estroboscopios, yacia Tiburon.
La cabeza del chico descansaba apoyada contra la pared del tunel en un angulo forzado. A Bosch le parecio mas pequeno y joven de lo que recordaba. Tenia los ojos entreabiertos y la mirada perdida de un ciego. Llevaba una camiseta negra con las palabras «Guns N' Roses» empapada en su propia sangre y unos tejanos gastados con los bolsillos vueltos del reves. A su lado habia un aerosol en una bolsita de plastico y sobre su cabeza una inscripcion que rezaba: «RIP Tiburon.» Era obra de una mano inexperta, ya que la pintura negra se habia corrido por la pared en chorretones finos que resbalaban hasta la cabeza de Tiburon.
Gritando para que le oyera por encima del ruido del generador, Edgar le pregunto a Bosch si queria verla y este supo que se referia a la herida. Con la cabeza inclinada hacia delante, el corte en el cuello de Tiburon no era visible; solo se distinguia la sangre. Harry nego con la cabeza.
Bosch se fijo en las salpicaduras de sangre en la pared y en el suelo, en un radio de un metro del cuerpo. Porter, el borracho, comparaba las formas de las gotas de sangre con unas fichas que mostraban distintos tipos de salpicaduras, mientras un perito las fotografiaba. Las del suelo eran redondas, mientras que las de la pared eran elipticas. No hacian falta fichas para darse cuenta de que el chico habia sido asesinado en el tunel.
– Por lo que parece -dijo Porter en voz alta sin dirigirse a nadie en particular-, alguien vino por detras, le corto el cuello y lo tiro al suelo.
– ?Como iba a venir alguien por detras en un tunel como este? El chico iba con alguien y se lo cargaron. No fue un ataque por sorpresa, Porter.
Porter se metio las fichas en el bolsillo y dijo:
– Perdona, colega.
No volvio a abrir la boca. Porter estaba gordo y hecho polvo, como muchos policias que llevan demasiado tiempo en el cuerpo. Llevaba una chaqueta de tweed con los codos gastados y, aunque todavia podia embutirse en un pantalon de la talla 44, su enorme barriga le sobresalia por encima del cinturon. Tenia la cara demacrada y palida como una tortita de harina, en la que destacaba una narizota de bebedor, deforme y angustiosamente roja.
Bosch encendio un cigarrillo y se metio la cerilla quemada en el bolsillo. Luego se agacho junto al cadaver, como un jugador de beisbol, levanto el aerosol de pintura y lo sopeso. Estaba casi lleno, lo cual confirmaba lo que ya sabia o temia: que fue el quien mato a Tiburon. Al menos de forma indirecta. Bosch lo habia encontrado y convertido en una persona valiosa o potencialmente valiosa para el caso, cosa que alguien no se podia permitir. Bosch se quedo ahi agachado, con los codos en las rodillas y el cigarrillo en la boca, fumando y observando el cadaver detenidamente para asegurarse de que nunca lo olvidaria.
Meadows habia formado parte de todo aquello, del circulo de hechos encadenados que lo habian matado. Pero Tiburon no. El chico era un delincuente callejero, cuya muerte seguramente salvaria la de otra persona en el futuro. Pero aun asi, no se merecia aquello, porque en aquel circulo era inocente. Las cosas se habian descontrolado; a partir de aquel momento regirian nuevas reglas, tanto en un bando como en el otro. Bosch le indico al ayudante del forense que retirara el cadaver de la pared. Apoyandose en el suelo con una mano para no perder el equilibrio, miro fijamente el cuello y la garganta destrozadas. No queria olvidar un solo detalle. En un momento dado, la nuca de Tiburon se doblo hacia atras, dejando al descubierto la enorme herida, Bosch no desvio la mirada.
Cuando aparto finalmente la vista del cadaver, Bosch se dio cuenta de que Eleanor ya no se hallaba en el tunel. Se levanto y le hizo una senal a Edgar para que le acompanara afuera, porque no queria tener que gritar por encima del ruido del generador. A la salida, Harry vio que Eleanor estaba sola, sentada en el peldano superior de las escaleras. Los dos hombres pasaron junto a ella y Harry, al ponerle la mano en el hombro, noto su rigidez.
Lejos del ruido, Harry pregunto a su antiguo companero:
– ?Que han encontrado los peritos?
– Nada -dijo Edgar-. Si fue un asunto de pandillas es lo mas limpio que he visto; no dejaron ni una sola huella. El aerosol esta totalmente limpio. No tenemos ni el arma, ni testigos ni nada.
