– Mas o menos. Estoy como ese tio que se quedo atrapado en el puente despues del terremoto de Oakland. ?Pasa algo?

– Aqui no. ?Alguna novedad en la puerta?

– Ni una sola en toda la noche.

Ella se despidio y hubo un breve silencio antes de que Bosch saliera del coche para llamar a Orozco.

– Murio -le dijo a Eleanor.

– ? Quien?

– El tio de Oakland.

En ese momento un ruido sordo sacudio ligeramente el coche. No fue tanto un sonido como una vibracion, un impacto similar al primer temblor de un terremoto. Aunque no hubo mas sacudidas, al cabo de uno o dos segundos sono una alarma. Era la del Beverly Hills Safe & Lock. Bosch se incorporo de golpe, pero, pese a no despegar la vista de la camara acorazada, no detecto ninguna senal de intrusion. Casi inmediatamente, la radio hizo un ruido.

– Ha saltado la alarma -dijo la voz de Hanlon-. ?Cual es nuestro plan de accion?

Ni Bosch ni Wish respondieron a la llamada de radio. Seguian contemplando la camara, totalmente confundidos. Rourke habia dejado que su gente cayera en una trampa. O eso parecia.

– Que hijo de puta -solto Bosch-. Estan dentro.

– Dile a Hanlon y a Houck que no se muevan hasta que recibamos ordenes -le dijo Bosch a Eleanor.

– ?Y quien va a dar las ordenes? -pregunto ella.

Bosch no respondio. Pensaba en lo que estaba ocurriendo en la camara. ?Por que iba Rourke a conducir a su gente a una trampa?

– Tal vez no ha tenido tiempo de avisarles, de decirles que los diamantes ya no estaban dentro y que nosotros estamos fuera -aventuro Bosch-. Si lo piensas, hace veinticuatro horas no sabiamos nada de este edificio ni de lo que estaba pasando. Quiza cuando llegamos hasta aqui ya era tarde y estaban demasiado metidos.

– Es decir, que estan procediendo segun el plan.

– Si saben cual es, primero abriran la caja de Tran. La cuestion es: ?que haran cuando la encuentren vacia? ?Largarse o forzar mas cajas para amortizar el robo?

– Yo creo que se largaran -contesto ella-. Cuando descubran que la caja de Tran esta vacia, se imaginaran que pasa algo y saldran a toda pastilla.

– Entonces no tenemos mucho tiempo. En mi opinion, se van a preparar, pero no abriran la caja de Tran hasta que hayamos vuelto a conectar la alarma y nos hayamos pirado. Podemos alargar un poco lo de reprogramarla, pero si nos pasamos pueden sospechar y marcharse, listos para encontrarse con nuestra gente en los tuneles.

Tras salir del coche, Bosch miro a Eleanor.

– Coge la radio y diles que no hagan nada. Luego llama al Equipo de Operaciones Especiales y cuentales que creemos que han entrado en la camara.

– Querran saber por que no se lo ha dicho Rourke.

– Pues inventate algo. Diles que no sabes donde esta Rourke.

– ?Adonde vas tu?

– A hablar con la patrulla que se presente por lo de la alarma para pedirles que llamen a Orozco.

Bosch cerro la puerta de golpe y camino rampa abajo mientras Eleanor hacia las llamadas que le habia encargado.

De camino al Beverly Hills Safe & Lock, Bosch saco su placa y se la colgo del bolsillo de la chaqueta. Doblo la esquina y llego corriendo a las escaleras principales justo cuando el coche patrulla de Beverly Hills aparcaba delante, con la sirena encendida pero sin sonido. Del vehiculo salieron dos policias que sacaron la porra de la puerta del coche y se la colocaron en una de las trabillas del cinturon. Bosch se presento, les explico lo que estaba haciendo y les pidio que llamasen al capitan Orozco lo antes posible.

Uno de los agentes le informo de que ya habian avisado al director, un tal Avery, para que viniera a programar la alarma mientras ellos realizaban el registro de rutina. Los policias le contaron que ya habian empezado a conocer al hombre porque era la cuarta vez que les llamaban en una semana. Tambien dijeron que tenian ordenes de telefonear a Orozco a su casa, sin importar la hora, en caso de que ocurriera algo en el Beverly Hills Safe & Lock.

– ?Quiere decir que estas llamadas no eran falsas alarmas? -inquirio un agente llamado Onaga.

