Pero justo entonces el Mercedes giro a la derecha y se metio en un aparcamiento. Bosch redujo la velocidad y, sin mediar palabra, Wish salto del coche y se dirigio al aparcamiento. Bosch cogio la primera calle a la derecha y dio la vuelta a la manzana. Por todas partes habia coches saliendo de aparcamientos y garajes, cortandole el paso una y otra vez. Cuando por fin logro dar la vuelta, Eleanor lo esperaba en el mismo lugar donde se habia apeado. Bosch se detuvo y ella metio la cabeza por la ventana.

– Aparca -le dijo y senalo al otro lado de la calle, media manzana mas abajo. Eleanor apuntaba a una estructura circular que sobresalia de un rascacielos de oficinas. Las paredes del semicirculo eran de cristal y a traves de ellas Bosch distinguio la puerta de acero pulido de una camara acorazada. Fuera, un rotulo decia Beverly Hills Safe & Lock. Cuando miro a Eleanor vio que ella sonreia.

– ?Iba Tran en el coche? -pregunto Bosch.

– Claro, tu nunca te equivocas -sonrio.

Bosch le devolvio la sonrisa. Entonces advirtio que un metro mas alla quedaba un espacio libre y aparco.

– Desde que empezamos a pensar que habria un segundo golpe, mi idea siempre habia sido un banco - confeso Eleanor-. Quizas una caja de ahorros. Este lugar ni se me habia ocurrido, y eso que paso por aqui delante al menos dos veces a la semana.

Habian caminado por Wilshire y se hallaban enfrente del Beverly Hills Safe &: Lock. Eleanor se ocultaba detras de Bosch, estudiando el lugar por encima de su hombro. Tran, o Bok, tal como se le conocia ahora, ya la habia visto y no podian arriesgarse a que la descubriera en aquel lugar. La acera estaba abarrotada de oficinistas que surgian de las puertas giratorias de los edificios, se dirigian a los aparcamientos y luchaban por adelantarse, aunque solo fuera cinco minutos, al trafico del fin de semana.

– De todos modos encaja -dijo Bosch-. Bok vino a Estados Unidos, y no se fiaba de los bancos, tal como nos conto tu amigo del edificio federal. Asi que busco una camara acorazada que no estuviera ligada a un banco y la encontro; es mejor aun. Mientras tengas dinero para pagarles, esta gente ni te pregunta quien eres. No tienen que cumplir la legislacion sobre entidades bancarias porque no son un banco. Puedes alquilar una caja e identificarte con una simple letra o un codigo numerico.

A pesar de que el Beverly Hills Safe & Lock tenia todo el aspecto de ser un banco, no lo era en absoluto. No habia cuentas corrientes ni de ahorro, ni departamento de prestamos o cajeros. Lo que ofrecia era lo que mostraba en su escaparate: una camara acorazada de acero pulido. Era un negocio que protegia objetos valiosos, no dinero, lo cual, en un sitio como Beverly Hills, era un servicio muy apreciado. Los ricos y famosos guardaban alli sus joyas, sus abrigos de piel, sus contratos prematrimoniales…

Y todo a la vista del mundo. Detras de un cristal. El Beverly Hills Lock & Safe se hallaba en la planta baja del edificio J. C. Stock, un bloque de catorce pisos que no tenia nada de especial salvo la estructura semicircular de cristal que sobresalia de la fachada. Al negocio se accedia por una entrada lateral en Rincon Street, donde los porteros mexicanos ataviados con toreras amarillas esperaban para aparcar los coches de los clientes.

Despues de que Bosch hubiera dejado a Eleanor para dar la vuelta a la manzana, ella habia visto a Tran y a dos guardaespaldas salir del Mercedes y caminar hasta la puerta del Beverly Hills Safe & Lock. Si pensaban que los seguian no se les notaba, ya que en ningun momento miraron atras. Uno de los guardaespaldas llevaba un maletin metalico.

– Creo que uno de los que le acompanan iba armado. El otro no lo se; llevaba una chaqueta demasiado amplia. ?Es ese? Si, ahi esta.

Un hombre con un traje de banquero azul marino escoltaba a Tran hasta la camara acorazada. Un poco mas atras le seguia otro sujeto con el maletin metalico. Bosch se fijo en que el maton vigilaba la acera hasta que Tran y el tio del traje desaparecieron por la puerta de la camara acorazada. El hombre del maletin espero. Bosch y Wish tambien esperaron. Pasaron tres minutos hasta que salio Tran, seguido del hombre con el traje azul marino. Este ultimo llevaba una caja de seguridad metalica del tamano de una caja de zapatos. El guardaespaldas los siguio y los tres salieron de la sala acristalada y se perdieron de vista.

