– No vamos a bajar a buscarlos -anuncio Rourke despues de que Gearson cerrara la puerta del automovil-. Es demasiado peligroso. Ellos tienen armas, explosivos… Y nosotros carecemos de elemento sorpresa, por lo que nos arriesgamos a sufrir bajas. Asi que vamos a tenderles una trampa. Vamos a dejar que todo siga su curso y cuando salgan nosotros los estaremos esperando, a salvo. De ese modo tendremos el factor sorpresa a nuestro favor. Esta noche el Equipo de Operaciones Especiales hara un reconocimiento de la linea Wilshire (le pediremos a Gearson uniformes del Departamento de Aguas) y buscaremos el punto de entrada. Despues nos instalaremos en la mejor situacion, la mas segura desde nuestro punto de vista.

Hubo un momento de silencio puntuado por una bocina de la calle antes de que Orozco protestara.

– Un momento, un momento. -El capitan de policia espero a que todos le prestaran atencion. Todos excepto Rourke, que ni le miro.

»No podemos quedarnos con los brazos cruzados y dejar que esa gentuza haga un agujero en la camara acorazada; que entren, fuercen docenas de cajas y luego se vayan tan panchos -dijo Orozco-. Mi obligacion es proteger los bienes de los ciudadanos de Beverly Hills, quienes probablemente constituyen un noventa por ciento de los clientes de esa empresa. Me niego a participar en este plan.

Rourke cerro su puntero, se lo guardo en el bolsillo interior de la chaqueta y comenzo a hablar, todo ello sin mirar a Orozco.

– Orozco, queda constancia de su objecion, pero le recuerdo que no le estamos pidiendo que participe en el plan -dijo Rourke. Bosch se fijo en que, ademas de no tratar a Orozco segun su rango, Rourke habia abandonado toda pretension de amabilidad.

»Esto es una operacion federal -prosiguio Rourke-. Ustedes estan aqui por cortesia profesional. Ademas, si estoy en lo cierto, los ladrones solo abriran una caja esta noche. Cuando la encuentren vacia, cancelaran la operacion y se iran.

Por la cara que ponia, era evidente que Orozco estaba perdido. Bosch dedujo que no le habrian dado muchos detalles sobre la investigacion y sintio lastima por el. Rourke lo habia puesto en ridiculo.

– No tenemos tiempo de explicarlo -dijo Rourke-. La cuestion es que creemos que el objetivo es solo una caja, la cual, segun nuestras investigaciones, esta vacia. Cuando los ladrones entren en la camara y lo descubran, pensamos que se marcharan precipitadamente. Nuestro trabajo es estar preparados para ello.

Bosch reflexiono sobre la teoria de Rourke. ?Se irian los ladrones tan rapidamente? ?O pensarian que se habian equivocado de caja y abririan otras en busca de los diamantes de Tran? ?Se quedarian a desvalijar la camara para amortizar el golpe? Bosch no lo sabia. Desde luego no estaba tan seguro como Rourke, pero quizas el agente del FBI estaba exagerando para sacarse a Orozco de encima.

– ?Y si no se marchan? -pregunto Bosch-. ?Y si siguen abriendo cajas?

– Entonces tenemos un largo fin de semana a la vista -contesto Rourke-, porque vamos a esperarlos.

– Sea como fuere, va usted a hundir ese negocio -dijo Orozco, senalando al edificio Stock-. En cuanto se sepa que alguien hizo un agujero en esa camara, el publico perdera la confianza. Nadie dejara sus objetos de valor ahi dentro.

Rourke miro fijamente al capitan. Obviamente no pensaba hacerle caso.

– Si pueden capturarlos despues del golpe, ?por que no antes? -insistio Orozco-. ?Por que no abrimos el sitio, hacemos sonar una sirena o cualquier ruido y metemos un coche patrulla delante? Cualquier cosa con tal de que sepan que los hemos descubierto. Eso los asustara antes de entrar. Asi los cogemos y salvamos el negocio. Y si sale mal, ya los cogeremos otro dia.

– Capitan -dijo Rourke, retomando su aire de falsa urbanidad-, si les dejamos saber que estamos aqui, perdemos nuestra unica ventaja: el factor sorpresa. Ademas, los incitamos a comenzar un tiroteo en los tuneles y quizas en la calle, en el que a ellos no les importara quien caiga, incluidos ellos mismos o vidas inocentes. ?Como nos justificamos a nosotros o al publico que lo hicimos porque queriamos salvar un negocio?

