Josie echo un vistazo hacia el camino de entrada, donde seguia el coche de Matt estacionado.

– Puedo esperar.

– Mira…es que…Estoy en plena campana politica. Ahora mismo seria una complicacion que no puedo permitirme…

A Josie se le atraganto una palabra. ?Ella era una complicacion?

Vio como Logan Rourke se sacaba la cartera del bolsillo y separaba tres billetes de cien dolares del resto.

– Toma-dijo, metiendoselos en la mano-. ?Sera suficiente?

Josie intento recuperar la respiracion, pero alguien le habia clavado una estaca en el pecho. Comprendio que trataba de compensarla con dinero; que su propio padre creia que ella habia ido alli a chantajearle.

– Cuando pase la eleccion-dijo-, a lo mejor podriamos comer juntos un dia.

Los billetes le crujian en la palma de la mano, acababan de entrar en circulacion. A Josie la asalto un recuerdo repentino de una ocasion, cuando era pequena, en que habia ido con su madre al banco; esta le habia dejado que contara los billetes para comprobar que el cajero le habia dado la cantidad correcta; el dinero fresco olia siempre a tinta y a buena fortuna.

Logan Rourke no era su padre, no tenia mas que ver con ella que el tipo que recibe las monedas en la cabina de un peaje, o que cualquier otro extrano. Puedes compartir el mismo ADN de alguien y no tener nada en comun con el.

Josie cayo en la cuenta, de un modo fugaz, de que ya habia aprendido aquella leccion de su madre.

– Bueno-dijo Logan Rourke, e hizo ademan de volver a meterse en casa; se quedo dudando, con la mano en el pomo-. Yo…no se como te llamas.

Josie trago saliva.

– Margaret-dijo, para igualarse con el en cuanto a falsedad.

– Margaret-repitio el, y entro en la casa.

Mientras iba hacia el coche, Josie abrio los dedos como los petalos de una flor. Se quedo mirando los billetes caer al suelo junto a una planta que, como todo lo demas a su alrededor, parecia crecer por momentos.

Para ser sinceros, la idea entera del juego le habia venido a Peter estando dormido.

Ya habia ideado juegos de computadora antes-reproducciones de ping-pong, carreras de coches, e incluso un guion de ciencia ficcion que permitia jugar online con otro jugador de otro pais si todos se conectaban a la pagina-, pero aquella era la mayor idea que habia concebido hasta el momento. El origen habia que buscarlo en una tarde, despues de uno de los partidos de futbol de Joey, en que se habian parado en una pizzeria en la que Peter se habia atiborrado de albondigas y pizza de salchichas, y habia estado observando una consola de juegos llamada «Caza del ciervo». Te metias en tu cabina y te ponias a disparar con un rifle simulado a los ciervos macho que iban asomando la cabeza desde detras de unos arboles. Si le dabas a una hembra, perdias.

Por la noche, Peter habia tenido un sueno en el que iba a cazar con su padre, pero en vez de perseguir ciervos, perseguian a personas.

Se habia despertado sudoroso, con un calambre en la mano como si hubiera estado sosteniendo un rifle.

Tampoco debia de ser tan dificil crear avatares, personajes virtuales. Habia hecho ya varios experimentos, y aunque el tono de la piel no era muy logrado y los grafismos no eran perfectos, sabia representar las diferencias propias entre razas, asi como colores de pelo diferentes, y manejarse con el lenguaje de programacion. Le parecia algo genial, idear un juego en el que las presas fueran humanas.

Pero los juegos belicos estaban muy vistos, y los juegos con pandilleros habian llegado al extremo gracias a Grand Theft Auto. Lo que necesitaba, pensaba Peter, era un nuevo personaje malvado, alguien a quien los demas tambien quisieran abatir. Esa era la gracia de un videojuego: poder darle su merecido a alguien que se lo habia buscado.

Trato de imaginar otros microcosmos del universo que pudieran constituirse en campos de batalla: invasiones alienigenas, tiroteos en el Salvaje Oeste, misiones de espias. Hasta que se le ocurrio pensar en la primera linea de fuego a la que debia enfrentarse el cada dia.

