Oyo sobre su hombro que a Matt le chirriaban los dientes.
– Estamos estacionados a un lado de la carretera.
El la miro, ebrio, enfebrecido.
– Si supieras cuanto te deseo-le dijo, como le habia dicho una docena de veces.
En esta ocasion, sin embargo, ella levanto la vista.
«Te deseo».
Josie podia haberle hecho parar, pero se daba cuenta de que no pensaba hacerlo. El la deseaba, y en aquel momento eso era lo que ella necesitaba escuchar mas que cualquier otra cosa.
Hubo un instante en que Matt se quedo quieto, preguntandose si el hecho de que ella no le apartara las manos significaba lo que el creia que significaba. Josie oyo rasgarse el envoltorio plateado de un condon…«?Cuanto tiempo habra estado llevando eso encima?» Luego se despojo de los vaqueros de un tiron y fue subiendole a ella la falda, despacio, como si aun esperara que fuera a cambiar de idea. Josie noto como Matt le bajaba la ropa interior por la goma, sintio el ardor de su dedo al penetrar dentro de ella. Aquello no se parecia en nada a lo sucedido hasta entonces, cuando sus caricias le dejaban una estela como la de un cometa sobre la piel, cuando se sentia morir despues decirle que ya era suficiente. Matt cambio el peso del cuerpo y se coloco de nuevo encima de ella, solo que esta vez con mas ardor, con mayor presion.
– Au-gimio ella, y Matt vacilo.
– No quiero hacerte dano-dijo.
Ella volvio la cabeza a un lado.
– Hazlo-le pidio Josie, y Matt hundio sus caderas entre las de ella. Fue un dolor que, aunque esperado, le arranco un grito.
Matt lo interpreto erroneamente como pasion.
– Ya lo se, nena-gruno.
Ella podia sentir el corazon de el, pero como si estuviera dentro de ella, hasta que de pronto el comenzo a moverse mas de prisa, retorcien-dose contra ella como un pez liberado del anzuelo sobre la darsena.
Josie habria querido saber si a Matt tambien le habia dolido la primera vez. No sabia si siempre le doleria. Tal vez el dolor era el precio que todo el mundo pagaba por el amor. Volvio la cara hacia el hombro de Matt y se pregunto, con el todavia dentro de ella, por que se sentia vacia.
– Peter-dijo la senora Sandringham al finalizar la clase de lengua-. ?Podria hablar contigo un momento?
Ante el requerimiento de la profesora, Peter se quedo hundido en su asiento. Empezo a pensar en alguna excusa que pudiera darles a sus padres cuando volviera a casa con otro suspenso.
La senora Sandringham le gustaba de verdad. Aun no habia cumplido los treinta anos…Si la mirabas mientras parloteaba cosas sobre gramatica inglesa y Shakespeare, aun podias imaginartela no hacia tanto, cuando ella tambien debia de estar repanchigada en su asiento, como cualquier otro alumno, preguntandose por que no habia manera de que el reloj avanzara.
Peter espero a que el resto de la clase se hubiera marchado, antes de acercarse a la mesa de la profesora.
– Solo queria comentarte una cosa acerca de tu redaccion-dijo la senora Sandringham-. Aun no he corregido las de todos, pero he tenido ocasion de leer la tuya y…
– Puedo rehacerla-la corto Peter.
La senora Sandringham arqueo las cejas.
– Pero Peter…Lo que queria decirte es que te he puesto un sobresaliente.
Le devolvio el trabajo. Peter se quedo mirando la brillante nota en rojo, en el margen.
La tarea habia consistido en escribir acerca de algun suceso relevante que les hubiera pasado y que hubiera supuesto un cambio en sus vidas. Aunque habia sucedido hacia solo una semana, Peter habia explicado su despido del trabajo por haber prendido fuego en un contenedor. En la redaccion no habia la menor mencion del nombre de Josie Cormier.
