de que buscabamos a Tiburon.
Bosch penso en Lewis y Clarke; ellos tambien debian de haberlo visto recogiendo a Tiburon. ?Cual era su papel en todo aquello? Bosch no comprendia nada.
– Tiburon era un tio duro -dijo Bosch-. ?Crees que habria entrado con alguien en un tunel por la cara? Yo creo que no tuvo eleccion; quiza lo obligo alguien con una placa.
Wish no arranco el coche. Los dos se quedaron sentados, pensando, hasta que finalmente Bosch solto:
– Tiburon ha sido una advertencia.
– ?Que?
– Un mensaje para nosotros. ?No lo ves? Le dejan mi tarjeta en el cuerpo, lo denuncian por una linea que no se puede detectar… y lo matan en un tunel. Quieren que sepamos que lo hicieron, que tienen alguien dentro y que se estan riendo de nosotros.
Wish puso el motor en marcha.
– ?Adonde vamos?
– Al FBI.
– Harry, ten cuidado con esta teoria. Si intentas venderla y resulta que no es verdad, podrias dar a tus enemigos la cuerda que necesitan para ahorcarte.
«Enemigos -penso Bosch-. ?Quienes son mis enemigos esta vez?»
– Yo soy responsable de la muerte de ese chico -dijo Bosch-. Lo minimo que puedo hacer es averiguar quien lo mato.
Mientras Eleanor Wish abria la puerta de acceso a los despachos del FBI, Bosch echo un vistazo al cementerio de veteranos por entre las cortinas de la sala de espera. La niebla continuaba pegada al campo de lapidas, lo cual, visto desde arriba, producia la impresion de que cientos de espiritus estuvieran saliendo de sus ataudes al mismo tiempo. Bosch reconocio la oscura zanja cavada en la cima de la colina, pero fue incapaz de averiguar de que se trataba. Parecia casi una fosa comun, una larga brecha abierta en la tierra, como una herida brutal. Bosch reparo en que el interior estaba tapizado con una lona de plastico negro.
– ?Quieres un cafe? -le ofrecio Wish.
– Si-respondio al instante. Alejandose de las cortinas, Bosch la siguio por el pasillo. El Buro estaba vacio. Entraron en la cocina de la oficina y el la observo mientras ella vertia un paquete de cafe en el filtro y encendia la cafetera. Los dos contemplaron en silencio el cafe que goteaba lentamente en un pote de cristal. Harry encendio un cigarrillo e intento pensar unicamente en el cafe que se estaba haciendo. Ella aparto el humo con la mano, pero no le pidio que lo apagara.
Cuando el cafe estuvo listo, Bosch se lo tomo solo. La cafeina tuvo un efecto instantaneo. A continuacion se sirvio una segunda taza y se llevo las dos a la oficina de la brigada. Al llegar a la mesa que le habian prestado, encendio un segundo cigarrillo con la colilla del primero.
– El ultimo -prometio al advertir la mirada de ella.
Eleanor se sirvio un vaso de agua de una botella que saco del cajon de su mesa.
– ?Nunca se te acaba el agua? -bromeo Bosch.
Ella no respondio.
– Harry, no podemos culparnos de la muerte de Tiburon. Por esta regla de tres, deberiamos ofrecer proteccion a todas las personas que interrogamos. Deberiamos ir a casa de su madre y meterla en el programa de proteccion de testigos. Y a la chica del motel… ?No ves que es una locura? Tiburon era Tiburon. Si vives en la calle, mueres en la calle.
Al principio Bosch se quedo callado, pero luego dijo:
– Dejame ver los nombres.
Wish busco los archivos del caso WestLand, los hojeo y saco un taco de papel continuo plegado en forma de acordeon.
– Ahi esta la lista de todo el mundo que tenia una caja -dijo ella, plantandosela en la mesa-. Detras de algunos de los nombres hay unas notas escritas. La mayoria no tienen relacion con el caso, sino que se refieren a si estaban enganando a la compania aseguradora.
Cuando Bosch comenzo a desdoblar las hojas descubrio que incluian una lista larga y cinco cortas, marcadas con letras de la A a la E. Al preguntar que significaban, ella se acerco a su mesa y las miro por encima del hombro de el. Bosch noto el olor a manzana de su cabello.