?Y si tomabas a las presas…y las convertias en cazadores?

Peter se levanto de la cama y se sento en su escritorio. Saco el anuario escolar de octavo curso del cajon en el que lo habia confinado hacia meses. Disenaria un videojuego que seria como una Revancha de los novatos actualizada para el siglo XXI. Un mundo de fantasia cuyo equilibrio de poder fuera a la inversa, en el que el mas desvalido tuviera finalmente la oportunidad de vencer a los matones.

Tomo un rotulador y se puso a hojear el anuario escolar, senalando con un circulo las fotografias.

Drew Girard.

Matt Royston.

John Eberhard.

Peter volvio la pagina, y se quedo inmovil unos segundos. Luego trazo un circulo tambien alrededor del retrato de Josie Cormier.

– ?Puedes parar ahi?-dijo Josie, cuando penso que ya no era capaz de soportar un minuto mas en aquel coche fingiendo que el encuentro con su padre habia sido un exito. Matt apenas habia detenido el vehiculo y Josie ya abria la puerta y salia disparada, corriendo sobre la alta hierba hacia el bosque que bordeaba la carretera.

Se dejo caer sobre el manto de hojas de pino y se echo a llorar. Que era lo que habia esperado, no habria podido decirlo en realidad…salvo que no era aquello. Una aceptacion incondicional, quiza. Curiosidad al menos.

– ?Josie?-dijo Matt, acercandose por detras-. ?Estas bien?

Ella trato de decir que si, pero ya no podia seguir mintiendo. Sintio la mano de Matt acariciandole el pelo, lo cual solo hizo que llorara con mayor sentimiento; la ternura podia ser tan cortante como cualquier otro cuchillo.

– No le importo una mierda.

– Entonces por que tiene que importarte una mierda el a ti-replico Matt.

Josie levanto los ojos hacia el.

– No es tan sencillo.

El la atrajo hacia sus brazos.

– Ay, Jo.

Matt era la unica persona que le habia dado un apodo. No recordaba que su madre la hubiera llamado nunca con algun tonto mote familiar, como Calabacita o Bichito, tal como hacian otros padres. Cuando Matt la llamaba Jo, a ella le recordaba Mujercitas, y aunque estaba mas que convencida de que Matt jamas habia leido la novela de Alcott, la complacia secretamente que la asociaran con un personaje tan fuerte y seguro de si mismo.

– Soy idiota. Ni siquiera se por que estoy llorando. Es que…es solo que hubiera querido gustarle.

– Yo estoy loco por ti-le dijo Matt-. ?Eso vale algo?

Se inclino y la beso, en medio del rastro de sus lagrimas.

– Vale un monton.

Noto los labios de Matt yendo de su mejilla al cuello, hasta aquel punto detras de la oreja que la hacia sentirse como si se derritiera. Era novata en cuanto a tontear con un chico, pero Matt se acaramelaba cada vez mas cuando se quedaban a solas. «Es por tu culpa-le decia el, con aquella sonrisa suya-. Si no estuvieras tan buena, no me costaria tanto quitarte las manos de encima». Eso solo ya era un afrodisiaco para Josie. ?Ella? ?Buena? Y ademas, tal como Matt le prometia siempre, le gustaba que el la tocara por todas partes, dejar que la saboreara. Cada paso adelante en el grado de intimidad con Matt la hacia sentir como si estuviera al borde de un precipicio…aquella falta de aire, aquella sensacion en el estomago…Un paso mas, y volaria. A Josie no se le ocurria pensar que, al saltar, en lugar de volar pudiera caer.

Ahora sintio las manos de el moverse por debajo de su camiseta, colandose bajo la blonda de su sujetador. Sus piernas se enredaron entre las de el. Matt restrego su cuerpo contra el suyo. Cuando el le levanto la camisa y el aire frio le acaricio la piel, ella volvio de pronto a la realidad.

– No podemos-susurro.

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