Josie, eso significaba que ahora el hombre debia de saber algo que no sabia la primera vez que la interrogo. Su madre le explico que una segunda entrevista era solo la manera que tenia la acusacion de comprobar que el testigo era coherente, no significaba nada, pero que tenia que ir a la comisaria de todos modos. Dios no permitiera que Josie fuera la que diese al traste con la investigacion.
– Lo unico que tienes que hacer es volver a decirle que no recuerdas nada…y ya esta-dijo su madre poniendo con suavidad la mano en la rodilla de Josie, que estaba temblando.
Lo que Josie queria era levantarse, salir por la puerta de la comisaria y echar a correr. Queria correr sin parar, atravesar el garaje, la calle, los campos de juego de la escuela y meterse en el bosque que lindaba con el estanque del pueblo, hacia las montanas que a veces veia desde su habitacion si las hojas de los arboles se habian caido; llegar tan alto como pudiera. Y luego…
Y luego quiza extendiese los brazos y saltase por el borde del mundo.
?Y si todo aquello estuviera preparado?
?Y si el detective Ducharme ya lo supiese…todo?
– Josie-dijo una voz-. Muchas gracias por venir.
Ella levanto la mirada y vio al detective frente a ella. Su madre se puso en pie. Josie lo intento, lo intento de veras, pero no encontro el coraje para hacerlo.
– Jueza, le agradezco que haya acompanado a su hija.
– Josie esta muy disgustada por esto-dijo su madre-. Sigue sin poder recordar nada de ese dia.
– Eso tengo que oirlo de la propia Josie.
El detective se arrodillo para poder mirarla a los ojos. Josie se dio cuenta de que tenia unos ojos bonitos. Un poco tristes, como los de un perro basset. Eso hizo que se preguntara como seria oir todas esas historias de boca de las victimas y no poder evitar absorberlas por osmosis.
– Te prometo que no nos llevara mucho-le dijo amablemente.
Josie comenzo a imaginar como seria cuando la puerta a la sala de entrevistas se cerrase, si las preguntas se acumularian como la presion en una botella de champan. Se pregunto que le dolia mas, no recordar lo que habia pasado, por mas que intentase llevarlo a su mente, o recordar cada pequeno y horrible detalle.
Con el rabillo del ojo, Josie vio que su madre se volvia a sentar.
– ?No vienes conmigo?
La ultima vez que el detective habia hablado con ella, su madre habia puesto la misma excusa; era jueza, no podia estar presente en el interrogatorio policial. Pero luego habian tenido aquella conversacion tras la comparecencia. Su madre se habia desvivido para que Josie comprendiera que actuar como jueza en aquel caso no excluia actuar como madre. O, en otras palabras, Josie habia sido lo suficientemente estupida como para pensar que las cosas entre ellas habian empezado a cambiar.
La boca de su madre se abria y cerraba como la de un pez fuera del agua. «?Te sientes incomoda?-penso Josie con palabras que le golpeaban la mente-, bienvenida al club».
– ?Quieres una taza de cafe?-pregunto el detective.
Entonces ella nego con la cabeza.
– O una Coca-Cola. No se, ?las chicas de tu edad ya beben cafe o te lo estoy ofreciendo porque soy tan tonto que no tengo ni idea?
– Me gusta el cafe-dijo Josie.
Ella evito la mirada de su madre mientras el detective Ducharme la guiaba hacia el centro sagrado de la comisaria de policia.
Entraron en una sala de entrevistas y el detective le sirvio una taza de cafe.
– ?Leche? ?Azucar?
– Azucar-dijo Josie, tomando dos terrones del cuenco para anadirlos a la taza.
Entonces miro alrededor: la mesa de formica, las luces fluorescentes, la normalidad de la habitacion.
– ?Que?
– ?Que que?-dijo Josie.
– ?Que pasa?
– Estaba pensando que no parece el lugar adecuado para sacarle una confesion a alguien.
– Depende de si tienes una que sacar-dijo el detective.
Josie palidecio, pero el se rio.
– Estoy bromeando. Para ser sincero, solo extraigo confesiones de la gente cuando hago de policia en la television.
– ?Usted hace de policia en la television?
El suspiro.
– Olvidalo.
Cogio una grabadora del centro de la mesa.
– Voy a grabar la conversacion, como la otra vez…principalmente porque no soy capaz de recordarlo todo punto por punto.
El detective apreto el boton y se sento frente a Josie.
– ?Te han dicho que te pareces a tu madre?
– No, nunca-dijo ladeando la cabeza-. ?Me ha traido aqui para preguntarme eso?
El sonrio.
– No.
– De todos modos, no me parezco a ella.
– Te aseguro que si. Sobre todo los ojos.
Josie miro la mesa.
– Los mios son de un color totalmente distintos a los suyos.
– No estaba hablando del color-dijo el detective-. Josie, vuelve a decirme lo que viste el dia de los disparos en el Instituto Sterling.
Bajo la mesa, Josie se agarro las manos. Se hundio las unas en la palma para que algo le doliese mas que las palabras que iba a decir.
– Tenia un examen de quimica. Habia estudiado hasta muy tarde, y estaba pensando en eso cuando me levante por la manana. Eso es todo. Ya se lo he dicho, no recuerdo siquiera haber estado en la escuela ese dia.
– ?Recuerdas que te hizo entrar en el vestuario?
Josie cerro los ojos. Le venia a la mente el vestuario, el suelo de baldosas, los casilleros grises, el calcetin desparejado en una esquina de la ducha. Y luego, todo se volvia rojo de rabia. Rojo de sangre.
– No-dijo Josie con las lagrimas formandole un nudo en la garganta-. Ni siquiera se por que pensar en ello me hace llorar.
Odiaba que la vieran asi. Odiaba ser asi. Mas que nada, odiaba no saber cuando sucederia: un cambio de viento, un ciclo de la marea. Josie acepto el panuelo que el detective le ofrecia.
– Por favor-susurro-, ?puedo irme ya?
Hubo un momento de silencio en que Josie sintio el peso de la pena del detective cayendo sobre ella como una red, una que solo atrapaba sus palabras, mientras el resto-la verguenza, la rabia, el miedo-pasaban a traves.
– Claro, Josie-dijo-. Puedes irte.
Alex fingia estar leyendo el Informe Anual de la Ciudad de Sterling cuando Josie irrumpio por la puerta de seguridad en la sala de espera de la comisaria. Estaba llorando, y Patrick Ducharme no estaba a la vista. «Lo matare-penso Alex de forma racional y tranquila-, en cuanto haya calmado a mi hija».
– Josie-la llamo mientras esta pasaba por delante de ella hacia la salida del edificio, hacia el garaje.
Alex corrio detras, atrapandola frente al coche. La abrazo por la cintura.
– Dejame sola-dijo Josie sollozando.
– Josie, carino, ?que te ha dicho? Dimelo.
– ?No te lo puedo decir! No lo entiendes. Nadie lo entiende-dijo apartandose-. Los unicos que lo entenderian estan muertos.
Alex dudo. No sabia que hacer. Podia abrazar con fuerza a Josie y dejarla llorar. O podia hacerle ver que, por