– Ese es -dijo Bosch-. Olvidate del ultimo chico. ? Me imprimes una copia?

Tras teclear las ordenes, King senalo la pared don estaban los archivadores. Bosch se levanto y abrio el cajon de la letra N, del cual extrajo la carpeta de Edward Niese. Dentro habia una foto en color tomada por la policia, en la que se veia a un chico bajito y rubio, con esa mirada entre dolida y desafiante tan comun entre los jovenes actuales. La cara le resulto familiar, pero no consiguio situarla. Al darle la vuelta a la foto, Bosch se fijo en que llevaba fecha de dos anos antes. A continuacion, King le entrego la informacion que habia impreso y Bosch se sento a estudiarla en una de las mesas vacias de la oficina.

Los delitos mas graves que habia cometido Tiburon -o por los que habia sido arrestado- eran pequenos hurtos en tiendas, actos de vandalismo, vagabundeo y posesion de marihuana y anfetaminas. En una ocasion lo habian retenido durante veinte dias en el reformatorio de Sylmar tras uno de los arrestos por posesion de droga, pero al final lo habian soltado y puesto bajo custodia familiar. Todas las otras veces se lo habian entregado directamente a su madre. A pesar de ello, Tiburon seguia fugandose de casa.

El archivo manual solo agregaba algunos detalles sobre las detenciones. Bosch rebusco entre los papeles hasta que encontro el informe sobre el arresto por vagabundear cerca del lago. El caso no paso de la vista preliminar, ya que Tiburon acepto regresar a casa de su madre. Sin embargo, aquello no debio de durar demasiado porque dos semanas mas tarde su madre comunico su desaparicion al oficial encargado de su custodia. Segun aquellos documentos, Tiburon aun no habia aparecido.

Bosch leyo el resumen del arresto por vagabundea escrito por el oficial investigador (OI):

El OI entrevisto a Donald Smiley, encargado de la presa de Mulholland, quien declaro que a las 7.00 horas del dia senalado entro a limpiar la tuberia sita junto al camino de acceso al lago. Smiley encontro al chico durmiendo sobre un lecho de papel de periodico. Cuando lo desperto, el chico estaba sucio y daba muestras de incoherencia, por lo que dedujo que se hallaba bajo los efectos de un narcotico. A continuacion Smiley llamo a la policia y el OI acudio a la presa. El sujeto le explico al OI que estaba durmiendo alli porque su madre no lo queria en casa. El OI descubrio que el chico se habia fugado en anteriores ocasiones y lo arresto por vagabundear.

Tiburon era un animal de costumbres, penso Bosch. Lo habian detenido en la presa hacia tres meses, pero habia vuelto a dormir alli el domingo por la noche. Bosch reviso el resto de papeles del expediente en busca de otras costumbres que pudieran ayudarle a encontrarlo. En una ficha de siete por doce leyo que en el mes de enero Tiburon habia sido parado e interrogado, pero no detenido en Santa Monica Boulevard, cerca de West Hollywood. Tiburon se estaba abrochando unas Reebok nuevas cuando un agente, creyendo que quiza las habia robado, le pidio el recibo, que el chico saco de un estuche de piel. Eso habria sido todo si el agente no se hubiera fijado en que dentro del estuche habia una bolsita de plastico que resulto contener diez fotografias de Tiburon. En todas ellas aparecia desnudo y en diferentes poses; en algunas se estaba tocando y en otras mostraba una ereccion. El agente las destruyo, pero apunto en la ficha que pensaba advertir a la oficina del sheriff de West Hollywood de que Tiburon estaba vendiendo fotos a homosexuales en Santa Monica Boulevard.

No habia nada mas. Bosch cerro la carpeta y se quedo la foto de Tiburon. Despues de darle las gracias a Thelia King, se levanto y salio de la minuscula oficina. Al caminar por el pasillo trasero de la comisaria, paso por delante de los bancos de detencion y entonces recordo el rostro de la fotografia. Ahora llevaba el pelo mas largo y su mirada era mas desafiante que dolida, pero a Bosch no le cupo duda de que el chico que habia visto esposado al banco aquella manana era Tiburon. Todavia no habrian pasado los datos del arresto al ordenador. Bosch entro en el despacho del comandante de guardia, le pidio la hoja de detenciones que buscaba y lo siguio hasta una caja marcada con la etiqueta «Turno de noche». Entre la pila de informes, Bosch encontro los papeles correspondientes a Edward Niese.

Segun la hoja, a Tiburon lo habian detenido a las cuatro de la manana cuando merodeaba por un quiosco de Vine Street. Un oficial de patrulla creyo que estaba haciendo la calle y lo paro. Al comprobar sus datos en el ordenador, vio que se habia fugado de casa. El chico fue retenido hasta las nueve, hora en que vino a recogerlo el oficial encargado de su custodia. Bosch llamo al oficial del reformatorio de Salymar, pero descubrio que Tiburon ya habia comparecido ante un tribunal de menores y habia sido entregado a su madre.