– No estamos seguros -contesto Bosch-. Pero queremos actuar como si lo fuera. Cuando llegue el director, programais la alarma y luego os vais a casa. ?Vale? Todo normal y relajado, como siempre.

– Muy bien -convino el otro policia. La placa de su bolsillo decia Johnstone. Acomodo la porra en el cinturon y corrio hacia el coche patrulla para avisar a Orozco.

– Aqui esta el senor Avery -anuncio Onaga.

Un Cadillac blanco se deslizo suavemente detras del coche de la policia. Avery III, que lucia una camisa rosa y pantalones a cuadros, salio del coche y se acerco a ellos. En seguida reconocio a Bosch y lo llamo por su nombre.

– ?Han entrado? -pregunto Avery.

– Bueno, creemos que puede estar ocurriendo algo, pero no lo sabemos. Necesitamos tiempo para comprobarlo. Lo que queremos es que abra la oficina y de una vuelta, tal como suele hacer y como hizo las otras veces esta semana. Luego programe la alarma y vuelva a salir.

– ?Ya esta? Y si…

– Senor Avery, queremos que se meta en el coche y se vaya, como si volviera a casa. A continuacion, da la vuelta a la esquina y se toma un cafe en Darling's. Yo vendre a decirle lo que esta pasando o enviare a alguien para que lo vaya a buscar. Quiero que se despreocupe: nosotros lo controlamos todo. Tenemos a otra gente trabajando en ello, pero por fuera necesitamos que esto parezca otra falsa alarma.

– De acuerdo -dijo Avery, que saco un llavero del bolsillo, se acerco a la entrada y abrio la puerta-. Por cierto, no es la alarma de la camara la que esta sonando, sino la exterior, que se dispara por las vibraciones en las ventanas. Lo se porque tienen un tono distinto.

Bosch se imagino que los ladrones habrian desactivado la alarma de la camara acorazada sin saber que la alarma exterior formaba parte de un sistema diferente.

Finalmente Avery y Onaga entraron en la oficina. Bosch se quedo rezagado en el umbral, buscando humo y olor a cordita, pero sin encontrarlos. En cuanto entro Johnstone, Bosch se llevo el dedo a los labios para advertir al agente que no gritara por encima del sonido de la alarma. Johnstone asintio, acerco la mano a la oreja de Bosch y le susurro que Orozco estaria alli en veinte minutos como maximo. Vivia en el valle de San Fernando. Bosch asintio y deseo que llegara a tiempo.

Despues de que la alarma dejara de sonar, Avery y Onaga caminaron del despacho al vestibulo, donde los esperaban Johnstone y Bosch. Onaga miro a Bosch y sacudio la cabeza para indicar que no habia nada raro.

– ?Suele usted mirar en la sala de la camara? -pregunto Bosch.

– Solo echar un vistazo -contesto Avery, tras lo cual se dirigio a la maquina de rayos X, la encendio y dijo que tardaba cincuenta segundos en calentarse. Esperaron en silencio. Finalmente Avery coloco la mano en el lector, que acepto su estructura osea y abrio la primera puerta.

– Como no tengo a mi hombre dentro de la sala, me veo en la obligacion de anular la combinacion de la segunda puerta -explico Avery-. Caballeros, les ruego que no miren.

Los cuatro se metieron en la minuscula cabina y, despues de que Avery marcara el codigo en un teclado, la segunda puerta se abrio y todos entraron en la sala acristalada. Aparte de acero y cristal, no habia mucho que ver. Bosch se acerco a la puerta de la camara y escucho con atencion, pero no oyo nada. Entonces se dirigio hacia la pared de cristal y, al mirar al otro lado de la calle, comprobo que Eleanor estaba de vuelta en el coche. Bosch volvio su atencion hacia Avery, que se habia acercado como para mirar por la ventana, pero que lo observaba a el con aire de complicidad.

– Recuerde que puedo abrir la camara -susurro.

Bosch lo miro y nego con la cabeza.

– No, no quiero hacer eso. Es demasiado peligroso. Salgamos de aqui.

Avery lo miro extranado, pero Bosch se alejo de el. Cinco minutos mas tarde, el negocio quedo vacio y cerrado con llave. Los dos policias reanudaron su patrulla y Avery se marcho. Bosch regreso al coche cruzando

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