– Tiburon, vamos a grabar esto porque puede resultarnos util mas adelante -explico Bosch-. Como te dije, no estas bajo sospecha asi que no debe preocuparte lo que digas, a no ser que nos vayas a decir que lo hiciste tu.
– ?Lo ves? -protesto el chico-. Ya me parecia a mi que ibais a sacarme la maldita grabadora. Oye, que no es la primera vez que entro en uno de estos bunkers…
– Por eso no vamos a mentirte. Para que conste en la cinta, vamos a presentarnos: yo soy Harry Bosch, del Departamento de Policia de los Angeles, ella es Eleanor Wish, del FBI y tu eres Edward Niese, alias Tiburon. Quiero empezar por…
– ?Que cono hace aqui el FBI? ?Quien era el fiambre? ?El presidente?
– Tranquilo -le corto Bosch-. Esto es solo un programa de intercambio. Como cuando ibas al colegio y venian ninos de Francia o de otro pais extranjero. Imaginate que ella es francesa y ha venido a aprender de los profesionales. -Bosch sonrio y le guino el ojo a Wish. Tiburon la miro y tambien esbozo una sonrisa-. Primero contestame a esta pregunta para que podamos pasar a cosas mas interesantes. ?Mataste tu al tio de la tuberia? -Que va. Yo solo vi…
– Espera, espera -interrumpio Wish y, mirando a Bosch, pregunto-: ?Podemos salir un segundo?
Bosch se levanto y salio, seguido de Wish. Esta vez fue ella quien cerro la puerta.
– ?Que estas haciendo? -pregunto el.
– ?Que estas haciendo tu? ?Vas a leerle sus derechos o quieres empezar la entrevista de manera ilegal?
– ?Que dices? El no ha sido; no es un sospechoso. Solo trato de interrogarle.
– No estamos totalmente seguros de que no sea el asesino. Creo que deberiamos leerle sus derechos.
– Si le leemos sus derechos va a pensar que sospechamos de el; que no es un testigo. Y si piensa eso, ya podemos entrar y hablar con las paredes; no se va a acordar de nada.
Wish volvio a la sala de interrogatorios sin decir ni una palabra. Bosch la siguio y continuo donde lo habia dejado, sin mencionar los derechos de nadie.
– ?Tu mataste al hombre de la tuberia, Tiburon?
– Que no, tio. Yo lo vi y punto. Ya estaba muerto.
Al decir esto, miro a Wish, a su derecha, e intento acomodarse en la silla.
– De acuerdo -dijo Bosch- Tiburon, dime cuantos anos tienes, de donde eres… Hablame un poco de ti.
– Casi dieciocho; me falta poco para ser libre -respondio el chico con la vista fija en Bosch-. Mi vieja vive en Chatsworth, pero yo paso de vivir con… Pero ?por que quieres que te lo cuente? Ya lo debes de saber, por mi ficha…
– ?Eres maricon?
– No -nego Tiburon, con una mirada seria-. Yo les vendo fotos, si, ?que pasa? Pero no soy uno de ellos.
– Pero haces mas que venderles fotos, ?no? A veces les pegas unas cuantas hostias, los desplumas y a ver quien es el guapo que te denuncia.
Tiburon se volvio hacia Wish, levantando una mano en senal de inocencia.
– No se de que vas. Pensaba que ibamos a hablar del muerto.
– A eso vamos -le contesto Bosch-. Solo queria saber con quien estabamos tratando, nada mas. Bueno, cuentanos todo lo que sepas; toda la historia. He pedido una pizza y hay mas tabaco, asi que tenemos tiempo.
– No hara falta. Yo no vi nada aparte del cuerpo dentro de la tuberia. Espero que no lleve anchoas.
Dijo esto mirando a Wish, mientras intentaba enderezarse en la silla. Se habia establecido una constante: cuando decia la verdad miraba a Bosch, y a Wish cuando ocultaba algo o estaba mintiendo. «Los timadores siempre escogen a las mujeres», penso Bosch.
– Tiburon, si quieres podemos llevarte a Sylmar y que ellos te retengan hasta manana -le amenazo Bosch-. Podemos volver a empezar por la manana, cuando tengas la memoria mas…
– Es que estoy preocupado por la moto. ?Y si me la mangan?
– Olvidate de la moto -insistio Bosch, invadiendo el espacio del chico-. No vamos a soltarte porque aun no nos has dicho nada. Cuentanos la historia y entonces ya hablaremos de la moto.
