Josie se dejo caer en una silla y cerro los ojos. No sabria explicarlo, pero lo de menos era que ella, Josie, no fuera a estar en casa en todo el dia…Se habia imaginado sin embargo que su madre si estaria, sentada, esperandola, por si acaso. Y ahora se daba cuenta de que eso era una tonteria. ?O no? Si nunca habia sido asi, ?por que iba a ser ahora diferente?
«Porque lo es-susurro una voz en la cabeza de Josie-. Todo lo demas es diferente».
– He reorganizado mi agenda para poder ir a buscarte a la salida del colegio. Y si hubiera algun problema…
– Si, ya. Llamo a tu asistente. O lo que sea.
Alex se sento enfrente de ella.
– Carino, ?que esperabas?
Josie levanto la vista.
– Nada. Hace mucho que deje de esperar nada.-Se levanto-. Se te estan quemando los crepes-dijo, y se volvio arriba, a su habitacion.
Hundio la cara en la almohada. No sabia que demonios le pasaba. Era como si, despues de aquello, hubiera dos Josies, la nina pequena que seguia aferrandose a la esperanza de que todo fuera una pesadilla, que pudiera no haber sucedido nunca, y la persona realista que se sentia tan mal que arremetia contra quien estuviera a su alcance. El problema era que Josie no sabia cual de las dos se impondria a la otra en un momento determinado. Y encima ahi estaba su madre, por el amor de Dios; incapaz de freir un huevo y poniendose ahora a hacerle crepes a Josie antes de que se fuera al colegio. Cuando era mas pequena, a veces se imaginaba viviendo en un hogar en el que tu madre, el primer dia de escuela, te ha preparado una mesa con un despliegue de huevos con tocino y jugo de naranja, para comenzar el dia como es debido…en lugar de un elenco de cajas de cereales y una servilleta de papel. Bueno, pues ahora ya tenia lo que deseaba, ?no? Una madre que se sentaba en el borde de su cama cuando Josie tenia ganas de llorar, una madre que habia abandonado temporalmente el trabajo que era su vida para velar por ella. ?Y como respondia Josie? Apartandola de un empujon. Haciendo todas las pausas entre palabra y palabra le dijo mentalmente: «Nunca te importo lo mas minimo nada de lo que pasaba en mi vida cuando no habia nadie mirando, asi que no creas que ahora te va a ser tan facil».
Josie oyo de pronto el ruido del motor de un coche que se detenia en el camino de entrada. «Matt», penso, antes de poder darse cuenta; y para entonces todos los nervios del cuerpo se le habian tensado hasta alcanzar el limite del dolor. Ahora se daba cuenta de que no habia pensado en como iba a llegar hasta el colegio…Matt siempre la recogia de camino alla. Su madre la llevaria, claro. Pero Josie se preguntaba como era que no habia pensado antes en todas aquellas cuestiones logisticas. ?Porque no se atrevia? ?Porque no queria?
Desde la ventana de su habitacion vio a Drew Girard apearse de su maltratado Volvo. Para cuando bajo a abrirle la puerta, su madre habia salido tambien de la cocina. Llevaba el detector de humos en la mano, sacado de su enclave de plastico en el techo.
A Drew le daba el sol, y se protegia los ojos haciendose visera con la mano libre. El otro brazo lo llevaba todavia en cabestrillo.
– Deberia haber llamado.
– Da igual-dijo Josie, que se sentia mareada. Se dio cuenta de que los pajaros habian regresado del lugar, cualquiera que fuera, al que se habian marchado en invierno.
Drew paso la mirada de Josie a su madre.
– Se me ocurrio que, bueno, yo que se, que igual necesitaba que la llevasen.
De repente Matt estaba alli con ellos. Josie podia sentir sus dedos en la espalda.
– Gracias-dijo su madre-, pero yo la acompanare hoy.
El monstruo se desenrosco en el interior de Josie.
– Prefiero ir con Drew-dijo, recogiendo la mochila que habia dejado colgada del poste de la barandilla de la escalera-. Nos vemos a la salida.
