Matt arqueo las cejas.

– Pues si lo fueras…podrias matarme.

Josie sintio aflorar una sonrisa en su interior como la llama de una vela.

– ?En serio?

El asintio con la cabeza.

– Ha sido mi primer beso-confeso ella.

Cuando Matt le toco el labio inferior con el pulgar, Josie pudo sentirlo en todo su cuerpo, de la punta de los dedos a la garganta, y hasta en la zona calida entre las piernas.

– Bueno-dijo el-. No va a ser el ultimo.

Alex se estaba arreglando en el bano cuando entro Josie buscando una cuchilla nueva.

– ?Que es eso?-pregunto Josie, escrutando el rostro de Alex en el espejo como si fuera el de una extrana.

– ?El rimel?

– Bueno, se lo que es-dijo Josie-. Me referia a que haces tu poniendotelo.

– Nada, me apetecia maquillarme un poco.

Josie se sento en el borde de la banera, con una sonrisa ironica.

– Ya, y yo soy la reina de Inglaterra. ?De que va la cosa…? ?Una foto para alguna revista de abogados?- Arqueo las cejas de golpe-. No tendras, digamos, una cita o algo asi, ?no?

– Algo asi, no-dijo Alex, ruborizada-. Es una cita en toda regla.

– Ay, Dios. Cuentame, ?quien es?

– No tengo ni idea. Lo ha preparado Liz.

– ?Liz? ?La portera?

– Es la encargada de mantenimiento-dijo Alex.

– Lo que sea. Pero ha tenido que contarte algo de ese tipo.-Josie dudo unos segundos-. Porque es un tipo, ?no?

– ?Josie!

– Bueno, es que hace tanto…La ultima vez que yo recuerde que saliste con alguien, fue con aquel tipo que no comia nada que fuera verde.

– No era eso-dijo Alex-. Lo que pasaba es que no dejaba que yo comiera nada que fuera verde.

Josie se levanto y fue a buscar un tubo de lapiz de labios.

– Este color te sienta muy bien-dijo, y se puso a aplicarle el cosmetico en los labios.

Alex y Josie eran exactamente de la misma talla. En los ojos de su hija, Alex veia un diminuto reflejo de si misma. Se preguntaba por que nunca habia hecho aquello mismo con Josie: sentarla en el cuarto de bano y jugar con ella a aplicarle sombra de ojos, pintarle las unas de los pies, rizarle el pelo. Eran recuerdos que parecian tener todas las demas madres con hijas. Solo ahora, Alex se daba cuenta de que siempre habia estado en su mano crearlos.

– Ya esta-dijo Josie, haciendo que Alex se volviera para que se mirara en el espejo-. ?Que tal?

Alex miraba al espejo, pero no su reflejo. Por encima de su hombro estaba Josie, y por vez primera, Alex pudo apreciar de verdad una parte de si misma en ella. No era tanto la forma de su cara como el resplandor; no tanto el color de los ojos, cuanto el sueno encerrado en ellos como humo. No habia cantidad suficiente del mas caro de los maquillajes que pudiera proporcionarle un aspecto como el de Josie; eso era lo que el enamoramiento hacia con una persona.

?Puede una madre sentir celos de su propia hija?

– Bien-dijo Josie, dandole a Alex unas palmaditas en los hombros-. Yo te pediria una segunda cita.

Sono el timbre de la puerta.

– Pero si aun no estoy vestida-dijo Alex, presa del panico.

– Yo le entretengo.

Josie bajo la escalera a toda prisa. Mientras Alex se retorcia para enfundarse un vestido negro y unos zapatos de tacon, podia oir un expectante intercambio de palabras procedente del piso de abajo.

Joe Urquhardt era un banquero canadiense que habia sido companero de habitacion del primo de Liz, en Toronto. Era un buen tipo, le habia prometido ella. Alex le habia preguntado por que entonces, siendo tan buen tipo, aun seguia soltero.

– ?Y tu? ?Por que no te preguntas eso mismo de ti?-le habia replicado Liz, y Alex habia tenido que pensarlo unos segundos.