– Servicio personalizado -observo Wish-. Tipico de Beverly Hills. Probablemente se lo ha llevado a un salon privado para hacer el cambio.

– ?Podrias llamar a Rourke y pedirle que mande un equipo para seguir a Tran cuando salga? -dijo Bosch-. Puedes usar un telefono. Tenemos que evitar la radio por si acaso tienen a alguien arriba escuchando nuestra frecuencia.

– O sea, que nosotros nos quedamos en la camara acorazada -inquirio Eleanor y Bosch asintio con la cabeza. Ella reflexiono un momento y dijo-: Voy a llamar. Rourke se pondra contento cuando le diga que hemos localizado el sitio; asi podremos enviar al equipo de tuneles.

Ella miro a su alrededor, vio una cabina junto a una parada de autobus en la siguiente esquina y se dispuso a irse. Bosch la agarro del brazo.

– Yo voy a entrar, para ver que pasa. Recuerda, ellos te conocen, asi que mantente oculta hasta que se vayan.

– ?Y si se largan antes de que lleguen los refuerzos?

– Yo me quedo en la camara; Tran no me interesa. ?Quieres las llaves? Puedes coger el coche y seguirlo.

– No, yo me quedo en la camara. Contigo.

Finalmente Eleanor se dirigio a la cabina. Bosch cruzo Wilshire y entro en el edificio. En la puerta se topo con un guarda de seguridad que sostenia una llave.

– Estamos cerrando, senor -le informo el guarda. Sus andares achulados y modales bruscos parecian los de un ex policia.

– Solo sera un momento -contesto Bosch sin detenerse.

El individuo con el traje de banquero, que habia conducido a Tran a la camara era uno de los tres hombres rubios sentados detras de unas mesas de anticuario que descansaban sobre la lujosa moqueta gris de la recepcion. El hombre levanto la cabeza, examino a Bosch de arriba abajo y le ordeno al mas joven de los otros hombres:

– Senor Grant, ?podria usted atender a este caballero?

Aunque su respuesta mental fue no, el tal Grant se levanto y, con la mejor sonrisa falsa de su arsenal, se acerco a Bosch.

– ?Si, senor? -dijo el hombre-. ?Esta pensando en alquilar una caja?

Bosch estaba a punto de hacer una pregunta cuando el hombre le tendio la mano y se presento:

– James Grant, para servirle. Aunque no tenemos mucho tiempo, estabamos a punto de cerrar.

Grant se levanto la manga de la chaqueta para verificar en su reloj de pulsera que, efectivamente, era la hora de irse.

– Harvey Pounds -le dijo Bosch, tendiendole la mano-. ?Como sabe que no tengo ya una cuenta con ustedes?

– Seguridad, senor Pounds. Nosotros vendemos seguridad. Yo conozco a todos los clientes de vista. Al igual que el senor Avery y el senor Bernard.

Grant se volvio ligeramente y senalo con un movimiento de cabeza a los otros dos hombres rubios, que correspondieron al gesto con gran solemnidad.

– ?No abren el fin de semana? -pregunto Bosch, intentando sonar decepcionado.

Grant sonrio.

– No, senor. Nuestros clientes suelen ser el tipo de personas que llevan un trabajo y una vida social muy planificada. Por eso reservan sus fines de semana para actividades de placer, no para hacer recados. No son como otra gente que uno ve; corriendo a los bancos y a los cajeros automaticos. Nuestros clientes estan por encima de esas cosas, senor Pounds. Y nosotros tambien. Supongo que lo comprende.

Dijo esto ultimo con un ligero tono de desprecio. No obstante, Grant tenia razon. El lugar era tan fino como una consultoria juridica, con el mismo horario y los mismos empleados arrogantes.

Bosch echo un vistazo a su alrededor. En un pasillo a la derecha habia una fila de ocho puertas y, apostados a cada lado de la tercera, estaban los dos guardaespaldas de Tran. Bosch asintio y sonrio a Grant.

– Bueno, ya veo que tienen guardas por todas partes. Ese es el tipo de seguridad que estoy buscando, senor Grant.

– Bueno, senor Pounds, esos hombres tan solo estan esperando a un cliente que se halla en uno de los despachos privados. Pero le garantizo que nuestra seguridad es impecable. ?Esta usted interesado en nuestra

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