Rourke espero a que Orozco asimilara sus palabras y anadio:

– Capitan, no voy a escatimar seguridad en esta operacion porque no puedo permitirmelo. Esos hombres de ahi abajo, no amenazan: matan. De momento, que sepamos, ya llevan dos personas, incluido un testigo. Y eso solo esta semana. Le juro que no vamos a dejarlos escapar.

Orozco se inclino sobre el capo, enrollo su plano y lo ato con una goma elastica.

– Solo les digo una cosa: no la caguen. Si lo hacen, mi departamento y yo divulgaremos todos los detalles de lo que se ha discutido en esta reunion. Buenas noches.

Orozco se dio la vuelta y camino hacia el coche patrulla. Los dos policias de uniforme lo siguieron sin que nadie tuviera que ordenarselo. Todos los demas se quedaron mirando. Cuando el coche patrulla se alejo rampa abajo, Rourke comento:

– Bueno, ya lo habeis oido. No podemos cagarla. ?Alguien mas quiere sugerir algo?

– ?Y si ponemos a gente en la camara acorazada ahora y esperamos a que suban? -le pregunto Bosch. No lo habia considerado antes, pero lo solto de todos modos.

– No -dijo el hombre del Equipo de Operaciones Especiales-. Si mete a gente en esa camara estan acorralados. No hay opciones, ni manera de salir. No podria encontrar voluntarios ni entre mis hombres.

– Tambien podrian resultar heridos por la explosion -anadio Rourke-. No hay forma de saber por donde entraran los ladrones.

Bosch asintio. Tenian razon.

– ?Podemos abrir la camara y entrar, una vez que sepamos que estan dentro? -pregunto uno de los agentes federales. Bosch no recordaba si se trataba de Han-Ion o de Houck.

– Si, hay una forma de anular el sistema de apertura retardada -dijo Wish-. Necesitamos traer a Avery, el propietario.

– Pero por lo que dijo Avery, parece demasiado lento -afirmo Bosch-. Avery puede anular la apertura retardada, pero es una puerta de dos toneladas que se abre por su propio peso. Como minimo, tardara medio minuto en abrirse. Quiza menos, pero ellos seguirian teniendo ventaja. Es el mismo riesgo que venir por detras desde el tunel.

– ?Y una bomba de humo? -sugirio uno de los agentes-. Podemos abrir la puerta unos centimetros y lanzar una. Luego entramos y los cogemos.

Rourke y el hombre del Equipo de Operaciones Especiales negaron con la cabeza.

– Por dos razones -explico el hombre del Equipo de Operaciones Especiales-. Si han puesto bombas trampa en el tunel, tal como imaginamos, la bomba de humo podria detonar las cargas. Wilshire Boulevard se hundiria completamente y no queremos que eso ocurra. Imaginense el papeleo.

Al ver que nadie sonreia, el hombre continuo:

– En segundo lugar, estamos hablando de una sala de cristal, por lo que nuestra posicion es muy vulnerable. Si tienen a alguien vigilando, somos hombres muertos. Pensamos que ellos no usaran la radio cuando pongan los explosivos, pero ?que pasa si no es asi y su vigilante les avisa de que estamos alli? ?Puede que ellos acaben lanzandonos algo a nosotros!

Rourke anadio sus propias ideas al respecto.

– Y aunque no hubiera un vigilante, si metemos un Equipo de Operaciones Especiales en esa sala de cristal, los ladrones podrian verlo por television. Tendriamos camaras de todas las cadenas de Los Angeles en la acera y una cola de coches hasta Santa Monica. Seria un circo, asi que olvidadlo. El Equipo de Operaciones Especiales hablara con Gearson, haran el reconocimiento y cubriremos las salidas junto a la autopista. Los esperaremos debajo y los cogeremos en nuestro territorio.

El hombre del Equipo de Operaciones Especiales asintio y Rourke continuo:

– A partir de esta noche, habra vigilancia las veinticuatro horas. Quiero a Wish y Bosch en el lado de la camara y a Houck y Hanlon en Rincon Street, delante de la entrada. Si veis u ois algo raro, quiero que me aviseis a mi y yo avisare al Equipo de Operaciones Especiales para que se prepare. Si es posible, usad el telefono, porque no sabemos si estan captando nuestra frecuencia. Los que vigilais tendreis que pensar un codigo para comunicaros por radio. ?Esta claro?

– ?Y si suena la alarma? -pregunto Bosch-. Ya ha saltado tres veces esta semana.

Rourke penso un momento y dijo:

– Haced lo que hariais normalmente. Quedad en la puerta con el director que se suele encargar, Avery, o quien sea, volved a programar la alarma y mandadlo a casa. Yo hablare con Orozco y le pedire que envie a sus patrullas cuando suenen las alarmas, pero nosotros nos encargaremos de todo.

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