– Yo no soy un buen tipo-habia respondido.

Se llevo una agradable sorpresa al descubrir que Joe no tenia la envergadura de un troll, que tenia una mata de pelo castano ondulado que no parecia enganchada con pegamento a la cabeza, y que tenia dientes. Dejo escapar un silbido cuando vio a Alex.

– Todos de pie-dijo-. Y por todos me refiero tambien al Senor Feliz.

A Alex se le helo la sonrisa en la cara.

– ?Querria disculparme un momento?-le pidio, y arrastro a Josie hasta la cocina-. Tierra tragame.

– Cierto, eso ha sido bastante lamentable, pero al menos come verdura. Se lo he preguntado.

– ?Por que no sales y le dices que me he puesto malisima?-dijo Alex-. Podriamos salir tu y yo, ?que te parece? O alquilar un video, que se yo.

A Josie se le borro la sonrisa de la cara.

– Pero mama, yo ya tengo planes.-Espio por la puerta hacia donde estaba Joe esperando-. Podria decirle a Matt que…

– No, no-dijo Alex, forzando una sonrisa-. Por lo menos que una de las dos se lo pase bien.

Salio de la cocina y se encontro a Joe con un candelabro en la mano, examinandolo por debajo.

– Lo siento mucho, pero me ha pasado una cosa.

– Cuentamelo, muneca-dijo Joe con mirada lasciva.

– No, me refiero a que no puedo salir esta noche. Es por un caso urgente-mintio-, tengo que volver al tribunal.

Quiza el hecho de que fuera de Canada impidio que Joe comprendiera lo increible e improbable que era que un tribunal celebrara una sesion un sabado por la noche.

– Oh-dijo-. Bueno, lejos de mi intencion impedir el buen funcionamiento de los engranajes de la justicia. ?En otra ocasion, a lo mejor?

Alex asintio con la cabeza, mientras lo acompanaba al exterior. A continuacion entro, se quito los zapatos de tacon y corrio descalza escalera arriba para cambiarse y ponerse el chandal mas viejo que encontrara. Se pondria hasta arriba de chocolate para cenar y veria dramones hasta hartarse de llorar. Al pasar junto a la puerta del cuarto de bano, oyo correr el agua de la ducha. Josie se estaba preparando para ir a su cita.

Por un momento, Alex se quedo con la mano apoyada en la puerta, preguntandose como la recibiria Josie si entraba y la ayudaba a maquillarse y a arreglarse el pelo, tal como Josie habia hecho con ella hacia un momento. Pero para Josie aquello era natural, se habia pasado la vida aranando minutos del tiempo de Alex, mientras esta se preparaba para irse. De algun modo, Alex habia dado por sentado que el tiempo era infinito, que siempre tendria a Josie alli esperandola. Nunca habia imaginado que algun dia seria a ella a la que su hija dejaria.

Por fin, Alex se alejo de la puerta sin llamar. Tenia demasiado miedo a oir que Josie le decia que no necesitaba la ayuda de su madre como para arriesgarse a dar aquel primer paso.

Lo unico que habia salvado a Josie de un total ostracismo social tras la exposicion de Peter en clase de matematicas habia sido su designacion simultanea como novia oficial de Matt Royston. A diferencia de casi todo el resto de estudiantes de segundo, que formaban uniones ocasionales (encuentros aleatorios en fiestas, amigos con derecho a roce, etc.), ella y Matt eran pareja. Matt la acompanaba hasta clase y muchas veces, al dejarla en la puerta, le daba un beso delante de todo el mundo. Cualquiera tan estupido como para asociar el nombre de Peter Houghton con el de Josie habria tenido que rendirle cuentas a Matt.

Cualquiera salvo el propio Peter, se entiende. En el trabajo, parecia incapaz de captar las senales que Josie le enviaba, volviendose de espaldas cuando el entraba en la misma habitacion, ignorandole cuando le hacia una pregunta. Hasta que al final, una tarde, el la habia arrinconado en el almacen de repuestos.

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