– Vale, vale. Os dire lo que se.
El chico alargo la mano para alcanzar los cigarrillos, pero Bosch se echo hacia atras y le dio uno de los suyos. La tecnica de inclinarse hacia delante y hacia atras era algo que habia perfeccionado durante las horas y horas que habia pasado en aquellas salas. Se inclinaba hacia delante para invadir ese medio metro perteneciente al interrogado o que este consideraba su propio espacio. Se echaba hacia atras cuando obtenia lo que queria; era una tecnica subliminal. Lo mas importante de un interrogatorio policial tiene muy poco que ver con lo que se dice. Es una cuestion de interpretacion, de matiz. Y a veces de lo que no se dice. Bosch encendio primero el cigarrillo de Tiburon. Wish se retiro un poco cuando exhalaron el humo azulado.
– ?Quiere un cigarrillo, agente Wish? -pregunto Bosch.
Ella nego con la cabeza. Bosch miro al chico, y ambos intercambiaron una mirada de complicidad. Algo asi como: «Somos colegas.» El muchacho sonrio. Bosch le indico con la cabeza que empezara su historia… Y menuda historia se invento.
– A veces subo alli a sobar -comenzo Tiburon-. Bueno, cuando no encuentro a alguien que me ayude a pagar el motel. A veces el cuarto de mis socios esta a tope y tengo que abrirme. Entonces subo alla y me pongo a sobar en la tuberia. Se esta caliente casi toda la noche; no esta mal. Bueno, una de esas noches subi…
– ?A que hora? -pregunto Wish.
Bosch la miro como diciendo: «Calma. Haz las preguntas despues de la historia. Hasta ahora el chico iba bastante bien.»
– Pues bastante tarde -respondio Tiburon-. Las tres o las cuatro de la manana; no llevo reloj. Total, que subi, me meti en la tuberia y vi al tio ahi tirado, muerto. Entonces sali y me pire. No iba a quedarme alli con un fiambre. Cuando baje, os llame a vosotros, al telefono de emergencias, y ya esta.
Tiburon miro a Wish y luego a Bosch.
– Ya esta -concluyo-. ?Me llevais a la moto o que?
Nadie contesto, asi que Tiburon encendio otro cigarrillo y volvio a incorporarse en la silla.
– Es una historia muy bonita, Edward, pero necesitamos saberlo todo -dijo Bosch-. Y necesitamos que sea verdad.
– ?Que quieres decir?
– Quiero decir que parece inventada por un subnormal, eso quiero decir. Por ejemplo, ?como cono viste el cuerpo si era de noche?
– Con una linterna -le explico a Wish.
– No senor. Llevabas cerillas porque encontramos una. -Bosch se inclino hacia Tiburon hasta quedar a solo treinta centimetros de su cara-. Oye, ?como crees que supimos que eras tu el que habia llamado? ?Crees que la operadora reconocio tu voz y penso: «?Ah, ese es Tiburon. Que chico tan majo!»? Piensa, hombre. Escribiste tu nombre o al menos parte de tu nombre, en la tuberia. Tenemos tus huellas dactilares en un aerosol. Y sabemos que solo llegaste hasta la mitad de la tuberia porque te acojonaste; tenemos las huellas.
Tiburon miraba fijamente frente a el, hacia la ventana de espejo de la puerta.
– Sabias que el cuerpo estaba alli antes de entrar. Viste a alguien arrastrandolo hacia la tuberia. Venga, Tiburon. Mirame y dime la verdad.
– No vi ninguna cara. Estaba demasiado oscuro -le dijo el chico a Bosch. Cuando Eleanor solto un suspiro, a Bosch le entraron ganas de decirle que se marchara si creia que el chico era una perdida de tiempo.
– Me escondi porque pensaba que venian a por mi -explico Tiburon-, pero yo no tuve nada que ver, te lo juro. ?Por que cono la has tomado conmigo?
– Han asesinado a un hombre y tenemos que descubrir por que. No nos importan las caras. Simplemente cuentanos lo que viste y te soltaremos.
– ?Seguro?
– Seguro.
Bosch se echo hacia atras y encendio su segundo cigarrillo.
– Bueno, pues si, subi a la presa y, como no tenia sueno, me puse a mi rollo, a pintar. Entonces oi un coche y me acojone. Lo mas raro es que lo oi antes de verlo, porque el tio no llevaba las luces puestas. Me escondi a toda leche entre los arbustos de la colina; ahi, al lado de la tuberia…, donde dejo la moto cuando duermo.