pero en lugar de apretar el boton y gritar sus ordenes, espero la respuesta de su ayudante. Otra de sus pequenas costumbres.

– ?Si, jefe?

Le encantaba oir esas palabras. Con una sonrisa, se inclino hacia delante hasta que su enorme mandibula rozo el interfono. Irving desconfiaba de la eficacia de la tecnologia, asi que se acerco al microfono y grito:

– Mary, traigame el expediente de Harry Bosch. Estara con los de casos abiertos.

Le deletreo el nombre y el apellido.

– Ahora mismo, jefe.

Irving se arrellano en su silla y esbozo una sonrisa. Sin embargo, no estaba del todo satisfecho. Con gran habilidad se paso la lengua por la parte posterior de su molar inferior izquierdo, buscando un defecto en la superficie, una pequena grieta, algo… nada. A continuacion saco un espejito de un cajon y abrio la boca para examinar sus muelas. Luego devolvio el espejito a su sitio, cogio un bloc de notas adhesivas azules y escribio una recordandose que debia pedir hora al dentista. Al cerrar el cajon, le vino a la cabeza la vez que comio una galletita de la suerte mientras cenaba en un restaurante chino con el concejal de Westside. Al morder la galleta se le astillo una muela, pero el Mastin decidio tragarse los restos del diente antes que mostrar su debilidad ante el concejal, cuyo voto de apoyo esperaba necesitar y conseguir algun dia. Durante la cena Irving habia informado al concejal de que su sobrino, que trabajaba en el departamento de policia, era homosexual. Irving le dijo que estaba haciendo todo lo posible para protegerlo y evitar que se supiera. El departamento era mas antihomosexual que una iglesia de Nebraska, y si se corria la voz entre los hombres, le explico Irving al concejal, el chico podia despedirse de cualquier esperanza de ascenso y prepararse para ser el centro de ataques verbales por parte del resto del departamento. Irving no tenia por que mencionarlas posibles consecuencias politicas si el hecho se hacia publico. Por muy liberal que fuese la gente del Westside, el escandalo no favoreceria las aspiraciones del concejal ce acceder a la alcaldia.

Irving estaba rememorando el incidente con una sonrisa en los labios, cuando la oficial Mary Grosso llamo a la puerta y entro en su despacho. En la mano llevaba una carpeta de un dedo de grosor que deposito en la mesa de cristal de Irving, sobre la que no habia absolutamente nada, ni siquiera un telefono.

– Tenia razon, jefe. Estaba entre los casos abiertos.

El subdirector de la Division de Asuntos Internos se abalanzo hacia delante y comento:

– Si. Creo que no lo archive porque me olia que volveriamos a toparnos con el detective Bosch. Dejeme ver… creo que fueron Lewis y Clarke.

Abrio la carpeta y leyo unas notas escritas en el dorso de la tapa.

– Si. Mary, ?puede llamar a Lewis y Clarke?

– Los he visto con la brigada preparandose para un CDD. No se que caso era.

– Pues el Comite de Derechos tendra que esperar… y no me hable con abreviaciones, Mary. Soy un policia de movimientos lentos y cautelosos. No me gustan los atajos; ya lo ira descubriendo. Venga, digales a Lewis y Clarke que quiero que pospongan la reunion y se presenten aqui inmediatamente.

Irving tenso los musculos de la mandibula y los mantuvo como cuerdas de violin, ante lo cual Grosso se escabullo del despacho. Irving se relajo y reviso la carpeta para volver a familiarizarse con Harry Bosch. Leyo su hoja de servicio y repaso su rapido ascenso en el departamento; en ocho anos habia pasado de patrullero a detective, y de alli hasta la prestigiosa Division de Robos y Homicidios. Despues venia la caida; el ano anterior habia sido trasladado de la central de Robos y Homicidios a Homicidios de Hollywood. «Tendrian que haberlo expulsado», se lamento Irving mientras estudiaba el curriculum de Bosch.

A continuacion leyo el informe de un test psicologico que le habian hecho a Bosch el ano anterior para determinar si era apto para volver al servicio despues de matar a un hombre desarmado. El psicologo del departamento habia escrito:

Debido a sus experiencias militares y policiales, y muy especialmente al citado tiroteo con resultados mortales, el sujeto muestra una baja sensibilizacion ante la violencia. La menciona constantemente como si esta fuera una parte aceptada de su vida cotidiana, y lo fuera a ser para el resto de su vida. Es, pues, poco probable que este episodio actue como barrera psicologica si el sujeto se ve de nuevo sometido a circunstancias en las que deba actuar de forma violenta para protegerse a si mismo o a los demas. En otras palabras: sera capaz de apretar el gatillo. De hecho, en el transcurso de nuestra conversacion, no ha dado muestras de sufrir efectos negativos a raiz del tiroteo, a no ser que se juzgue inapropiada su satisfaccion por el resultado del incidente (la muerte del sospechoso).

