mayor parte de los dientes. Lanzo una mirada a la falda y la blusa de Lacy.

– ?Primera vez que esta aqui?-le pregunto.

Lacy asintio con un gesto. Esperaban en una sala alargada, sentadas en dos sillas contiguas de una fila de ellas. Ante los pies tenian una linea roja divisoria, tras la cual habia otra fila de sillas encaradas a las suyas. Reclusos y visitantes se sentaban uno enfrente de otro, como ante un espejo, y hablaban en plan taquigrafico. La mujer sentada junto a Lacy le sonrio.

– Se acostumbrara-le dijo.

Cada dos semanas, los padres de Peter, uno de ellos por vez, disponian de una hora para visitar a su hijo. Lacy llevaba una cesta llena de bollos y tartas hechos en casa, revistas, libros…todo cuanto habia pensado que podia servirle de algo a Peter. Pero el funcionario penitenciario que le habia hecho firmar en el libro de registro de las visitas le habia confiscado todo lo que llevaba. No podia darle cosas cocinadas. Ni tampoco material de lectura; no hasta que lo hubiera examinado el personal de la carcel.

Un tipo con la cabeza rapada y los brazos recubiertos de tatuajes en toda su extension se dirigio hacia la mujer del lado de Lacy. Se estremecio. ?Era una esvastica lo que llevaba grabado en la frente?

– Hola, mama-mascullo el hombre, y Lacy pudo comprobar como los ojos de la mujer que tenia a su lado penetraban mas alla de los tatuajes, la cabeza rapada y el traje naranja y veian al nino pequeno que atrapaba renacuajos en una charca detras de su casa. «Todo el mundo-penso Lacy-es hijo de alguien».

Aparto la mirada de aquel encuentro y vio que conducian a Peter hacia ella. Durante un instante se le encogio el corazon. El chico estaba extremadamente delgado, y sus ojos tras los lentes parecian vacios. Pero arrincono sus sentimientos y le ofrecio una esplendida sonrisa. Haria como si no le importara lo mas minimo ver a su hijo ataviado con el atuendo penitenciario; como si no hubiera tenido que quedarse un rato sentada en el coche para luchar contra un ataque de panico despues de llegar al estacionamiento de la prision; como si fuera lo mas normal del mundo estar rodeada de traficantes de droga y de violadores mientras le preguntaba a su hijo si le daban bastante de comer.

– Peter-dijo, estrechandolo entre sus brazos.

A el le costo unos segundos, pero acabo devolviendole el abrazo. Ella hundio el rostro en su cuello, como solia hacer cuando era un bebe y le entraban ganas de comerselo. Pero aquel no era el olor de su hijo. Por un momento, alimento el sueno imposible de que todo aquello fuera un error, «?Peter no esta en la carcel! ?Este es el desgraciado hijo de otra!», pero entonces se dio cuenta de cual era la diferencia. El champu y el desodorante que le proporcionaban alli no eran los mismos que los que utilizaba en casa. Aquel Peter tenia un olor mas fuerte, mas basto.

De pronto, noto una palmada en el hombro.

– Senora-dijo el vigilante-, sera mejor que lo suelte ya.

«Si fuese asi de sencillo», penso Lacy.

Se sentaron uno a cada lado de la linea roja.

– ?Estas bien?-le pregunto.

– Aun sigo aqui.

El modo en que lo dijo, como si hubiera esperado que para entonces hubiera tenido que ser totalmente diferente, hizo que Lacy se estremeciera. Le parecio como si no estuviera refiriendose a salir bajo fianza, y la alternativa, la idea de que Peter pudiera suicidarse, era algo que no le cabia en la cabeza. Noto que se le hacia un nudo en la garganta, y de pronto se vio haciendo precisamente aquello que se habia prometido a si misma que no haria: se echo a llorar.

– Peter-dijo en un susurro-. ?Por que?

– ?Estuvo la policia en casa?-pregunto Peter.

Lacy asintio con un gesto. Parecia como si eso hubiera sucedido hacia mucho tiempo.

– ?Entraron en mi habitacion?

– Traian una orden de registro…

– ?Se llevaron mis cosas?-exclamo Peter; la primera emocion que veia en el-. ?Les dejaste que se llevaran mis cosas?

