para volver a casa y hacer lo que de verdad tienen ganas de hacer. En tu caso es justo al reves.

– Eso no es verdad. Josie y yo…

– ?Que hicieron este fin de semana para divertirse?

Alex apreso una hoja y tiro de ella. En los ultimos tres anos, la agenda social de Josie habia estado repleta de llamadas telefonicas, de noches pasadas en casa de amigas y de grupos de chicos y chicas quedando para ir al cine o para reunirse en una guarida ubicada en el sotano de alguno de ellos. Aquel fin de semana, Josie habia ido de compras con Haley Weaver, una estudiante de segundo de instituto que acababa de sacarse el carnet de conducir. Alex habia redactado dos resoluciones y habia limpiado los cajones de la fruta y de las verduras del refrigerador.

– Te voy a arreglar una cita a ciegas-dijo Liz.

Un buen numero de establecimientos en Sterling contrataban adolescentes para trabajar despues de las clases. Despues de su primer verano en la copisteria QuikCopy, Peter concluyo que ello se debia a que la mayoria de aquellos trabajos eran una mierda, y sus propietarios no encontraban a nadie mas que quisiera hacerlos.

El era el encargado de fotocopiar la mayor parte del material docente de la Universidad de Sterling, material que le traian los propios profesores. Sabia reducir un documento a un treintaidosavo de su tamano original y reponer el toner. Cuando los clientes se disponian a pagarle, a el le gustaba intentar adivinar de que valor seria el billete que sacarian de la cartera, solo por la forma de ir vestidos o peinados. Los estudiantes universitarios siempre llevaban billetes de veinte. Las mamas con cochecitos de bebes blandian tarjetas de credito. Los profesores usaban billetes de un dolar arrugados.

La razon de que se hubiera puesto a trabajar era que necesitaba una computadora nueva con una tarjeta grafica mejor, para poder poner en practica algunos de los disenos para juegos que el y Derek habian estado configurando ultimamente. A Peter nunca dejaba de asombrarle el modo en que una serie de comandos, en apariencia sin sentido, en la pantallas podian convertirse, como por arte de magia, en un caballero, o en una espada, o en un castillo. Le gustaba la idea misma: que algo que una persona corriente podia desestimar como un galimatias incomprensible pudiera ser en realidad algo llamativo y emocionante, si sabias como mirarlo.

La semana anterior, cuando su jefe le habia dicho que iba a contratar a otro alumno del instituto, Peter se habia puesto tan nervioso que habia tenido que encerrarse veinte minutos en el bano antes de ser capaz de actuar como si no le importara en absoluto. Por estupido y aburrido que fuera aquel trabajo, para el era un refugio. Alli, Peter estaba solo la mayor parte de la tarde, sin tener que preocuparse por encontrarse con los chicos mas populares.

Pero si el senor Cargrew contrataba a alguien del Instituto Sterling, seguro que quien viniera sabria quien era Peter. Y aunque el chico no formara parte del grupo de alumnos mas populares, la copisteria dejaria de ser un lugar en el que pudiera sentirse a sus anchas. Peter tendria que pensar las cosas antes de decirlas o de hacerlas, si no queria convertirse en pasto para los rumores del colegio.

Sin embargo, para gran sorpresa de Peter, resulto que su companera de trabajo iba a ser Josie Cormier.

Entro en el establecimiento detras del senor Cargrew.

– Esta es Josie-dijo a modo de introduccion-. ?Se conocian ya?

– Mas o menos-repuso Josie, mientras Peter contestaba:

– Pse.

– Peter te ensenara los secretos-dijo el senor Cargrew, y los dejo para irse a jugar al golf.

A veces, cuando Peter iba por un pasillo del instituto y veia a Josie con su nuevo grupo de amigos, no la reconocia. Vestia de forma diferente, con pantalones vaqueros que le dejaban al aire su liso vientre, y varias camisetas de diferentes colores superpuestas una sobre otra. Y se maquillaba de un modo que le hacia unos ojos enormes, cosa que le daba un aspecto un poco triste, pensaba el a veces, pero dudaba que ella lo supiera.