Sin volverse siquiera a ver la expresion de su madre, Josie corrio a meterse en el coche, que refulgia como un santuario.
Dentro, espero a que Drew le diera al contacto y saliera del camino de entrada.
– ?Tus padres tambien estan asi?-le pregunto Josie, cerrando los ojos mientras el coche ganaba velocidad, calle abajo-. ?Sin dejarte respirar?
Drew la miro.
– Pse.
– ?Has hablado con alguien?
– ?De la policia?
Josie nego con la cabeza.
– De nosotros.
El redujo la velocidad.
– He ido al hospital a ver a John un par de veces-dijo Drew-. No recordaba mi nombre. No recuerda palabras como «tenedor», o «cepillo» o «escalera». Yo no sabia que hacer, me sentaba alli con el, le contaba idioteces, como quien habia ganado los ultimos partidos de los Bruins de Boston, cosas asi…Pero mientras, no podia dejar de preguntarme si el ya sabe que no podra volver a andar.-En un semaforo en rojo, Drew se volvio hacia ella-. ?Por que el y no yo?
– ?Que?
– ?Por que habremos sido los afortunados?
Josie no supo que contestarle. Miro por la ventanilla, haciendo como que se sentia fascinada por un perro que tiraba de su dueno en lugar de ser al contrario.
Drew detuvo el coche en el estacionamiento del colegio Mount Lebanon. Junto al edificio estaba el patio de recreo. Despues de todo, habia sido una escuela de ensenanza primaria, e incluso despues de reconvertirse en centro administrativo, los chicos del vecindario aun seguian yendo a jugar con las barras y los columpios. Delante de la puerta principal del colegio estaban el director del instituto y una fila de padres, llamando en voz alta a los alumnos y dandoles animos al entrar en el edificio.
– Tengo algo para ti-dijo Drew, que busco detras del asiento y saco una gorra de beisbol que Josie reconocio. Si alguna vez habia tenido alguna inscripcion bordada, hacia tiempo que se habia deshilachado. El borde estaba desgastado y enrollado como un zarcillo. Se la dio a Josie, que paso el dedo con suavidad por la costura interior.
– Se la dejo en mi coche-le explico Drew-. Se la iba a dar a sus padres, pero despues se me ocurrio que a lo mejor tu la querrias.
Josie asintio con la cabeza, mientras las lagrimas resbalaban por sus mejillas.
Drew apoyo la frente contra el volante. Josie tardo unos segundos en comprender que el tambien estaba llorando.
Le puso la mano en el hombro.
– Gracias-consiguio articular, y se encasqueto la gorra de Matt en la cabeza. Abrio la puerta del coche y saco la mochila del asiento trasero, pero en lugar de dirigirse a la entrada principal del colegio, cruzo la verja oxidada que rodeaba el patio de recreo. Se metio en el cajon de arena y se quedo mirando las huellas de sus zapatos, preguntandose cuanto tardarian el viento o las inclemencias del tiempo en hacerlas desaparecer.
Alex se habia disculpado dos veces para ausentarse de la sala del tribunal y llamar al movil de Josie, a pesar de saber que esta lo tenia apagado durante las horas de clase. El mensaje que habia dejado era el mismo en ambas ocasiones: «Soy yo. Solo queria saber si todo va bien».
Alex le dijo a su asistente, Eleanor, que si llamaba Josie la avisara. Llamara para lo que llamase.
Se sentia aliviada de volver al trabajo, aunque tenia que hacer grandes esfuerzos para prestar la debida atencion al caso que se le presentaba. Habia una demandada en el estrado que alegaba no tener ni idea del funcionamiento del sistema juridico.
– No comprendo el proceso del tribunal-dijo la mujer, volviendose hacia Alex-. ?Puedo marcharme ya?
El fiscal estaba a mitad de su contrainterrogatorio.
– En primer lugar, ?por que no le cuenta a la jueza Cormier la razon por la que visito el tribunal la ultima vez?
La mujer dudo.