo sincera, Alex tambien necesitaba un espacio de tiempo a solas consigo misma. ?Quien habria podido imaginar que una mujer que habia adquirido tal maestria en el arte de adoptar un rostro publico encontraria tan agotador, desde un punto de vista emocional, mantener la compostura tanto rato delante de su propia hija?
Tenia ganas de sentarse y beber hasta emborracharse. De cubrirse la cara con las manos y echarse a llorar por su buena suerte: tenia a su hija alli mismo, a dos puertas de distancia. Al cabo de un rato podrian desayunar juntas. ?Cuantos padres en aquella ciudad, al despertar aquella manana, comprenderian que eso ya no iba a ser posible para ellos?
Alex apago el televisor. No queria poner en riesgo su objetividad como futura jueza del caso escuchando lo que dijeran los medios de comunicacion.
Sabia que habria criticas, personas que dirian que, dado que su hija iba al Instituto Sterling, Alex debia ser apartada del caso. Si Josie hubiera recibido algun disparo, habria sido del mismo parecer. Si Josie hubiera seguido siendo amiga de Peter Houghton, Alex habria sido la primera en recusarse a si misma. Pero tal como estaban las cosas, el juicio de Alex no era menos objetivo que el de cualquier otro juez que viviera en la zona, o que conociera a algun alumno del centro, o que tuviera un hijo adolescente. Era algo que sucedia de continuo con los letrados de la region: al final, siempre habia algun conocido que acababa en el tribunal donde trabajaban. Cuando Alex era jueza de tribunal de distrito y la ubicacion fisica de su trabajo era rotatoria, se veia frente a frente con personas a las que habia conocido en su vida personal: el cartero al que habian sorprendido con marihuana en el coche; un altercado domestico entre su mecanico y su esposa. Siempre que la disputa no involucrara a Alex de una forma personal, era perfectamente legal, e incluso preceptivo, que fuera ella la que llevara el caso. Lo unico que habia que hacer en tales circunstancias era mantenerse al margen. Se era el juez, y nada mas. Tal como lo veia Alex, el caso de los disparos en el instituto pertenecia a la misma categoria, solo que elevada un grado. Es mas, hubiera argumentado Alex, en un caso con una cobertura mediatica como aquella, para garantizar una maxima imparcialidad con respecto al agresor, lo mejor era alguien con un pasado de abogada defensora como el suyo. Y cuanto mas lo pensaba, con mayor firmeza se convencia Alex de que no podria hacerse justicia sin su participacion, y mas absurdo le parecia que alguien pudiera sugerir que ella no era la mejor jueza posible para el caso.
Dio otro sorbo de cafe y fue de puntillas desde su dormitorio hasta el de Josie. Pero la puerta estaba abierta, y su hija no estaba en la cama.
– ?Josie?-llamo Alex, presa del panico-. Josie, ?donde estas?
– Aqui abajo-respondio Josie, y Alex noto que se deshacia el nudo que se habia hecho en su interior. Bajo la escalera y encontro a Josie sentada a la mesa de la cocina.
Llevaba falda, panties y un sueter negro. Tenia el pelo aun mojado de la ducha, y habia intentado protegerse el vendaje de la frente con una cinta para el flequillo. Levanto la vista hacia Alex.
– ?Tengo buen aspecto?
– ?Para que?-pregunto Alex, atonita. ?No pretenderia ir a clase? Los medicos le habian dicho a Alex que era posible que Josie no llegara a recuperar la memoria de los minutos en que se habian producido los disparos, pero ?era posible que hubiese borrado tambien de su mente el hecho de que hubieran sucedido?
– Para la sesion en el juzgado-dijo Josie.
– Cielo, ni hablar siquiera de acercarte hoy por alli.
– Tengo que ir.
– No vas a ir-dijo Alex de modo terminante.
Josie murmuro en voz baja:.
– ?Por que no?
Alex abrio la boca para contestar, pero no pudo decir nada. No era una cuestion de logica, era puro instinto visceral: no queria que su hija volviera a revivir toda aquella experiencia.
– Porque lo digo yo-replico por fin.
– Eso no es ninguna respuesta-la acuso Josie.
– Se muy bien lo que haran los medios de comunicacion si te ven hoy por los juzgados-dijo Alex-. Durante la lectura del acta de acusacion no va a suceder nada que vaya a suponer una sorpresa para nadie, y en estos momentos no quiero perderte de vista.
– Pues entonces ven conmigo.
Alex sacudio la cabeza en senal de negacion.
– No puedo, Josie-dijo con suavidad-. A mi me tocara juzgar el caso.
Vio que Josie se ponia palida, y comprendio que hasta ese momento Josie no habia pensado en ello. El juicio, por si mismo, iba a levantar un muro aun mas alto entre ambas. Como jueza habria informacion que no podria compartir con su hija, y para esta supondria una falta de confianza. Mientras Josie estuviera luchando por superar aquella tragedia, Alex estaria metida en ella hasta el cuello. ?Por que habia pensado tanto en el hecho de ser la jueza de aquel caso, y tan poco en lo mucho que podia afectar a su hija? En aquellos momentos, lo que menos le importaba a Josie era que su madre fuese una jueza justa. Lo unico que queria, lo unico que necesitaba, era una madre. Y la maternidad, a diferencia del derecho, nunca se le habia dado muy bien a Alex.
De repente, penso en Lacy Houghton, una madre que en aquellos momentos estaba en un circulo del infierno por completo diferente. Ella habria agarrado de la mano a Josie con toda sencillez y se habria sentado con ella. Habria sabido mostrarse accesible y compasiva en lugar de artificiosa. Pero Alex, que nunca habia sido una madre de estilo matriarcal, tuvo que retrotraerse anos en su memoria para recordar algun momento de especial comunicacion, algo que Josie y ella hubieran hecho alguna vez y que pudiera funcionar otra vez para mantenerlas unidas.
– ?Por que no vas arriba a cambiarte, y luego nos ponemos a hacer crepes? A ti te gustaban mucho.
– Si, cuando tenia cinco anos…
– ?Galletas de chocolate, entonces?
Josie se quedo mirando a Alex, pestaneando.
– ?Has fumado algo?
Alex se sintio ridicula, pero estaba desesperada por demostrarle a Josie que podia cuidar de ella y lo haria, y que el trabajo era una cuestion secundaria. Se levanto y abrio varios armarios, hasta dar con un juego de Scrabble.
– Bueno, ?y que me dices de esto?-dijo Alex, sosteniendo la caja entre las manos-. Apuesto a que eres incapaz de derrotarme.
Josie paso junto a ella, empujandola ligeramente.
– Tu ganas-dijo con voz opaca, y salio de la cocina.