– Bueno, la lista larga es lo que te he dicho; una relacion completa de todo el mundo que tenia una caja. Despues elaboramos cinco sublistas que marcamos con letras de la A a la E. La primera es la de cajas alquiladas durante los tres meses anteriores al robo. La lista B corresponde a los propietarios que no denunciaron perdidas y la C es la lista de cabos sueltos: la de propietarios fallecidos o que dieron informacion falsa cuando la alquilaron. La cuarta y quinta contienen los nombres que coinciden en las primeras tres. En la D estan las personas que alquilaron una caja en los tres meses anteriores al robo y no denunciaron perdidas. En la E tenemos a la gente de la lista de cabos sueltos que coincidia con la de los tres meses. ?Esta claro?
Bosch lo habia comprendido perfectamente. El FBI supuso que los ladrones habrian investigado el interior de la camara antes del robo y que la manera mas facil de hacerlo era alquilar una caja. De ese modo obtenian un acceso legal; el hombre que alquilase la caja podria entrar en la camara en cualquier momento para examinar el interior. Por esa razon, la lista de las personas que habian alquilado una caja durante los tres meses anteriores al asalto tenia todos los numeros de incluir al espia.
En segundo lugar, resultaba probable que este espia no quisiera llamar la atencion despues del robo, por lo que tal vez declaro que no habia perdido nada, cosa que lo pondria en la lista D. Ahora bien, si no habia realizado ninguna declaracion o habia dado informacion falsa en el contrato de alquiler de la caja, su nombre estaria en la lista E.
La lista D contenia solamente siete nombres, mientras que en la E habia cinco. Uno de los nombres de la lista E estaba subrayado: Frederic B. Isley, residente en Park La Brea, el hombre que habia comprado las tres motos todoterreno Honda en Tustin. Los otros nombres estaban marcados con una cruz.
– ?Te acuerdas? -le pregunto Eleanor-. Ya te dije que ese nombre nos volveria a salir.
Harry asintio.
– Creemos que Isley era el espia -prosiguio ella-. Sabemos que alquilo la caja nueve semanas antes del robo y, segun el banco, realizo un total de cuatro visitas a la camara acorazada durante las siete semanas siguientes. Despues del asalto, no volvio. No presto declaracion y, cuando intentamos ponernos en contacto con el, descubrimos que la direccion era falsa.
– ?Os dieron alguna descripcion?
– Nada que nos sirviera. Bajito, moreno y guapo fue lo maximo que sacamos de los empleados del banco. De hecho, ya sospechabamos que el era el espia incluso antes de encontrar las motos. Cuando una persona quiere ver su caja, el empleado lo conduce al interior de la camara acorazada para que la saque y luego lo acompana a un cuartito para que pueda examinarla en privado. Una vez ha terminado, ambos devuelven la caja a su lugar y el cliente escribe sus iniciales en una ficha, un poco como en una biblioteca. Al ver la ficha de este tio leimos las iniciales FBI. A nosotros, como a ti, Harry, tampoco nos gustan las casualidades. Pensamos que alguien nos estaba tomando el pelo, y lo confirmamos cuando descubrimos lo de la venta de las motos.
Harry tomo un sorbo de cafe.
– Aunque no nos sirvio de mucho, porque no lo localizamos -admitio ella-. Despues del robo, encontramos la caja de Isley entre todo aquel desorden. Buscamos huellas dactilares, pero nada. Tambien les mostramos unas cuantas fotos de sospechosos a los empleados del banco, pero aunque entre ellas habia una de Meadows, no lo identificaron.
– Podriamos volver a intentarlo con fotos de Franklin y Delgado, a ver si uno de ellos era el tal Isley.
– Muy bien. Ahora vuelvo.
Wish se levanto y se marcho, dejando a Bosch tomando cafe y estudiando la lista. Leyo todos los nombres y direcciones, pero nada le llamo la atencion aparte de unos cuantos nombres de famosos, politicos y gente conocida que habian alquilado una caja. Bosch iba por la segunda lectura cuando Eleanor regreso con una hoja de papel.
– Vengo del despacho de Rourke -le informo ella, depositando el papel sobre su mesa-. Rourke ya habia enviado a Archivos casi todos los papeles que le di, pero el memorandum sobre la hipnosis todavia estaba en su bandeja de entrada, asi que no creo que lo haya leido. Lo he cogido porque ahora ya no sirve de nada y