los gilipollas con telefono movil han llamado para denunciar secuestro, asesinato y no se que mas. ?No podriais haberos asegurado de que era el coche correcto?
– Era imposible. Todo esta en el informe, teniente. Es la decima vez que lo explico.
Pounds se comportaba como si no oyera nada.
– Y resulta que el tio es abogado.
– ?Y que? -dijo Bosch, perdiendo finalmente la paciencia-. Nos disculpamos; fue un error. El coche parecia el mismo. Ademas, si denuncia a alguien, sera al FBI. Ellos estan forrados, asi que no te preocupes.
– No. Nos va a poner un pleito a los dos. Y ya ha amenazado con hacerlo, cono. No es el momento de hacerse el gracioso, Bosch.
– Tampoco es el momento de preocuparse sobre lo que hicimos bien o mal. Ninguno de los burocratas que me han interrogado parece preocupado por el hecho de que alguien ha intentado asesinarnos. Solo quieren saber lo lejos que estaba cuando dispare, si puse en peligro a los viandantes y si tenia suficientes razones para parar al coche. Pues que se jodan. La cuestion es que alguien quiere matarnos a mi y a mi companera. Perdona si no me importan mucho las molestias que le hemos causado a un picapleitos.
Pounds estaba preparado para esa discusion.
– Bosch, con las pocas pruebas que tenemos, podria haber sido un borracho. ?Y que quieres decir con «companera»? Sabes perfectamente que estas con el FBI en regimen de prestamo, renovable dia a dia. Y creo que despues de esta noche no lo van a renovar. Llevais cinco dias enteros investigando este caso y, por lo que me ha dicho Rourke, no habeis avanzado nada.
– No fue un borracho, Pounds. Nosotros eramos el objetivo. Diga lo que diga Rourke, yo voy a resolver este caso. Y si tu dejas de boicotear nuestros esfuerzos, empiezas a creer en tu propia gente para variar, y me sacas de encima a esos gilipollas de Asuntos Internos, quiza te toque un poco de la gloria cuando lo resolvamos.
Las cejas de Pounds se arquearon como montanas rusas.
– Si, ya se lo de Lewis y Clarke -contesto Bosch-. Y se que te mantenian informado. Supongo que no te contaron la pequena charla que tuve con ellos, ?no? Los pesque dormidos delante de mi casa.
Por la cara que puso Pounds, estaba claro que no se habia enterado. Lewis y Clarke no habian dicho nada, lo cual significaba que Bosch no se iba a meter en lios por lo que les habia hecho. En ese momento se pregunto donde estarian los dos detectives cuando los atacaron a Eleanor y a el.
Pounds permanecio un buen rato en silencio. Era como un pez nadando alrededor del cebo que Bosch habia lanzado, consciente de que habia un anzuelo, pero pensando que tal vez existia un modo de llevarse el cebo y salir ileso. Finalmente le pidio a Bosch que le resumiera los resultados de su semana de investigacion. Habia picado el anzuelo. Bosch le conto los hechos del caso y, aunque Pounds no abrio la boca durante los veinte minutos siguientes, Bosch supo por sus cejas que cosas no le habia mencionado Rourke.
Cuando termino la historia, no hubo mas comentarios sobre retirar a Bosch del caso. De todos modos, Harry se sentia muy cansado de todo el asunto. Queria irse a dormir, pero a Pounds aun le quedaba alguna pregunta.
– Si el FBI no va a poner a gente en los tuneles, ?deberiamos hacerlo nosotros?
Bosch vio que Pounds pensaba en terminos de participar en las detenciones. Si enviaba a su gente a los tuneles, el FBI no podria dejar de lado al departamento y atribuirse el merito exclusivo de la operacion. Pounds recibiria una palmadita en la espalda del jefe si lograba evitar aquella maniobra.
Sin embargo, Bosch habia llegado a la conclusion de que Rourke tenia razon. Enviar a un equipo al tunel significaba correr el riesgo de un encuentro fortuito y la posibilidad de que hubiera muertos.
– No -le dijo Bosch a Pounds-. Veamos primero si logramos sonsacarle a Tran donde guarda su dinero. Ni siquiera sabemos si se trata de un banco.
Pounds habia oido suficiente. Se levanto y le informo a Bosch de que podia irse. No obstante, cuando se disponia a salir de la sala de interrogatorios, anadio:
– No creo que tengas problemas con el incidente de esta noche. Por lo que parece, hiciste lo que pudiste. El abogado se puso un poco nervioso, pero ya se le pasara.