La senora Sandringham habia subrayado una de las frases de la conclusion: «He aprendido que, al final, siempre te atrapan, asi que es mejor pensar las cosas antes de obrar».
La profesora poso la mano sobre la muneca de Peter.
– En verdad has obtenido una ensenanza de ese incidente-le dijo, sonriendole-. Yo confiaria en ti sin pensarlo dos veces.
Peter asintio con la cabeza y tomo la hoja con su redaccion de la mesa. Se fundio en el torrente de estudiantes del pasillo con ella en la mano. Imaginaba lo que le diria su madre si llegaba a casa con un trabajo suyo con un sobresaliente en letras rojas escrito en el; si, por una vez en la vida, era el el que hacia algo propio de Joey.
Pero para eso, habria tenido que explicarle a su madre lo del incidente del contenedor, para empezar. O confesar que le habian despedido, y que ahora se pasaba las tardes en la biblioteca, en lugar de en la copisteria.
Peter estrujo la redaccion y la tiro a la primera papelera que vio.
Tan pronto como Josie empezo a pasar la mayor parte de su tiempo libre casi exclusivamente en compania de Matt, Maddie Shaw fue ocupando de forma paulatina el puesto de acolita de Courtney. En cierto modo, a esa chica le iba mejor el papel de lo que le habia ido nunca a Josie: si se miraba a Courtney y Maddie de espaldas, era casi imposible decir quien era quien. Maddie habia cultivado con tal fidelidad y perfeccion el estilo y los gestos de Courtney, que habia elevado la imitacion a la categoria de arte.
Aquella noche, el grupo se reunia en casa de Maddie, ya que los padres de esta habian ido a visitar a su hijo mayor, alumno universitario de segundo ano en Syracuse. No bebian; estaban en plena temporada de hockey y los jugadores habian firmado en este sentido un acuerdo previo con el entrenador, pero Drew Girard habia alquilado la version integra de una comedia sexual de adolescentes, y los chicos se habian puesto a discutir acerca de quien estaba mas buena, si Elisha Cuthbert o Shannon Elizabeth.
– Si las tuviera a las dos en la cama, no le haria ascos a ninguna-dijo Drew.
– ?Y que te hace pensar que ninguna de ellas iba a meterse en tu cama?-rio John Eberhard.
– Tengo la reputacion muy larga…
Courtney sonrio de medio lado.
– Debe de ser lo unico.
– Eh, Court, a lo mejor te gustaria comprobarlo.
– A lo mejor no…
Josie estaba sentada en el suelo, con Maddie, intentando activar un tablero de Ouija. Lo habian encontrado en un armario del sotano, junto con un Trivial Pursuit y otros juegos. Josie apoyaba ligeramente la punta de los dedos en la tablilla movil.
– ?La estas moviendo?
– Te juro por Dios que no-dijo Maddie-. ?Y tu?
Josie nego con la cabeza. Se preguntaba que tipo de espiritu podia acudir a una fiesta de adolescentes. El de alguien que hubiera tenido una muerte tragica, sin duda, y a una edad muy joven, en un accidente de coche tal vez.
– ?Como te llamas?-dijo Josie en voz alta.
La tablilla giro senalando la letra A y luego la B, y se detuvo.
– Abe-pronuncio Maddie-. Podria ser un nombre.
– O Abby.
– ?Eres hombre o mujer?-pregunto Maddie.
La tablilla se salio entera del tablero. Drew solto una risotada.
– A lo mejor es gay.
– A lo mejor hay que serlo para reconocerlo-dijo John.
Matt bostezo y se estiro, subiendosele la camisa. Aunque Josie estaba de espaldas a el, habia podido casi sentirlo, tan sincronizados estaban sus cuerpos.
– Es apasionante y divertido, chicos, pero nosotros nos abrimos. Vamos, Jo.
Josie miro como la tablilla deletreaba una palabra: N-O.