– Entonces ya sabe de que hablo. -A continuacion siguio con su lista y, sin alzar la mirada, les pregunto-: ?Quieren quedarse a comer con nosotros? Nuestras verduras son las mas frescas del condado.
Bosch y Wish declinaron la invitacion y, despues de que Scales le entregara a Bosch la lista de nombres, se levantaron. Al llegar a la puerta, este se volvio, dudo un instante y dijo:
– Coronel, ?le importa que le pregunte que otros vehiculos hay en la granja, aparte del camion?
– No me importa que me lo pregunte porque no tenemos nada que ocultar. Hay dos camiones mas como ese, dos John Deere y un todoterreno.
– ?Que tipo de todoterreno?
– Un jeep con traccion a las cuatro ruedas.
– ?De que color?
– Blanco. ?Por que lo pregunta?
– Solo estoy intentando aclarar algo. Supongo que el jeep tendra el logotipo de Charlie Company en el lateral, ?no?
– Si, claro. Todos nuestros vehiculos lo llevan. Cuando vamos a Ventura nos gusta que la gente sepa de donde vienen las verduras, porque estamos orgullosos de nuestra organizacion.
Bosch no leyo los veinticuatro nombres de la lista hasta que se metio en el coche. No reconocio a ninguno pero se fijo en que Scales habia escrito las letras CP detras de ocho de ellos.
– ?Que significa eso? -pregunto Wish cuando vio la lista.
– El Corazon Purpura, una condecoracion que dan a los heridos de guerra -le explico Bosch-. Supongo que es otra forma de decir que vayamos con cuidado.
– ?Y el jeep? -le recordo ella-. Nos ha dicho que es blanco con un logotipo en la puerta.
– Ya has visto lo sucio que estaba el camion. Un jeep sucio de color blanco podria parecer beige. Si fuera el mismo jeep.
– Me extrana. Scales parece legal.
– Quiza lo sea, pero no aquel a quien se lo presto. No he querido presionarlo hasta saber mas.
Bosch arranco y, mientras se dirigia a la verja por el camino de grava, bajo la ventanilla. El cielo era del azul de unos vaqueros gastados y el aire, invisible y limpio, olia a pimientos frescos. «Pero no por mucho tiempo - penso Bosch-. Ahora volvemos a la sucia realidad.»
De camino a la ciudad, Bosch evito la autopista de Ventura y puso rumbo al sur a traves del canon de Malibu y la carretera de la costa. Tardarian mas en llegar, pero el aire puro era adictivo; Bosch queria disfrutarlo el maximo tiempo posible.
– Me gustaria repasar la lista de victimas -dijo mirando al Pacifico, tras recorrer la sinuosa carretera que atravesaba del canon-. Este pedofilo que mencionaste antes… Hay algo en la historia que no me acaba de encajar. ?Por que iban los ladrones a llevarse una coleccion de pornografia infantil?
– Harry, venga, ?no me iras a decir que ese fue el movil? ?Crees que esa gente excavo un tunel durante semanas y perforo una camara acorazada para robar una coleccion de pornografia infantil?
– Claro que no, pero por eso me sorprende. ?Por que se la llevaron?
– Bueno, a lo mejor les hizo gracia. Quizas uno de ellos tambien era un pederasta y decidio quedarselo. ?Quien sabe?
– O quiza todo fue una tapadera. Tal vez se llevaron el contenido de cada caja para esconder el hecho de que lo que realmente querian estaba en una sola. Como si hubieran querido despistar al personal robando docenas de cajas. Es el mismo principio que emplearon en el atraco a la casa de empenos: llevarse muchas joyas para cubrir que solo querian el brazalete. Aunque en el caso del banco, querian algo que nadie denunciaria mas tarde, porque meteria a la victima en un buen follon. Como en el caso del pedofilo; cuando le robaron sus pertenencias, ?que iba a decir? Ese es el tipo de mercancia que buscaban los ladrones, pero mucho mas valiosa. Algo que hiciera mas atractivo el robo a la camara de las cajas que a la principal. Y algo que hiciera necesaria la muerte de Meadows cuando puso en peligro toda la operacion empenando el brazalete.
Wish se quedo callada. Bosch la miro, pero le resulto imposible adivinar lo que pensaba oculta tras sus gafas de sol.
