blanco.
– Bueno, como te dije, estoy escribiendo acerca de los efectos del acoso.
– ?Por que?
– Bueno, a veces, cuando estaba en el instituto, pensaba que lo mejor seria matarme en lugar de volver a clase al dia siguiente, me parecia mas facil. Imagine que si a mi se me ocurria, tenia que haber mas gente que tambien lo pensase…y asi fue como tuve la idea.
Ella se inclino hacia adelante-alerta de escote-y miro a Peter fijamente.
– Espero poder publicarlo en una revista de psicologia o algo asi.
– Eso esta bien.
El hizo una mueca. Demonios, ?cuantas veces iba a decir que algo estaba bien? Seguramente estaba quedando como un retrasado mental.
– Bueno, quiza pudieras comenzar diciendome cuan a menudo te sucedia. El acoso, quiero decir.
– Cada dia, supongo.
– ?Que tipo de cosas te hacian?
– Lo usual-dijo Peter-. Meterme dentro de un casillero. Tirarme los libros por la ventanilla del autobus.
Le conto la letania que ya le habia contado a Jordan miles de veces: como le daban codazos mientras subia la escalera, como le quitaban los anteojos y se los rompian, como lo insultaban constantemente.
A Elena se le humedecieron los ojos.
– Eso tiene que haber sido muy duro.
Peter no sabia que decir. Queria mantenerla interesada en su historia, pero no al precio de hacerle creer que era un debilucho. Se encogio de hombros, esperando que fuera respuesta suficiente.
Ella dejo de escribir.
– Peter, ?puedo preguntarte algo?
– Claro.
– ?Incluso si esta fuera de lugar?
Peter asintio.
– ?Planeaste matarlos?
Ella volvio a inclinarse hacia adelante, con los labios abiertos, como si lo que Peter iba a decir fuera una hostia, una comunion que llevase toda la vida esperando. Peter oia los pasos de un guardia que pasaba por la puerta que tenia detras, casi podia saborear el aliento de Elena. Queria darle la respuesta correcta, una que sonase lo suficientemente peligrosa como para que se quedase intrigada y quisiera volver.
El sonrio de una manera que fuera algo seductora.
– Digamos que aquello tenia que terminar-contesto.
Las revistas de la consulta del dentista de Jordan llevaban alli una eternidad. Eran tan viejas, que la famosa que se casaba en la portada ya se habia divorciado de ese marido; tanto, que el presidente nombrado Hombre del Ano ya habia dejado la presidencia. En ese momento, al toparse con el ultimo numero de
INSTITUTO: ?EL NUEVO FRENTE DE BATALLA?, decia la portada, y habia una imagen del de Sterling tomada desde un helicoptero, con los chicos saliendo disparados por todas las salidas posibles del edificio. Hojeo distraidamente el articulo y las secciones, sin esperar encontrar nada que no supiera ya o que no hubiera leido en los informes, pero un subtitulo le llamo la atencion.
«En la mente del asesino», leyo, y vio aquella fotografia tan usada de Peter, sacada del libro escolar de octavo.
Empezo a leer.
– Maldicion-dijo poniendose en pie y dirigiendose hacia la puerta.
– Senor McAfee-dijo la enfermera-, es su turno.
– Tengo que cambiarlo…
– De acuerdo, pero no puede llevarse nuestra revista.
– Anadala a mi cuenta-le solto Jordan antes de echar a correr hacia el coche.
El movil sono justo al encender el motor. Esperaba que fuera Diana Leven, pavoneandose de su buena suerte, pero era Selena.
– Oye, ?has terminado con el dentista? Necesito que te pases por CVS y que compres panales de regreso a casa. Me voy.
– No voy a casa. Tengo un asunto serio ahora.
– Carino-dijo Selena-, no hay asuntos mas serios.
– Te lo explicare luego-dijo Jordan.
Apago el movil, de manera que, aunque Diana llamara, no pudiera encontrarlo.
Llego a la carcel en veintiseis minutos, un record personal, y se dirigio raudo hacia la entrada. Una vez alli, pego la revista que llevaba contra el plastico que lo separaba del policia que lo estaba registrando.
– Necesito entrar esta publicacion para ensenarsela a mi cliente-dijo Jordan.
– No puede ser-dijo el oficial-. No puede entrar nada que tenga grapas.
Irritado, Jordan se apoyo la revista en la pierna y le arranco las grapas.
– Ya esta. ?Puedo ver ahora a mi cliente?
Lo acompanaron a la misma sala de siempre, y se quedo dando vueltas mientras esperaba a Peter. Cuando llego, Jordan golpeo la mesa con la revista abierta por la pagina del articulo.
– ?Que carajo estabas haciendo?
Peter se quedo con la boca abierta.
– Ella…?Nunca dijo que escribia para
Jordan sentia que la sangre se le subia a la cabeza. Con toda seguridad, asi era como la gente sufria apoplejias.
– ?Te das cuenta de lo serias que son las acusaciones contra ti? ?De lo mal que lo tienes? ?De las pruebas que hay en contra?-Golpeo la pagina del articulo con la mano abierta-. ?Crees que esto te hace parecer mas simpatico?
Peter fruncio el cejo.
– Bueno, gracias por la lectura. Quiza si hubiese estado aqui para ahorrarmelo hace unas semanas, no estariamos discutiendo ahora.
– Oh, perfecto-replico Jordan-. Consideras que no vengo lo suficiente, de manera que decides vengarte de mi hablando con la prensa.
– No era de la prensa. Era mi amiga.
– ?Sabes?-dijo Jordan-, tu no tienes amigos.
– Digame algo que no sepa-contesto Peter.
Jordan abrio la boca para gritarle de nuevo, pero no pudo. La sinceridad de su frase lo golpeo, ya que recordo la entrevista que Selena habia mantenido esa misma semana con Derek Markowitz. Los amigos de Peter lo habian abandonado, o traicionado, o habian difundido sus secretos por todas partes.
Si de verdad queria hacer bien aquel trabajo, no podia limitarse a ser su abogado. Tenia que ser su confidente, y hasta la fecha lo unico que habia hecho era darle falsas esperanzas, como todos los demas en su vida.
Jordan se sento cerca de Peter.
– Mira-dijo en voz baja-, no puedes volver a hacer algo asi. Si alguien se pone en contacto contigo otra vez, por cualquier motivo, tienes que decirmelo. Por mi parte, vendre a verte mas a menudo. ?De acuerdo?
Peter se encogio de hombros como senal de asentimiento. Durante un momento muy largo permanecieron sentados el uno junto al otro sin decir nada, sin saber que hacer.
– ?Y ahora que?-pregunto Peter-. ?Tengo que volver a hablar de Joey? ?O me preparo para esa entrevista psiquiatrica?
Jordan dudo. El unico motivo por el que habia ido a ver a Peter era para reprocharle que hubiese hablado con una periodista. De no ser por eso, no se habria dirigido a la carcel. Supuso que podria pedirle a Peter que le