y de funcionamiento de la camara. Avery III le dio la vuelta a su cartapacio de sesenta dolares donde, pegado al dorso, habia un esquema de la camara. Estaba claro que Avery III y sus vendedores exageraban con respecto a ella. De fuera a dentro, habia una placa de acero de dos centimetros y medio, una capa de cemento armado, seguido de otra placa de dos centimetros y medio de acero. La camara era mas gruesa en el techo y en el fondo, donde habia otra capa de sesenta centimetros de cemento. Como en todas las camaras, lo mas espectacular era la puerta de acero, aunque eso era para impresionar. Lo mismo que los rayos X y la puerta doble. Solo servian para causar sensacion. Bosch sabia que si los ladrones estaban realmente alla abajo, no les costaria mucho asomarse a tomar un poco el aire.

Avery III les dijo que la alarma habia sonado en las ultimas dos noches, el jueves dos veces. En las tres ocasiones la policia de Beverly Hills le habia llamado a casa y el, a su vez, habia avisado a su hijo, Avery IV, para que fuera con los agentes. Los agentes y el heredero habian entrado en el negocio y, al no encontrar nada extrano, habian vuelto a programar la alarma.

– No teniamos ni idea de que pudiera haber alguien en las cloacas debajo de nosotros -admitio Avery III. Lo dijo como si la palabra «cloacas» no formara parte de su vocabulario-. Es increible, es increible.

Bosch hizo mas preguntas detalladas sobre el funcionamiento y seguridad de la camara. Sin darse cuenta de su importancia, Avery III menciono que, a diferencia de otras camaras acorazadas convencionales, en esta cabia la posibilidad de anular el sistema de apertura retardada. Avery poseia un codigo informatico que le permitia abrir la puerta en cualquier momento.

– Tenemos que ceder ante las necesidades de nuestros clientes -le explico-. Si una senora de Beverly Hills nos llama un domingo porque necesita su corona de diamantes para un baile de beneficencia, tenemos que poder sacarla. Como sabe, vendemos un servicio personalizado.

– ?Saben todos sus clientes lo de este servicio de fin de semana? -inquirio Wish.

– Desde luego que no -dijo Avery III-. Solo unos pocos escogidos. Vera, senorita, es un servicio caro. Tenemos que traer a un guarda de seguridad.

– ?Cuanto se tarda en desactivar el sistema y abrir la puerta? -pregunto Bosch.

– No mucho. Una vez entras el codigo en el teclado que hay junto a la puerta de la camara, el ordenador lo procesa en cuestion de segundos. Despues tecleas el codigo normal, giras la rueda y la puerta se abre por su propio peso. Treinta segundos, un minuto; quiza menos.

Era demasiado lento, penso Bosch. La caja de Tran estaba situada en la parte delantera de la camara, es decir, que ahi es donde estarian trabajando. Los ladrones podrian ver y seguramente oir como se abria la puerta de la caja. No habria factor sorpresa.

Al cabo de una hora, Bosch y Wish estaban de vuelta en el coche. Se habian trasladado al segundo piso del aparcamiento al otro lado de Wilshire, y a media manzana del Beverly Hills Safe & Lock. Despues de dejar a Avery III y haber retomado sus puestos de vigilancia, habian observado a Avery IV y Grant cerrar la enorme puerta de acero de la camara acorazada. Giraron la rueda, teclearon el codigo y por ultimo apagaron todas las luces del negocio, excepto las de la sala acristalada donde se hallaba la camara. Esas siempre permanecian encendidas para mostrar al mundo la seguridad que ofrecian.

– ?Crees que lo haran esta noche? -le pregunto Wish.

– No se. Sin Meadows tienen un hombre menos. Es posible que vayan atrasados.

Le habian dicho a Avery III que se fuera a casa, pero que estuviera preparado por si recibia una llamada. El propietario habia aceptado, a pesar de que seguia sin creer el panorama que Bosch y Wish le habian pintado.

– Vamos a tener que cogerlos desde abajo -dijo Bosch, con las manos agarradas al volante como si estuviera conduciendo-. Es imposible abrir esa puerta con suficiente rapidez.

Bosch miro hacia Wilshire distraidamente y vio un Ford blanco junto a la acera, a una manzana de distancia. Estaba aparcado delante de una boca de incendios y dentro habia dos figuras. Bosch dedujo que todavia tenia compania.

Bosch y Wish estaban junto a su coche, que habian dejado en el segundo piso del aparcamiento, de cara al muro de contencion de la fachada sur. Hacia mas de una hora que aquella fea estructura de hormigon estaba practicamente vacia, pero el aire seguia oliendo a humo de coche y a frenos quemados. Bosch estaba seguro de que el olor a quemado provenia de su vehiculo. La persecucion desde Little Saigon, con sus constantes paradas y arrancadas, habia hecho mella en el coche de repuesto.

