?Que opina usted, senor Gearson?
Gearson se acerco al capo unos cuantos centimetros mas para estudiar el mapa detenidamente. Bosch tambien se acerco y lo primero que vio fueron unas lineas gruesas que debian de representar las alcantarillas principales de este a oeste: el tipo de conducto que buscarian los ladrones. Bosch se fijo en que correspondian a las calles principales de la superficie: Wilshire, Olympic, Pico… Gearson senalo la linea de Wilshire y les conto que la alcantarilla discurria a nueve metros de profundidad y era lo suficientemente amplia para que transitara un camion. Con el dedo, el hombre del Departamento de Aguas siguio el recorrido de la linea de Wilshire diez manzanas hacia el este hasta llegar a Robertson, una de las alcantarillas principales norte-sur. Desde aquella interseccion, explico, solo habia un kilometro y medio hasta una cloaca que discurria paralela a la autopista de Santa Monica. La entrada a la cloaca era tan amplia como la puerta de un garaje y solo estaba protegida por una verja y un candado.
– Ahi es por donde podrian haber entrado -opino Gearson-. Es como seguir las calles de la superficie. Coges la linea de Robertson hasta Wilshire, giras a la izquierda y practicamente estas al lado de la linea amarilla, es decir, de la camara acorazada. Pero no creo que excavaran un tunel en la linea de Wilshire.
– ?No? -pregunto Rourke-. ?Por que?
– Porque hay demasiada gente -contesto Gearson y, al ver a nueve caras pendientes de el, sintio que era el hombre con las respuestas-. En las alcantarillas principales tenemos a gente del departamento todo el dia controlando grietas, embozos o problemas de todo tipo. Y Wilshire es uno de los ejes de este a oeste. Es como arriba. Si alguien hiciera un agujero en la pared del edificio se notaria, ?no?
– ?Y si pudieran ocultar el agujero?
– Supongo que se refiere a ese robo del ano pasado. Si, podria volver a funcionar, pero en otro sitio; en la linea de Wilshire hay demasiadas posibilidades de que lo descubramos. Ahora buscamos ese tipo de cosas y, como ya he dicho, hay mucho trafico en esa alcantarilla.
Hubo un silencio mientras consideraban esta informacion. Los motores de los coches seguian desprendiendo calor, aumentando la temperatura del ambiente.
– ?Entonces, segun usted, donde cavarian para entrar en la camara? -pregunto Rourke finalmente.
– Hay todo tipo de posibilidades alla abajo. No crea que a nosotros no se nos ocurre de vez en cuando mientras trabajamos; lo del golpe perfecto y todo eso… Incluso yo le he dado vueltas, especialmente cuando lei lo del primer robo en los periodicos. Yo creo que si el objetivo fuera esa camara que usted dice, los ladrones harian lo que he explicado: subir por Robertson y luego pasar a la linea de Wilshire. Pero entonces creo que se meterian en uno de los tuneles de servicio para no ser descubiertos. Estos tuneles son unos pasadizos redondos de un metro a un metro y medio de diametro (espacio de sobras para trabajar y mover maquinaria), y unen los sumideros de la calle y los desagues de los edificios con las alcantarillas principales.
Gearson volvio a colocar la mano en el haz de luz para indicar en el mapa del Departamento de Aguas las pequenas lineas de las que hablaba.
– Si hicieron esto bien -concluyo-, los ladrones entraron en coche por la entrada situada junto a la autopista y llevaron la maquinaria hasta Wilshire, a la zona debajo de la camara. Descargaron sus cosas, las escondieron en uno de los tuneles de servicio y se llevaron el vehiculo. Luego volvieron andando y se pusieron manos a la obra. Les aseguro que podrian haber trabajado ahi cinco o seis semanas sin que nosotros pasaramos por ese tunel de servicio.
A Bosch le seguia pareciendo demasiado facil.
– ?Y estas otras alcantarillas? -pregunto, indicando Olympic y Pico en el mapa. Una red de tuneles de servicio salia de esas lineas y subia hasta la camara acorazada-. ?Y si usaron una de estas y entraron por este lado?
Gearson se rasco el labio inferior con un dedo y dijo:
– Eso tambien es posible, pero la cuestion es que esas lineas no le conducen tan cerca de la camara como las de Wilshire. ?Lo ve? ?Por que iban a cavar un tunel de cien metros cuando podian cavar uno de treinta?
A Gearson le gustaba dominar la situacion, la idea de saber mas que aquellos hombres que lo rodeaban, con sus trajes de seda y uniformes. Al acabar su discurso, se balanceo sobre los talones con cara de satisfaccion. Bosch sabia que el hombre probablemente tenia razon en cada detalle.