– Parece que estes hablando de drogas -dijo ella al cabo de un rato-. Y el perro no detecto ninguna. La DEA tampoco encontro ninguna conexion con nuestra lista de clientes.
– Puede que fueran drogas, puede que no. Pero por eso deberiamos repasar la lista de personas con cajas. Lo hare yo mismo; quiero ver si algo me llama la atencion.
Me gustaria empezar con la gente que no denuncio ninguna perdida.
– Ya te pasare los nombres. De todos modos, tampoco nos quedan demasiadas pistas que investigar.
– Bueno, aun tenemos que comprobar la lista de Scales -la corrigio Bosch-. He pensado que podriamos obtener las fotos de esos hombres y llevarselas a Tiburon.
– Supongo que vale la pena intentarlo, aunque me parece un poco perdida de tiempo.
– No lo se. Yo creo que el chico nos esta ocultando algo. Quiza vio una cara esa noche.
– Le he dejado un memorandum a Rourke sobre lo de la hipnosis. Supongo que nos contestara entre hoy y manana.
Al llegar a la bahia de Santa Monica, Bosch y Wish continuaron por la autopista del Pacifico. El viento habia empujado la contaminacion hacia el interior, de modo que se distinguia la isla Catalina mas alla de las olas. Se detuvieron a almorzar en el restaurante Alice's y, como era tarde, encontraron una mesa vacia junto a la ventana. Wish pidio un te helado y Bosch una cerveza.
– De pequeno solia venir aqui -le conto Bosch-. Nos traian en un autocar. Antes habia una tienda de cebos al final del muelle. Yo pescaba cazabes.
– ?Ninos de la DSJ?
– Si, bueno, no. En esa epoca se llamaba DSP. Departamento de Servicios Publicos. Hace unos anos se dieron cuenta de que necesitaban toda una seccion para ninos, y asi nacio el Departamento de Servicios para la Juventud.
Ella miro hacia el muelle por la ventana del restaurante, mientras sonreia pensando en los recuerdos de Bosch. El le pregunto donde la llevaban los suyos.
– A todas partes -contesto-. Mi padre era militar, asi que lo maximo que pase en un sitio fueron un par de anos. Mis recuerdos no son de lugares, sino de gente.
– ?Estabas muy unida a tu hermano? -pregunto Bosch.
– Si, porque mi padre pasaba mucho tiempo fuera. Mi hermano, en cambio, siempre estuvo conmigo. Hasta que se alisto y se fue para no volver.
Cuando llegaron las ensaladas, Bosch y Wish comieron y charlaron de cosas sin importancia hasta que, en el intervalo entre el primer y el segundo plato, ella le conto la historia de su hermano.
– Me escribia cada semana diciendome que tenia miedo y queria volver a casa -dijo Wish-. No era algo que le pudiera decir a mi padre o a mi madre. Michael no estaba hecho para aquello; no deberia haber ido. Lo hizo por nuestro padre, que no le dejaba en paz. No tuvo el valor suficiente de decirle que no a el, pero si para irse a la guerra. Que tonteria, ?no?
Bosch no respondio porque habia oido historias similares, incluida la suya. Wish no siguio; o no sabia lo que le habia ocurrido a su hermano o no queria contar los detalles. Al cabo de unos segundos, anadio:
– ?Por que fuiste tu?
Bosch sabia que la pregunta estaba al caer, pero en toda su vida nunca habia podido responderla sinceramente, ni siquiera a si mismo.
– No lo se. Supongo que no tuve eleccion… La vida en instituciones y todo eso que tu dijiste. No fui a la universidad y ni siquiera se me ocurrio lo de huir a Canada. Creo que eso me hubiera resultado mas dificil que ir a Vietnam. Entonces, en el 68, me toco «el gordo» en el sorteo; mi numero salio tan bajo que sabia que me iban a llamar a filas de todos modos. Asi que me hice el valiente y me apunte yo primero.
– ?Y que paso?
Bosch solto una carcajada tan falsa como las que ella habia soltado antes.
– Pues entre, pase la instruccion y toda esa mierda y cuando me toco elegir algo, escogi infanteria. Todavia no se por que. Es una edad tonta; te crees invencible y se aprovechan de ti. En cuanto llegue, me presente voluntario para el equipo de tuneles. Un poco como en esa carta que Meadows escribio a Scales. Quieres saber hasta donde puedes llegar y haces cosas inexplicables, ?entiendes lo que quiero decir?