– Tiburon formaba parte de un grupo que vivia en un motel del Boulevard (al menos hasta hoy), pero no estaba metido en ninguna pandilla -le informo Bosch-. Lo pone en los archivos. Era un delincuente de segunda; vendia fotos, robaba a homosexuales y ese tipo de cosas.
– ?Dices que salia en los archivos de pandillas, pero no formaba parte de ninguna?
– Eso es.
– Bueno, quiza la persona que lo mato no lo sabia; tal vez creyera que era miembro de una banda -aventuro Edgar.
Wish se acerco a ellos, pero no dijo nada.
– Esta claro que no es un asunto de pandillas, Jed -insistio Bosch.
– ?Ah, si?
– Si. De lo contrario no habrian dejado un aerosol lleno. Ningun pandillero abandonaria algo asi. Ademas, la persona que pinto la pared no tenia ni idea. Toda la pintura esta corrida; es una verdadera chapuza.
– Ven un momento -le pidio Edgar.
Tras mirar a Eleanor y hacerle un gesto para que no se preocupara, Bosch y Edgar se alejaron unos pasos. Se detuvieron junto a la cinta amarilla.
– Bosch, ?que cono os conto ese chico? ?Y por que lo soltasteis si formaba parte del caso? -le espeto Edgar.
Bosch le resumio la historia, explicandole que en aquel momento ignoraban que Tiburon fuera importante para la investigacion. Obviamente alguien habia creido que lo era o, como minimo, no habia querido correr el riesgo. Mientras hablaba, Bosch contemplaba las colinas en el horizonte, entre las que vislumbro las primeras luces del amanecer perfilando las altas palmeras. Edgar dio un paso atras y tambien inclino la cabeza en esa direccion, aunque el no miraba al cielo. Tenia los ojos cerrados.
– Harry, ?sabes que fin de semana es este? -pregunto-. El lunes es el ultimo lunes de mayo, el dia de los Caidos. Es el puente mas rentable del ano porque empieza la temporada de verano. El ano pasado vendi cuatro casas. En esos tres dias gane casi mas que en todo el ano como policia.
Bosch se sintio confundido ante el repentino giro de la conversacion.
– ?De que hablas?
– De que no pienso romperme los cuernos con este caso. No quiero que me joda mi negocio como la semana pasada. Si quieres, le digo a Pounds que, como este caso esta relacionado con el vuestro, estais interesados en llevarlo. Si no, ya te aviso ahora mismo que solo voy a dedicarme a el en horas de oficina.
– Dile lo que quieras, Jed. No me toca a mi decidir.
Bosch dio media vuelta, dispuesto a reunirse con Eleanor.
– Una cosa -le detuvo Edgar-. ?Quien sabia que habias encontrado al chico?
Bosch se quedo mirando a Eleanor y, sin darse la vuelta, le contesto:
– Lo arrestamos en la calle y lo entrevistamos en Wilcox. Los informes fueron al FBI. ?Que quieres que te diga, Jed?
– Nada -respondio Edgar-. Pero tu y el FBI deberiais haber cuidado mejor a vuestro testigo. De esa manera a lo mejor me habriais ahorrado un poco de tiempo a mi y ese pobre chaval aun estaria vivo.
Bosch y Wish regresaron lentamente al coche. Una vez dentro, Bosch le pregunto:
– ?Quien lo sabia?
– ?Que quieres decir? -inquirio ella.
– Lo que me acaba de preguntar Edgar, ?quien sabia lo de Tiburon?
Ella reflexiono un momento.
– En el FBI, Rourke recibe los informes diarios y el otro dia le envie un memorandum sobre lo de la hipnosis. Los informes van a Archivos donde se hace una copia para nuestro superior, el agente especial Whitcomb. La cinta de la entrevista que me diste esta guardada bajo llave en mi mesa. Nadie la ha oido, ni transcrito. Supongo que cualquiera podria haber visto los informes, pero no, ni se te ocurra, Harry. Nadie… No puede ser.
– Bueno, sabian que encontramos al chico y que podia ser importante. O sea, que deben de tener a alguien dentro.
– Harry, eso es pura especulacion. Podrian ser muchisimas cosas. Como le dijiste a Edgar, lo arrestamos en plena calle. Cualquiera podria haberlo visto: sus propios.imigos, esa chica… cualquiera podria haber corrido la voz