– ?Y que me dice de la tierra sobrante? -le pregunto Bosch-. Estos tios estan cavando un tunel a traves de barro, roca y cemento. ?Donde se deshacen de todo eso? ?Y como?
– Bosch, el senor Gearson no es un detective -le recordo Rourke-. Dudo que conozca todos los detalles de…
– Muy facil -contesto Gearson-. En las alcantarillas principales como Wilshire y Robertson, el suelo tiene tres niveles y en el centro siempre hay agua, incluso durante una sequia. Aunque no llueva mucho en la superficie, le sorprenderia la cantidad de agua que corre por ahi debajo, sean aguas de escorrentia de los embalses, de consumo comercial o ambas. Si los bomberos reciben una llamada, ?donde cree que va a parar el agua cuando han apagado el incendio? Bueno, lo que quiero decir es que, si tienen suficiente agua, pueden usarla para deshacerse de la tierra sobrante o como quiera usted llamarla.
– Hablamos de toneladas -intervino Hanlon por primera vez.
– Si, pero no son varias toneladas a la vez. Usted ha dicho que tardaron varios dias en cavarlo. Si reparte la tierra entre varios dias, las aguas residuales podrian arrastrarla. De todos modos, si los ladrones estan en uno de los tuneles de servicio tendran que haber pensado en una forma de hacer que el agua pase por alli y vaya a parar a la alcantarilla principal. Yo miraria las bocas de incendio de la zona. Si alguna ha tenido un escape o la han abierto, seguro que es obra de nuestros hombres.
Uno de los policias de uniforme se acerco a Orozco y le susurro algo al oido. Orozco se apoyo en el capo, alzo un dedo sobre el mapa y apunto a una linea azul.
– Tuvimos un incidente con una boca de incendios hace dos noches.
– Alguien la abrio -aclaro el policia de uniforme que habia informado al capitan-. Usaron unas tenazas para cortar la cadena que sujeta la tapa y se la llevaron. Los bomberos tardaron una hora en conseguir una de repuesto.
– Eso es mucha agua -observo Gearson-. Suficiente para deshacerse de parte de su «tierra sobrante».
Gearson miro a Bosch y sonrio. Bosch tambien sonrio; le encantaba que las piezas del rompecabezas comenzaran a encajar.
– Antes de eso, el sabado por la noche, hubo un incendio provocado -les informo Orozco-. Fue en una pequena tienda de ropa detras del edificio Stock, en una calle perpendicular a Rincon Street.
Gearson se fijo en la situacion de la tienda de ropa, que Orozco estaba senalando en el plano, y a continuacion puso su dedo en la boca de incendios.
– El agua de estas dos bocas habria ido a parar a estos tres sumideros, aqui, aqui y aqui -explico, moviendo expertamente la mano por la hoja de papel gris-. Estos dos desagues van a parar a esta linea y el otro a esta.
Los investigadores fijaron la vista en las dos lineas de alcantarillado. Una discurria paralela a Wilshire, detras del edificio J. C. Stock, y la otra perpendicular a Wilshire, justo al lado del Beverly Hills Safe & Lock.
– Desde cualquiera de ellas el tunel seria de unos… ?treinta metros? -aventuro Wish.
– Como minimo, si es que han podido cavar en linea recta -dijo Gearson-. Podrian haberse topado con instalaciones subterraneas o roca dura y tener que desviarse un poco. Dudo mucho que un tunel en esta zona pueda ser recto.
El experto del Equipo de Operaciones Especiales tiro a Rourke del puno de la camisa y los dos se alejaron del grupo para conversar en voz baja. Bosch miro a Wish y le susurro:
– No van a entrar.
– ?Que quieres decir?
– Esto no es Vietnam. No pueden obligar a nadie a bajar. Si Franklin, Delgado y alguien mas estan ahi abajo, es imposible entrar por sorpresa. Ellos tienen todas las ventajas; nos verian venir.
Ella lo miro, pero no dijo nada.
– Seria una equivocacion -dijo Bosch-. Sabemos que van armados y seguramente han instalado bombas trampa. Y sabemos que son unos asesinos.
Rourke se reunio de nuevo con la gente alrededor del capo y pidio a Gearson que le esperara en uno aquellos vehiculos federales mientras acababa de hablar con los investigadores. El hombre del Departamento de Aguas volvio al coche cabizbajo, decepcionado por dejar de formar parte del plan.