habia llevado su amenaza junto con su nitidez.

Ya habia anochecido cuando sono el telefono, que Bosch cogio antes de que saltara el contestador.

– Bueno -dijo el teniente Harvey Pounds-, parece que ahora el FBI cree que han sido demasiado duros contigo. Han reconsiderado su postura y quieren que vuelvas al caso para ayudarles en todo lo que necesiten. Son ordenes directas de la central.

La voz de Pounds revelaba asombro ante el cambio de actitud del FBI.

– ?Y Asuntos Internos? -pregunto Bosch.

– No han presentado ninguna denuncia. Ya te he dicho que el FBI se ha echado atras, asi que Asuntos Internos tambien. De momento.

– O sea, que vuelvo al caso.

– Si, aunque en contra de mi voluntad. Para que lo sepas, han tenido que saltar por encima de mi porque yo les mande a todos a tomar por culo. Hay algo que apesta en todo esto, pero supongo que tendre que esperar a averiguarlo. Hasta nueva orden trabajaras con ellos en este caso.

– ?Y Edgar?

– No te preocupes por el; ya no es asunto tuyo.

– Siempre hablas como si me hubieras hecho un gran favor al ponerme en la mesa de Homicidios cuando me echaron del Parker Center, pero enterate de que el favor te lo hice yo a ti, asi, que si esperas una disculpa mia lo tienes claro.

– Yo no espero nada de ti, Bosch. Tu mismo te has hundido; lo unico que me preocupa es que me arrastres contigo. Si de mi dependiera, te pondria a repasar las listas de objetos empenados.

– Pero no depende de ti, ?verdad?

Bosch colgo antes de que Pounds pudiera responderle.

Se quedo un rato meditando y, aun tenia la mano sobre el aparato, cuando este volvio a sonar. -?Que pasa?

– Vaya, que mal humor… -comento Eleanor Wish.

– Pensaba que eras otra persona.

– Bueno, supongo que ya te has enterado.

– Pues si.

– Ahora trabajaras conmigo.

– ?Por que habeis parado la ejecucion?

– Porque queriamos mantener alejada a la prensa.

– Tiene que haber algo mas.

Ella no dijo nada, pero siguio al aparato. Finalmente a Bosch se le ocurrio algo que anadir. -?Que hago manana?

– Ven a verme a primera hora y ya decidiremos.

Cuando Bosch colgo estuvo un rato pensando en ella y en que no tenia ni idea de lo que estaba pasando. Aunque no le hacia ninguna gracia, no podia hacer nada. Finalmente se dirigio a la cocina y saco la botella de Oid Nick de la nevera.

Mientras telefoneaba, Lewis permanecia de espaldas al trafico, usando su enorme cuerpo para bloquear el ruido.

– Empieza manana con el FBI…, quiero decir el Buro -explico Lewis-. ?Que quiere que hagamos?

De momento Irving se quedo callado y Lewis se lo imagino al otro extremo del telefono con la mandibula apretada. «Cara de Popeye», penso Lewis con una sonrisa. En ese momento Clarke se acerco y le susurro:

– ?De que te ries? ?Que te ha dicho?

– ?Quien era ese? -inquirio Irving.

– Clarke, senor. Solo queria saber nuestras ordenes.

– ?Ha hablado el teniente Pounds con el sujeto?

– Si, senor -respondio Lewis, mientras se preguntaba si Irving estaria grabando la llamada-. El teniente dijo que… bueno… el sujeto va a trabajar con el FB… el Buro. Van a unificar la investigacion del banco y la del asesinato. Bosch trabajara con la agente especial Eleanor Wish.

– ?Que estara tramando ese cabron? -pregunto Irving, sin esperar respuesta alguna. Hubo un largo silencio; Lewis sabia perfectamente que era mejor no interrumpir los pensamientos de su jefe. Cuando vio que Clarke volvia a acercarse le hizo un gesto con la mano para que se fuera y sacudio la cabeza como si estuviera tratando con un nino caprichoso.

Llamaba desde un telefono publico sin puertas situado al final de Woodrow Wilson Drive, al lado del cruce de Barham Boulevard y la autopista de Hollywood. Lewis oyo el estruendo de un camion que pasaba y noto la correspondiente rafaga de aire calido. Cuando alzo la vista hacia las luces de la colina, intento distinguir cual procedia de la casa colgante donde vivia Bosch. Era imposible saberlo; la colina parecia un gigantesco arbol de Navidad repleto de lucecitas.

– Debe de tener algun tipo de influencia sobre ellos -decidio finalmente Irving-. Se habra metido a la fuerza. Las ordenes son proseguir con la vigilancia. Sin que el lo sepa, claro. Esta tramando algo y quiero que averiguen de que se trata. Mientras tanto vayan recogiendo datos para el 1/81. Puede que el Buro Federal de Investigacion haya retirado su denuncia, pero nosotros no nos rendiremos.

– ?Y que pasa con Pounds? ?Quiere que sigamos informandole?

– Querra decir el teniente Pounds, detective Lewis. Si, envienle cada dia una copia de su informe. Con eso sera suficiente.

Irving colgo sin decir otra palabra.

– Desde luego, senor -anadio Lewis de todos modos. No queria que Clarke supiera que el subdirector le habia colgado-. Seguiremos con el caso. Gracias, senor. Buenas noches.

Entonces Lewis colgo tambien, secretamente avergonzado de que su jefe no hubiera considerado necesario despedirse de el.

Clarke se acerco rapidamente.

– ?Que?

– Que manana continuamos con Bosch. Traete el orinal.

– ?Y ya esta? ?Solo tenemos que vigilarlo?

– De momento si.

– Mierda, y yo que queria registrar la casa de ese cerdo… romperle algo. Seguramente tiene todo el botin alla arriba.

– Si estuviera implicado, dudo que fuera tan idiota. De momento tenemos que esperar. Si no esta limpio, ya veremos.

– Seguro que no esta limpio.

– Ya veremos.

Tiburon estaba sentado en la tapia de un aparcamiento de Santa Monica Boulevard, observando con atencion la fachada iluminada de un 7-Eleven al otro lado de la calle. Se fijaba en quien entraba y salia. Hasta entonces casi todo eran turistas y parejas; todavia no habia entrado ningun soltero, nadie adecuado. El chico a quien llamaban Piromano se acerco lentamente.

– Esto no funciona, tio -opino.

Piromano llevaba el pelo tenido de rojo y de punta, tejanos negros y una camiseta negra bastante sucia. En ese momento estaba fumandose un Salem y no iba colocado, pero tenia hambre. Tiburon lo miro a el y luego al tercer chico, Mojo, que estaba sentado en el suelo, cerca de las motos. Mojo era mas achaparrado; llevaba el pelo engominado recogido en una coleta y tenia la piel marcada por el acne, lo cual le daba un aire de tristeza permanente.

– Esperemos un par de minutos mas -dijo Tiburon. -Yo quiero papear, tio -replico Piromano. -?Y crees que yo no? Todos tenemos hambre. -?Y si vamos a ver a Bettijane? -sugirio Mojo-. Seguro que ella habra sacado suficiente para todos. Tiburon lo miro y le dijo:

– Id vosotros si quereis. Yo me quedo aqui hasta que ligue. No pienso irme sin comer.

Mientras decia esto, Tiburon vio que un Jaguar XJ6 de color burdeos se detenia delante de la tienda.

– ?Y el fiambre de la tuberia? -pregunto Piromano-. ?Crees que lo habran encontrado? Podriamos subir a ver si tiene pasta. Todavia no entiendo por que no tuviste huevos de hacerlo ayer noche, tio.

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