– ?Que querias hacer con todo aquello?-musito-. Con aquellas bombas. Aquellas armas…

– Tu no lo entenderias.

– Pues explicamelo, Peter-dijo con voz quebrada-. Explicamelo.

– No he podido hacer que lo entendieras en diecisiete anos, mama. ?Por que iba a ser diferente ahora?-Se le torcio el gesto-. No se ni siquiera por que te has molestado en venir.

– Para verte…

– Pues mirame-grito Peter-. ?Por que no me miras de una puta vez?

El chico se llevo las manos a la cara, mientras los estrechos hombros se le arqueaban al sonido de un sollozo.

Asi que todo se reducia a eso, penso Lacy: veias al extrano que tenias delante y decidias, categoricamente, que aquel ya no era tu hijo. O bien procurabas encontrar los restos de tu hijo que todavia pudieran quedar en aquel en que se habia convertido.

?Habia posibilidad de eleccion, realmente, si eras una madre?

La gente podia decir que los monstruos no nacian, sino que se hacian. La gente podia criticarle sus dotes de madre, senalar con el dedo algunos momentos en los que Lacy le habia fallado a Peter siendo demasiado laxa o demasiado estricta, por exceso o por defecto. La ciudad de Sterling podia analizar hasta el minimo detalle lo que ella habia hecho con su hijo, pero ?y lo que habia hecho por el? Era muy facil sentirse orgulloso del chico que le salia a uno bien. Que sacaba sobresalientes y era bueno jugando a baloncesto. Un chico al que todo el mundo queria sin esfuerzo. Pero cuando la naturaleza del afecto se ponia a prueba era cuando se era capaz de encontrar algo que amar en un chico al que todos odiaban. ?Y si las cosas que ella habia hecho o dejado de hacer con respecto a Peter eran un criterio de medida erroneo? ?No era como ponerle una prueba a su maternidad y ver como se comportaba ella a partir de aquel espantoso momento?

Se inclino por encima de la linea roja hasta que pudo abrazar a Peter. No le importaba si estaba permitido o no. Que vinieran los guardias a separarla, pero mientras tanto, Lacy no tenia la menor intencion de soltar a su hijo.

En el video captado por la camara de vigilancia del comedor del instituto, se veia a los alumnos llevando bandejas, haciendo los deberes y charlando, y a Peter que entraba en la gran sala con una pistola en la mano. Se producia una sucesion de disparos y un gran griterio. Saltaba una alarma antiincendios. Cuando todo el mundo empezaba a correr, el volvia a disparar, y esta vez caian abatidas dos chicas. En su afan por escapar, otros alumnos pasaban por encima de ellas.

Cuando los unicos que quedaban en el comedor eran Peter y las victimas, el se paseaba por entre las mesas, supervisando su obra. Pasaba de largo junto a uno de los chicos a los que acababa de disparar y que yacia en medio de un charco de sangre encima de un libro, pero en cambio se entretenia en recoger un iPod que alguien se habia dejado encima de una mesa y se ponia los auriculares en las orejas, para, acto seguido, apagarlo y volver a dejarlo donde estaba. Pasaba la pagina de un cuaderno abierto y luego se sentaba delante de una bandeja intacta y depositaba la pistola en ella. Abria una caja de cereales y vertia el contenido en un tazon de plastico. Anadia leche de un envase abierto y se comia el tazon entero antes de levantarse otra vez, volver a empunar la pistola y salir del comedor.

Era la cosa mas escalofriante y premeditada que Patrick habia visto en su vida.

Miro el plato con la cena que se habia preparado, y se dio cuenta de que habia perdido el apetito. Dejandolo a un lado, encima de un monton de periodicos viejos, rebobino el video y se obligo a verlo una vez mas.

Cuando sono el telefono, descolgo, distraido por la vision de Peter en la pantalla de su televisor.

– ?Si!

– Bueno, saludos para ti tambien-dijo Nina Frost.

Se ablando nada mas oir su voz. Cuesta desprenderse de los habitos adquiridos.

– Perdona. Es que estaba ocupado.

– Ya me imagino. No se habla de otra cosa. ?Como lo llevas?

– Bueno, ya sabes, como siempre-dijo, cuando lo que en realidad habria querido decir era que no podia dormir por las noches, que veia las caras de las victimas cada vez que cerraba los ojos, que tenia en la punta de

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