– Y ese es su problema -comento el oficial-. Esta noche se escapara otra vez y volvera a la calle, se lo garantizo. Yo ya se lo dije al juez, pero no, el no iba a encerrar al chico solo por estar en la calle y porque su madre sea una puta telefonica.

– ?Una que? -pregunto Bosch.

– ?No esta en su ficha? Pues si, mientras Tiburon esta en la calle, su querida mama se pasa el dia al telefono contandole a alguien que se le va a mear en la boca y le va a poner una goma en la polla. Se anuncia en revistas porno y cobra cuarenta dolares por quince minutos. Los clientes pagan con Mastercard o Visa y ella los hace esperar mientras comprueba por otra linea que la tarjeta es valida. Llevara haciendolo unos cinco anos, o sea que Edward ha pasado su adolescencia escuchando esa mierda. No es de extranar que el chico se fugue de casa y se meta en lios, ?no?

– ?Cuanto rato hace que se marcharon?

– Serian las doce. Si quieres encontrarlo en casa mas vale que vayas ahora. ?Tienes la direccion?

– Si.

– Ah, y Bosch; no te esperes a la tipica puta. La tia no se parece en nada al papel que interpreta por telefono, ya me entiendes. Puede que su voz sea sexy pero tiene una pinta que tiraria a un ciego de espaldas.

Bosch le agradecio la advertencia y colgo. Entro en la carretera 101 en direccion al valle de San Fernando, luego tomo la 405 hacia el norte hasta la118 y desde alli se dirigio al oeste. Al llegar a Chatsworth salio de la carretera principal y condujo por entre las montanas que se alzaban al norte del valle. Finalmente diviso unos edificios de apartamentos situados en un rancho que antiguamente habia sido usado en el rodaje de peliculas. Por lo visto el rancho tambien habia sido uno de los escondites preferidos de Charles Manson y sus secuaces, y segun se contaba, los restos del cadaver de uno de ellos seguian enterrados alli mismo. Cuando llego Bosch, empezaba a caer la noche y la gente regresaba a casa del trabajo. Despues de esperar en el denso trafico que discurria por aquellas estrechas carreteras, despues de muchas puertas cerradas y repetidas llamadas a casa de la madre de Tiburon, Bosch descubrio que llegaba demasiado tarde.

– No tengo tiempo para hablar con mas polis -le dijo Veronica Niese cuando finalmente abrio la puerta y vio la placa de Bosch-. En cuanto entramos en casa el sale a escape. Yo no se donde va, digamelo usted; es su trabajo. Yo tengo que irme. Tengo tres llamadas esperandome y una es conferencia.

Veronica Niese rondaba los cincuenta y estaba gorda y arrugada. Resultaba evidente que llevaba peluca y la dilatacion de sus pupilas no era normal; Bosch reconocio en seguida el olor a calcetin sucio de los adictos al speed. Valia mas que sus clientes se quedaran con sus fantasias, con una voz sobre la que construir cuerpo y cara.

– Senora Niese, no estoy buscando a su hijo por algo que ha hecho, sino para hablar con el sobre algo que vio. Podria estar en peligro.

– Y una mierda. Esa frasecita ya me la conozco.

Dicho esto, Veronica Niese le cerro la puerta en las narices. Bosch se quedo alli parado y al cabo de un momento la oyo hablar por telefono. Le parecio que adoptaba un acento frances, aunque no estaba seguro, pero las pocas frases que pudo distinguir le hicieron ruborizarse. Bosch penso en Tiburon y comprendio que no era un fugitivo, porque no tenia nada ni nadie de que huir.

Cuando Bosch volvio a su coche, decidio dar la jornada por concluida. Ademas, se le habia acabado el tiempo; Lewis y Clarke ya habrian hecho todo el papeleo necesario para que al dia siguiente lo asignaran a una mesa del Departamento de Asuntos Internos. Bosch regreso a la comisaria para fichar. Todo el mundo se habia ido y no habia ningun mensaje en su mesa, ni siquiera de su abogado. De camino a casa se detuvo en Lucky y compro cuatro botellas de cerveza: dos mexicanas, una Oid Nick inglesa y una Henry.

Al llegar a casa esperaba encontrar un mensaje de |Lewis y Clarke en el contestador. Y asi fue, pero el contenido no era el que imaginaba.

– Se que estas ahi, asi que escucha -dijo una voz que Bosch reconocio inmediatamente como la de Clarke-. Ellos pueden cambiar de opinion, pero nosotros lio. Volveremos a vernos.

No habia mas mensajes. Bosch escucho el de Clarke tres veces. Algo les habia salido mal; les habian parado los pies. ?Habria surtido efecto su burda amenaza de «visar a los medios de comunicacion? Lo dudaba muchisimo. Entonces, ?que habia ocurrido? Se sento en su butaca de vigilancia y comenzo a beberse las cervezas, empezando por las mexicanas, mientras hojeaba el album de fotos que habia olvidado guardar. Al abrirlo el domingo por la noche, las fotos habian despertado recuerdos desagradables, pero ahora se sintio atraido por ellas. El tiempo se

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