La ultima conversacion de verdad que habia mantenido con Josie habia sido hacia cinco anos, cuando ambos estaban en sexto curso. El estaba convencido de que la Josie de verdad lograria salir de aquella nube de popularidad y comprender que el brillo de aquellas personas con las que iba era como el del oropel. Estaba seguro de que, tan pronto como empezaran a despellejar a otras personas, ella volveria con el. «Dios mio», diria ella, y ambos se reirian de su periplo por el Lado Oscuro. «Pero ?en que estaria pensando?».

Pero eso no sucedio, y luego Peter empezo a frecuentar a Derek, a partir de su coincidencia en el equipo de futbol, y en septimo le costaba ya creer que alguna vez el y Josie se hubiesen pasado semanas saludandose con un apreton de manos secreto que nadie habria sido jamas capaz de imitar.

– Bueno-habia dicho Josie aquel primer dia, como si no lo conociera de nada-, ?que es lo que tenemos que hacer?

Ahora ya llevaban trabajando juntos una semana. Bueno, quiza no tanto como juntos; mas bien era como si ambos llevaran a cabo una danza interrumpida por los suspiros o los roncos grunidos de las fotocopiadoras y por el timbre agudo del telefono. Cuando hablaban, la mayor parte de las veces se trataba de un mero intercambio de informacion: «?Queda toner para la fotocopiadora en color? ?Cuanto tengo que cobrar por la recepcion de un fax?».

Aquella tarde, Peter estaba fotocopiando articulos para un curso de psicologia de la facultad. De vez en cuando, mientras las hojas se depositaban en las bandejas separadoras, veia imagenes escaneadas de cerebros de esquizofrenicos, unos circulos de un rosa brillante en los lobulos frontales que se reproducian en diversas tonalidades de gris.

– ?Como se llama cuando dices el nombre de la marca de una cosa en lugar de lo que es en realidad?

Josie estaba grapando un trabajo. Se encogio de hombros.

– Como Xerox-insistio Peter-. O Kleenex.

– Jell-O-repuso Josie despues de pensarlo.

– Google.

Josie levanto la vista de su trabajo.

– Band-Aid-dijo.

– Q-Tip.

Reflexiono unos segundos, mientras esbozaba una amplia sonrisa.

– Fed-Ex. Wiffle ball.

Peter sonrio a su vez.

– Rollerblade. Frisbee.

– Crock-Pot.

– Esa no…

– Compruebalo si quieres-replico Josie-. Jacuzzi. Post-it.

– Magic Marker.

– ?Ping-Pong!

Los dos habian dejado de trabajar y estaban riendose, cuando repiqueteo la campanilla situada sobre la puerta.

Matt Royston entro en el establecimiento. Llevaba una gorra de hockey del equipo de Sterling: aunque la temporada no comenzaria hasta al cabo de un mes, todo el mundo sabia que iba a ser seleccionado para el equipo titular, a pesar de ser alumno de primer ano. Peter, que se habia dejado embelesar por el espejismo de haber recuperado a la Josie de antes, vio como ella se volvia hacia Matt. A la chica se le sonrojaron las mejillas, y los ojos le resplandecian como una llama.

– ?Que haces tu aqui?

Matt se inclino apoyando los brazos sobre el mostrador.

– ?Asi es como tratas a tus clientes?

– ?Necesitas que te fotocopie algo?

La boca de Matt se torcio formando una sonrisa.

– De eso nada. Soy puro original.-Lanzo una mirada alrededor de la tienda-. Asi que aqui es donde trabajas.

– No, vengo porque dan caviar y champan gratis-bromeo Josie.

Peter asistia a la conversacion desde detras del mostrador. Esperaba que Josie le dijera a Matt que estaba ocupada, cosa que no tenia por que ser necesariamente verdad, pero de hecho, cuando el entro, ellos tambien estaban teniendo una conversacion. O algo asi.

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