hipotermia no podia ser peor que el lento despellejamiento que le reservaban Diana Leven y la oficina del fiscal del distrito en el tribunal.

Fuera cual fuese la pequena esperanza que habia albergado Jordan al descubrir una defensa valida (aunque fuese una defensa que jamas se habia presentado antes ante un juez), se habia visto seriamente mermada durante las semanas posteriores a la vista preliminar por la documentacion que habia ido recibiendo de la oficina del fiscal del distrito: montones de papeles, fotos y pruebas. Despues de ver toda aquella informacion, era dificil imaginar que a un jurado le importara mucho por que Peter habia matado a diez personas; sencillamente, lo habia hecho.

Jordan se pellizco el arco de la nariz, entre los ojos.

– O sea que coleccionabas armas-repitio-. Supongo que debias de almacenarlas debajo de la cama hasta que pudieras hacerte con una bonita vitrina para exponerlas.

– ?No me cree?

– La gente que colecciona armas no las esconde. La gente que colecciona armas no tiene listas negras con fotos marcadas con rotulador.

La transpiracion perlaba de gotitas la frente de Peter, y alrededor del cuello de su uniforme penitenciario. Apretaba los labios.

Jordan se inclino hacia adelante.

– ?Quien es la chica a la que tachaste de la lista?

– ?Que chica?

– La de las fotos. Primero la senalaste con un circulo, pero luego anotaste: DEJAR QUE VIVA.

Peter miro hacia otro lado.

– Es solo que la conocia.

– ?Como se llama?

– Josie Cormier.-Peter vacilo, y luego miro a Jordan de nuevo-. Esta bien, ?verdad?

«Cormier», penso Jordan. La unica Cormier a la que conocia era la jueza que tenia asignado el caso de Peter.

«No podia ser».

– ?Por que?-pregunto-. ?Es que la heriste?

Peter nego con la cabeza.

– Eso es una pregunta capciosa.

?Habia algo que Jordan desconociera?

– ?Era tu novia?

Peter sonrio, pero la sonrisa no se reflejo en su mirada.

– No.

Jordan habia estado alguna que otra vez en el tribunal del distrito con la jueza Cormier. Le gustaba. Era dura, pero justa. En realidad, era la mejor jueza que Peter podia desear para su caso: la alternativa como juez supremo de Tribunal Superior era el juez Wagner, un hombre muy mayor, y que barria hacia la acusacion. Josie Cormier no se contaba entre las victimas del tiroteo, pero ese no era el unico argumento que podia esgrimirse en contra de la designacion de la jueza Cormier para presidir el juicio. De repente, Jordan penso en una posible manipulacion de los testigos, en las cien cosas que podian ir mal. Se preguntaba como enterarse de lo que Josie Cormier sabia sobre lo sucedido, sin que nadie descubriera que habia estado indagando.

Se preguntaba que sabria ella que pudiera favorecer a la causa de Peter.

– ?Has hablado con ella desde que estas aqui?-dijo Jordan.

– Si hubiera hablado con ella, ?le habria preguntado si estaba bien?

– Bueno, no hables con ella-le instruyo Jordan-. No hables con nadie salvo conmigo.

– Que es como hablar con una pared-mascullo Peter.

– Mira, te podria decir ahora mismo un millar de cosas que preferiria estar haciendo en lugar de estar aqui, sentado en esta sauna.

Peter entorno los ojos.

– ?Y por que no se larga y se dedica a alguna de ellas? De todos modos no escucha ni una palabra de lo que digo.

– Escucho todas y cada una de tus palabras, Peter. Las escucho, pero luego pienso en las cajas de documentos con pruebas que me ha mandado la fiscal del distrito, cada una de las cuales te presenta como un asesino despiadado. Te he escuchado cuando me has dicho que coleccionabas armas como si fueras un entusiasta de la guerra de secesion, o algo asi.

Peter se estremecio.

– Esta bien. ?Quiere saber si pretendia usar esas armas? Pues si, pretendia usarlas. Lo planee todo. Lo tenia todo en la cabeza. Calcule todos los detalles, hasta el ultimo segundo. Queria matar a la persona a la que mas odiaba. Pero luego no lo consegui…

– Esas diez personas…

– Se cruzaron en mi camino, nada mas-dijo Peter.

– Entonces, ?a quien querias matar?

En el otro extremo de la habitacion, el aparato de aire acondicionado cobro vida de pronto con un estertor. Peter aparto la mirada.

– A mi mismo-dijo.

UN ANO ANTES

– Sigo sin creer que haya sido una buena idea-dijo Lewis mientras abria la puerta trasera de la furgoneta. El perro, Dormilon, estaba tumbado de costado, respirando con gran esfuerzo.

– Ya oiste al veterinario-dijo Lacy, mientras acariciaba la cabeza del animal. Lo tenian desde que Peter tenia tres anos; y ahora que tenia doce, los rinones del perro habian dejado de funcionar. Mantenerlo con vida mediante medicamentos era un bien en todo caso para ellos, no para el animal: se les hacia demasiado dificil imaginarse la casa sin el amortiguado ruido de sus patas por los pasillos.

– No me referia a lo de sacrificarlo-aclaro Lewis-. Sino a lo de venir todos.

Peter y Joey bajaron de la parte trasera de la furgoneta como dos piedras pesadas. Entornaron los ojos a la luz del sol, con los hombros encorvados. Sus espaldas le hicieron pensar a Lacy en arboles cuyo tronco se estrechara al penetrar en la tierra. Ambos torcian el pie izquierdo hacia dentro al caminar. Cuanto habria deseado que ellos hubieran sido capaces de ver lo mucho que se parecian.

– No puedo creer que nos hayan hecho venir-dijo Joey.

Peter dio una patada a la gravilla del estacionamiento.

– Vaya mierda.

– Eh, ese lenguaje-le rino Lacy-. Y en cuanto a lo de venir todos, soy yo la que no puede creer que sean tan egoistas como para no querer despedirse de un miembro de la familia.

– Podriamos habernos despedido en casa-murmuro Joey.

Lacy se llevo las manos a las caderas.

– La muerte forma parte de la vida. Cuando llegue mi hora, a mi me gustaria estar rodeada de las personas a las que quiero.-Espero a que Lewis tomara a Dormilon en brazos, y luego cerro la portezuela trasera de la furgoneta.

Lacy habia pedido ser la ultima de las visitas del dia, para que el veterinario no tuviera prisa. Se sentaron en la sala de espera, con el perro arropando como si fuera una manta los muslos de Lewis. Joey tomo un numero de la revista Sports Illustrated de hacia tres anos y se puso a leer. Peter se cruzo de brazos y se quedo mirando el techo.

– Que cada uno diga el mejor recuerdo que tiene de Dormilon-propuso Lacy.

Lewis suspiro.

– Por el amor de Dios…

– Esto es patetico-anadio Joey.

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