Desde su posicion, Bosch y Wish controlaban Wilshire y, media manzana al oeste, la sala de la camara acorazada del Beverly Hills Safe & Lock. En la distancia, el cielo estaba rosado y el sol de un naranja intenso. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse y el trafico empezaba a disminuir. Bosch miro hacia el este y vio el Ford blanco aparcado en la acera de Wilshire, pero los cristales ahumados le impedian distinguir a sus ocupantes.

A las ocho, una procesion de tres coches -el ultimo un coche patrulla de la policia de Beverly Hills-, subio por la rampa y se detuvo junto a Bosch y Wish.

– Como los ladrones tengan a su vigilante en uno de los rascacielos y haya visto este pequeno desfile, seguro que les dice que se retiren ahora mismo -comento Bosch.

Rourke y otros cuatro hombres salieron de dos coches sin identificativos y Bosch supo por sus trajes que tres de ellos eran agentes federales. El traje del cuarto hombre estaba demasiado gastado y tenia los bolsillos un poco dados, como los de Bosch. Llevaba un tubo de carton por lo que Harry dedujo que se trataba del experto del Departamento de Aguas y Electricidad al que se habia referido Wish. Del coche patrulla de la policia de Beverly Hills salieron tres agentes de uniforme. Uno de ellos, con galones de capitan en el cuello de la camisa, tambien portaba un papel enrollado.

Todos se reunieron alrededor del coche de Bosch y usaron su capo como mesa. Rourke presento a todo el mundo rapidamente. Los tres del departamento de Beverly Hills estaban alli porque la operacion entraba en su jurisdiccion. «Cortesia interdepartamental», comento Rourke. Tambien habian venido porque en su archivo de seguridad comercial guardaban un plano del Beverly Hills Safe & Lock. Rourke explico que solamente participarian en la reunion en calidad de observadores y se les llamaria mas tarde si necesitaban refuerzos. Dos de los agentes del FBI, Hanlon y Houck, se repartirian la vigilancia nocturna con Bosch y Wish. Rourke queria controlar el negocio desde al menos dos angulos. El tercer agente era el coordinador del Equipo de Operaciones Especiales del FBI. Y el ultimo hombre era Ed Gearson, supervisor de las instalaciones subterraneas del Departamento de Aguas y Electricidad.

– Vale, preparemos la batalla -anuncio Rourke tras las presentaciones. Sin pedir permiso, le cogio el tubo a Gearson y saco un plano enrollado-. Este es un esquema de la zona realizado por el Departamento de Aguas. En el figuran todas las alcantarillas, tuneles y galerias. Nos dice exactamente lo que hay ahi abajo.

Rourke desenrollo sobre el capo el mapa gris con rayas borrosas de color azul. Los tres policias de Beverly Hills aguantaron las otras esquinas con las manos. En e? aparcamiento estaba oscureciendo y el hombre del Equipo de Operaciones Especiales, un agente llamado Heller, encendio una linterna de bolsillo que proyecto un haz de luz sorprendentemente amplio y brillante sobre el dibujo. Rourke se saco un boligrafo del bolsillo de la camisa y tiro de el hasta que se convirtio en un puntero.

– Vale, estamos… a ver… -Antes de que pudiera encontrar el lugar, el brazo de Gearson bloqueo la luz para senalar el mapa con el dedo. Rourke llevo su puntero al sitio indicado por Gearson-. Si, aqui. -Rourke le lanzo a Gearson una mirada de «no me interrumpas nunca mas». El tecnico parecio encogerse un poco mas bajo aquella chaqueta gastada.

Todo el mundo se inclino para ver el sitio en el plano-El Beverly Hills Safe & Lock esta aqui -dijo Rourke-. La camara acorazada esta aqui. ?Podemos ver su plano, capitan Orozco?

Orozco era como una piramide invertida, con las espaldas anchas sobre una cintura delgada. Al desenrollar su plano encima del de Gearson, Bosch y Wish descubrieron que era una copia del dibujo que Avery III les habia mostrado antes.

– La superficie de la camara tiene doscientos setenta y ocho metros cuadrados -les informo Orozco, senalando la zona de la camara con la mano-. Hay cajas ele seguridad en los lados y armarios en el centro. Si estuvieran ahi debajo podrian entrar a traves del suelo de estos dos pasillos, asi que el radio de entrada seria de unos dieciocho metros.

– Capitan, si levanta el plano y volvemos a mirar el esquema del Departamento de Aguas veremos que la zona de entrada esta aqui -dijo Rourke mientras delineaba el contorno de la camara con un rotulador fluorescente amarillo-. Si usamos eso como guia podremos averiguar que estructuras subterraneas permiten un mejor acceso.

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