Irving cerro la carpeta y le dio unos golpecitos con su una perfectamente recortada. Acto seguido recogio un pelo largo y castano -seguramente de la oficial Mary Grosso- y lo arrojo a la papelera situada junto a la mesa. Harry Bosch era un problema, penso. Era un buen policia, un buen detective -a decir verdad, y muy a pesar suyo, Irving admiraba su trayectoria en Homicidios, sobre todo su trabajo con asesinos en serie-, pero el subdirector opinaba que, a largo plazo, los de fuera no encajaban en el sistema. Harry Bosch era un intruso y siempre lo seria; no formaba parte de la «familia» del Departamento de Policia de Los Angeles. Lo peor era que Bosch no solo habia abandonado a la familia, sino que se habia mezclado en actividades que podian danarla a ella y a su imagen. Irving decidio que tendria que actuar de forma rapida y contundente. Dio una vuelta a su silla giratoria y miro por la ventana hacia el edificio del ayuntamiento, al otro lado de Los Angeles Street. Luego, siguiendo su costumbre, bajo la vista para admirar la fuente de marmol frente al Parker Center, un pequeno monumento dedicado a los agentes caidos en acto de servicio. Eso era familia, penso. Eso era honor. Mientras apretaba los dientes con fuerza, triunfante, se abrio la puerta.

Los detectives Pierce Lewis y Don Clarke entraron en el despacho, se presentaron y esperaron en silencio. Por su aspecto podian ser hermanos; ambos llevaban el pelo castano muy corto, tenian el tipico cuerpo musculoso y biceps enormes de quien hace pesas y lucian trajes formales de seda gris; el de Lewis con rayas gris oscuro y el de Clarke con rayas granates. Los dos hombres eran cortos de estatura y anchos de espalda como hechos expresamente para facilitar el levantar las pesas del suelo. Y los dos caminaban con una ligera inclinacion hacia delante, como si se estuvieran metiendo en el mar y hendieran las olas con la cara.

– Caballeros -empezo Irving-. Tenemos un problema, un problema de alta prioridad con un policia que ya ha pasado por nuestras manos. Un policia que ustedes dos investigaron con relativo exito.

Lewis y Clarke se miraron, y Clarke se permitio una sonrisita rapida. Aunque no sabia de quien hablaban, le gustaba perseguir a reincidentes. Eran tan pateticos, los pobres.

– Harry Bosch -anuncio Irving. Tras esperar un segundo para que asimilaran el nombre, prosiguio-: Tendran que hacer una excursion a la Division de Hollywood. Quiero abrirle un 1/81 en seguida. El demandante es el Buro Federal de Investigacion.

– ?El FBI? -pregunto Lewis-. ?Y que tiene que ver Bosch con ellos?

Despues de corregir a Lewis por emplear las siglas, Irving ordeno a los dos detectives que se sentaran. Durante diez minutos, les describio la llamada que habia recibido unos momentos antes.

– Los federales dicen que es demasiada casualidad y yo estoy de acuerdo con ellos -concluyo-. Puede que Bosch no este limpio, asi que lo quieren fuera del caso

Meadows. Como minimo parece ser que intervino para que el sospechoso, un antiguo camarada suyo del ejercito, no ingresara en prision el ano pasado. Dicha accion posiblemente le permitio participar en el robo al banco. No sabemos si Bosch estaba enterado o involucrado en el delito, pero vamos a averiguar que se trae entre manos.

Irving hizo una pausa para subrayar la ultima frase con uno de sus movimientos de mandibula. Lewis y Clarke sabian que no era el momento de interrumpirle.

– Este incidente nos da la oportunidad de hacer lo que no logramos antes: eliminar a Bosch -sentencio Irving-. Quiero que me mantengan informado directamente. Ah, y pasen copia de sus informes al superior de Bosch, un tal teniente Pounds. A mi me daran mas que eso; quiero que me telefoneen dos veces al dia, manana y tarde. Quiero estar al corriente de todo.

– Muy bien -le dijo Lewis al tiempo que se ponia en pie.

– Apunten alto, caballeros, pero sean cuidadosos -les aconsejo Irving-. Y, aunque el detective Bosch ya no es el personaje que era, no lo dejen escapar.

La turbacion que Bosch sintio tras haber sido expulsado sin miramientos por la agente Wish se convirtio en rabia y frustracion. Notaba una angustia fisica en el pecho que pugnaba por subir, mientras el bajaba en el ascensor. Estaba solo y, cuando oyo el busca, lo dejo sonar los quince segundos que dura el pitido. En ese

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