seguramente es mejor que no lo vea.
Harry echo un vistazo a la hoja, la doblo y se la metio en el bolsillo.
– Francamente -opino ella-, creo que no ha estado a la vista el tiempo suficiente para… Quiero decir, que no me lo puedo imaginar. Y Rourke sera un tecnocrata, pero no es un asesino. Como dijeron de ti los psicologos, no cruzaria esa linea por dinero.
Al mirarla, Bosch se descubrio a si mismo queriendo decir algo para agradarla, para tenerla de nuevo de su parte, pero no se le ocurrio nada. Tampoco alcanzaba a comprender esta nueva frialdad en su actitud hacia el.
– Bueno, olvidalo -le dijo finalmente, volviendo su atencion a la lista-. ?Hasta donde investigasteis a la gente que declaro no haber perdido nada?
Wish miro la hoja, en la que Bosch habia marcado la lista B. Habia diecinueve nombres.
– Primero comprobamos si tenian antecedentes penales -comenzo ella-. Despues hablamos con ellos por telefono y luego concertabamos entrevistas en persona; en los casos en que algo no cuadraba, otro agente se volvia a presentar por sorpresa. Yo no participe: teniamos un segundo equipo que se encargo de casi todas las entrevistas de campo. Si te interesa algun nombre puedo buscarte las transcripciones.
– ?Y los apellidos vietnamitas de la lista? Veo que hay treinta y cuatro: cuatro en la lista de sin perdidas y uno en la de cabos sueltos.
– ?Y que? Seguro que tambien hay chinos, coreanos, blancos, negros e hispanos. Los ladrones no discriminan por raza.
– No, pero Vietnam ya habia salido en la investigacion a raiz de Meadows. Ahora que se anaden dos presuntos implicados, Franklin y Delgado, resulta que los tres pertenecieron a la policia militar en Saigon. Sin contar Charlie Company, que tambien puede estar metida en todo esto.
»O sea que, despues de encontrar a Meadows y empezar a pedir expedientes militares de las ratas de los tuneles, ?investigasteis mas a fondo a los vietnamitas de la lista? -pregunto.
– No. Bueno, si. Pasamos los nombres de extranjeros al Servicio de Inmigracion y Naturalizacion para saber el tiempo que llevaban aqui y si eran inmigrantes ilegales, pero eso es todo. -Wish se quedo un segundo en silencio-. Ya veo por donde vas; estas insinuando que se nos paso por alto algo importante en la investigacion, pero tienes que tener en cuenta que no empezamos a considerar a Meadows como posible sospechoso hasta al cabo de unas semanas despues del robo. Para entonces casi toda esta gente habia sido entrevistada. ?Crees que uno de los vietnamitas podria estar involucrado?
– No lo se; solo estoy buscando conexiones. Casualidades que no sean casualidades.
Bosch saco una libretita del bolsillo de su chaqueta y empezo a elaborar una lista con los nombres, fechas de nacimiento y direcciones de los vietnamitas que habian alquilado una caja. Coloco primero a los cuatro que habian declarado no haber perdido nada y a la persona de la lista de cabos sueltos. Acababa de cerrar la libreta cuando Rourke entro en la oficina, con el pelo todavia mojado tras su ducha matinal y una taza de cafe decorada con la palabra «Jefe». Rourke miro a Bosch y Wish, y luego consulto su reloj.
– Empezais temprano.
– Han encontrado muerto a nuestro testigo -le informo Wish con rostro inexpresivo.
– Joder. ?Donde? ?Han cogido a alguien?
Wish nego con la cabeza y le lanzo a Bosch una mirada de advertencia para que no empezara nada.
– ?Esta relacionado con nuestro caso? -pregunto Rourke-. ?Hay pruebas?
– Eso creemos -contesto Bosch.
– ?Joder!
– Eso ya lo ha dicho antes -se burlo Bosch.
– ?Deberiamos pedirle el caso al Departamento de Policia de Los Angeles e incluirlo en la investigacion de Meadows? -pregunto Rourke, mirando directamente a Wish. Claramente Bosch no formaba parte del equipo que tomaba las decisiones. Como Wish no le respondia, anadio-: ?Deberiamos haberle ofrecido proteccion?
Bosch no se mordio la lengua.
– ?Contra quien?
A Rourke se le cayo un mechon de pelo mojado sobre la frente.
– ?Que cojones significa eso? -inquirio, rojo de rabia.