Bosch no hizo ningun comentario.
– Una cosa -prosiguio Pounds-. Me preocupa el hecho de que esto ocurriera delante de la casa de la agente Wish. Da un poco de mala impresion. Solo la estabas acompanando hasta la puerta, ?no?
– No me importa lo que pareciera, teniente -respondio-. Estaba fuera de servicio.
Pounds miro a Bosch un momento, sacudio la cabeza como si este le hubiera rechazado su mano y salio del cuarto.
Bosch hallo a Eleanor sola en una sala contigua. Tenia los ojos cerrados, la cabeza sobre las manos, y los codos sobre la superficie rayada de la mesa de madera. Cuando Bosch entro, ella abrio los ojos y sonrio, y el se olvido al instante de la fatiga, la frustracion y la rabia que lo embargaban. Aquella era una sonrisa de complicidad entre ninos que se han salido con la suya con los adultos.
– ?Ya estas? -le pregunto ella.
– Si, ?y tu?
– Hace mas de una hora. Solo te querian empapelar a ti.
– Como siempre. ?Se ha ido Rourke?
– Si. Y quiere que manana le mantenga informado cada dos horas. Despues de lo que ha ocurrido esta noche cree que no ha controlado suficientemente este asunto.
– O a ti.
– Si, parece que tambien hay algo de eso. Me ha preguntado que haciamos en mi casa. Yo le he contestado que me habias acompanado hasta la puerta.
Bosch se dejo caer en una silla al otro lado de la mesa y metio el dedo en un paquete de tabaco en busca de un cigarrillo. Quedaba uno, que se puso en la boca pero no encendio.
– Ademas de sentirse excitado o celoso por lo que pudieramos estar haciendo, ?que opina Rourke sobre quien intento arrollarnos? -pregunto Bosch-. ?Un conductor borracho, como cree mi gente?
– Si, menciono la teoria del conductor borracho, pero tambien me pregunto si tenia un ex novio celoso. No parecia muy convencido de que tuviera que ver con nuestro caso.
– No se me habia ocurrido la idea del ex novio. ?Y que le dijiste?
– Eres igual de maquiavelico que el -dijo con su preciosa sonrisa-. Le dije que no era de su incumbencia.
– Bien hecho. ?Y de la mia?
– La respuesta es no. -Ella le dejo unos segundos colgado de un hilo antes de anadir-: Quiero decir que no tengo ex novios celosos. Y ahora, ?que te parece si nos vamos y volvemos a donde estabamos (consulto un momento su reloj) hace unas cuatro horas?
Bosch se desperto en la cama de Eleanor Wish bastante antes de que la luz del amanecer se filtrara por las cortinas de la puerta corredera. Incapaz de vencer el insomnio, acabo por levantarse. Despues de ducharse en el cuarto de bano del piso de abajo, revolvio los armarios de la cocina y la nevera con la intencion de preparar un desayuno de cafe, huevos y bollos de pasas y canela. No habia beicon.
Cuando oyo cerrarse el grifo de la ducha del piso de arriba, Bosch subio un vaso de zumo de naranja y se encontro a Eleanor frente al espejo del bano. Estaba desnuda y trenzandose el pelo, que habia dividido en tres mechones gruesos. El se quedo hechizado y la observo mientras ella se acababa la trenza. A continuacion ella acepto el zumo y un largo beso de Bosch, se puso su bata corta y los dos bajaron a desayunar.
Despues del desayuno, Harry abrio la puerta de la cocina y encendio un cigarrillo en el umbral.
– ?Sabes? -dijo-. Estoy contento porque no paso nada.
– ?Ayer?
– Si. Si te hubiera pasado algo, no se como hubiera reaccionado. Ya se que acabamos de conocernos, pero… me importas…
– Tu a mi tambien.
Aunque Bosch se habia dado una ducha, llevaba la ropa mas sucia que el cenicero de un coche de segunda mano y al cabo de un rato le dijo a Eleanor que tenia que pasar por casa a cambiarse. Ella decidio ir al Buro a comprobar las consecuencias de la noche anterior y conseguir lo que pudiera sobre Binh. Acordaron reunirse en la comisaria de Hollywood porque estaba mas cerca de la tienda de Binh y, ademas, Bosch tenia que devolver su coche abollado. Ella lo acompano a la puerta y lo beso como si fuera un contable que se iba a la oficina.
Al llegar a casa, Bosch no encontro ningun mensaje en el contestador automatico ni rastro de que hubiera