– ?Como sabia usted que la policia de Los Angeles llevaba el caso?, -?Que?
– Acaba usted de preguntar si deberiamos pedirle el caso a la policia de Los Angeles. ?Como sabia que lo tenian ellos? Nosotros no se lo hemos dicho.
– Pero me lo he imaginado. Me molesta lo que insinuas y sobre todo me molestas tu, Bosch. ?Crees que yo o alguien…? Si lo que estas diciendo es que ha habido una filtracion, ahora mismo encargo una investigacion. Pero te aviso que, si la hubo, no fue a traves del FBI.
– ?Pues a traves de quien? ?Que paso con los informes que le pasamos a usted? ?Quien los vio?
Rourke nego con la cabeza.
– Bosch, no seas ridiculo. Comprendo tus sentimientos, pero tranquilicemonos y pensemos un minuto. El testigo fue recogido en la calle, interrogado en la comisaria de Hollywood y enviado a un albergue juvenil. Un monton de gente podia saberlo. -Rourke hizo una pausa-. Eso sin contar al Departamento de Policia, que te esta siguiendo. Por lo visto ni tu propia gente se fia de ti.
El rostro de Bosch se ensombrecio. Se sentia traicionado, ya que Rourke solo podia haber averiguado que le seguian a traves de Wish; ella debia de haber descubierto a Lewis y Clarke. ?Por que no se lo habia dicho a el en lugar de a su jefe? Bosch la miro, pero ella tenia la vista fija en su mesa. Cuando se volvio hacia Rourke, Bosch vio que su cabeza se balanceaba como un muelle.
– Si, Wish los calo el primer dia. -Rourke miro alrededor de la oficina vacia, como si deseara tener mas publico. Iba trasladando su peso de un pie al otro, igual que un boxeador en su rincon que espera con impaciencia el siguiente asalto para acabar de rematar a su ya debil rival.
Wish permanecio en silencio y en ese momento Bosch le parecio que hacia un millon de anos desde que habian dormido abrazados.
– Quiza deberias mirarte a ti y a tu propio departamento antes de lanzar acusaciones sin fundamento -declaro Rourke.
Bosch no dijo nada; simplemente se levanto y se dirigio a la puerta.
– Harry, ?adonde vas? -le llamo Eleanor desde su mesa.
Bosch se volvio, la miro un momento y siguio caminando.
Lewis y Clarke siguieron al Caprice de Bosch en cuanto salio del garaje del FBI. Esta vez Clarke iba al volante, mientras Lewis anotaba aplicadamente la hora de salida en el diario de vigilancia.
– Pegate a el; lleva un petardo en el culo.
Bosch habia girado al oeste al llegar a Wilshire y se encaminaba hacia la 405. Clarke aumento la velocidad para no perderlo entre el trafico que abarrotaba las calles a la hora punta.
– Yo tambien llevaria un petardo en el culo si hubiera perdido a mi unico testigo -comento Clarke-. Sobre todo si hubiera muerto por mi culpa.
– ?Por que lo dices?
– Ya lo viste. Despues de dejar al chico en ese albergue, Bosch se fue tan campante. No tengo ni idea de que sabia el muchacho, pero era lo suficientemente importante para que lo eliminaran. Tendria que haberlo vigilado mejor. Yo lo habria encerrado a cal y canto.
Tomaron la 405 hacia el sur. Bosch iba por el carril lento, a unos diez coches de ellos. La autopista era una masa de acero movil, apestosa y contaminante.
– Creo que va a coger la 10 -opino Clarke-. Va a Santa Monica; quiza se ha olvidado el cepillo de dientes en casa de ella. O han quedado luego para echarse una siestecita, ya me entiendes. Yo propongo que lo dejemos y vayamos a hablar con Irving. Creo que podemos usar esto del testigo; tal vez lo podamos acusar de incumplimiento del deber. Tenemos suficientes pruebas para conseguir una vista; como minimo lo echarian de Homicidios y te aseguro que si a Harry Bosch no le dejan trabajar en Homicidios, cogera y se ira. Eso seria un puntito mas para nosotros.
Lewis considero un momento la idea de su companero. No estaba mal. Podria funcionar, pero no queria dejar la vigilancia sin que Irving les diera el visto bueno.
– Siguelo -dijo Lewis-. En cuanto se pare en algun sitio, le dare un toque a Irving y le preguntare que quiere