tejidos robadas en Barrayar. Aunque como lo lograron…
—Me pase los primeros seis anos de mi vida siendo sondado, examinado, cortado en trocitos, escaneado y convertido en pasto de biopsias para los medicos. Debe de haber kilos de mi flotando en diversos laboratorios medicos para elegir, un banquete de tejidos. Eso era sencillo. Pero la clonacion real…
—Fue contratada. A algun oscuro laboratorio medico de Jackson's Whole, segun tengo entendido, dispuesto a hacer cualquier cosa por un precio.
Miles se quedo con la boca abierta.
—Oh. Ellos.
—?Conoce usted Jackson's Whole?
—He… tenido contacto con su trabajo en otro contexto. Que me aspen si no puedo nombrar el laboratorio mas indicado para hacer algo asi. Son expertos en clonacion. Entre otras cosas, realizan intervenciones ilegales de transplante de cerebro… ilegales en todas partes menos en Jackson's Whole, claro, donde el joven clon es cultivado en una tina y el viejo cerebro transferido… el viejo cerebro rico, no hace falta decirlo. Ademas, um, han hecho algun trabajito de bioingenieria del que no puedo hablar… si. Y todo el tiempo tenian una copia mia en el cuarto trasero. ?Hijos de puta, esta vez van a descubrir que no son tan intocables como se creen!
Miles controlo su incipiente hiperventilacion. La venganza personal contra Jackson's Whole debia esperar una ocasion mejor.
—Bien. La resistencia komarresa no invirtio mas que dinero en el proyecto durante los primeros diez o quince anos. No me extrana que nunca fuera localizado.
—Si —dijo Galeni—. Y hace unos anos tomaron la decision de sacar ese as de la manga. Sacaron de Jackson's Whole al clon terminado, ahora un joven adolescente, y empezaron a entrenarlo para que fuera usted.
—?Por que?
—Parece que quieren hacerse con el Imperio.
—??Que?! —exclamo Miles—. ?No! ?No conmigo!
—Ese… individuo… se planto aqui mismo —Galeni senalo un punto cerca de la puerta— hace dos dias, y me dijo que estaba mirando al proximo emperador de Barrayar.
—Tendrian que matar al emperador Gregor y a mi padre para conseguir una cosa de ese calibre… — empezo a decir Miles frenetico.
—Me imagino que es justo lo que van a hacer —contesto Galeni secamente. Se sento en su camastro, los ojos brillantes, las manos tras el cuello para hacer de almohada, y susurro—: Por encima de mi cadaver, por supuesto.
—De nuestros cadaveres. No se atreveran a dejarnos con vida…
—Creo que mencione eso ayer.
—Con todo, si algo sale mal —la mirada de Miles se dirigio a la luz—, les seria de utilidad tener rehenes.
Enuncio esta idea con claridad, poniendo enfasis en el plural. Aunque temia que desde el punto de vista komarres solo uno de ellos tuviera valor como rehen. Galeni no era tonto; tambien el sabia quien era el chivo expiatorio.
Maldicion, maldicion, maldicion. Miles se habia metido en aquella trampa, sabiendo que lo era, con la esperanza de conseguir la clase de informacion que ahora poseia. Pero no pretendia quedar atrapado. Se froto la nuca, completamente frustrado… Que bueno seria poder llamar a una fuerza de choque dendarii para que cayera sobre ese… ese nido de rebeldes ahora mismo.
La puerta chasqueo. Era demasiado pronto para almorzar. Miles se dio la vuelta, esperando durante un descabellado instante encontrarse a la comandante Quinn que dirigia una patrulla de rescate… no. Eran solo los dos payasos otra vez, y habia un tercero en la puerta, con un aturdidor.
Uno senalo a Miles.
—Tu. Ven.
—?Adonde? —pregunto Miles, receloso. ?Seria ya el fin? ?Lo llevarian al subnivel del aparcamiento y le pegarian un tiro o le romperian el cuello? No estaba dispuesto a caminar voluntariamente hacia su propia ejecucion.
Algo asi debio de pensar tambien Galeni, pues mientras la pareja agarraba sin miramientos a Miles por los brazos, el capitan salto hacia ellos. El del aturdidor lo derribo antes de que hubiera dado dos pasos. Galeni se revolvio, mostrando los dientes en desesperada resistencia, y luego se quedo quieto.
Aturdido, Miles dejo que lo sacaran por la puerta. Si le sobrevenia la muerte, queria al menos estar consciente para escupirle en el ojo una ultima vez mientras se cernia sobre el.
9
Para alivio momentaneo de Miles, lo llevaron arriba, no tubo abajo. No es que no pudieran matarlo perfectamente en cualquier otra parte que no fuera el subnivel del aparcamiento. A Galeni si que tendrian que asesinarlo en el garaje para evitar arrastrar el cuerpo, pero el peso muerto de Miles, por asi decirlo, no representaba la misma carga logistica.
La habitacion a la que lo empujaron los dos hombres era una especie de estudio o despacho privado, luminoso a pesar de la ventana polarizada. Archivos de datos de biblioteca llenaban un estante transparente en la pared; una comuconsola corriente ocupaba un rincon. El vid de la comuconsola mostraba una panoramica de la celda de Miles. Galeni todavia yacia aturdido en el suelo.
El mas mayor de los hombres, que parecia a cargo del secuestro de Miles la noche anterior, estaba sentado en un sofa beige y cromo ante la ventana oscurecida; examinaba un hipospray que acababa de sacar de una maleta, abierta a su lado. Bien. Interrogatorio, no ejecucion, era el plan. O, en cualquier caso, interrogatorio previo a la ejecucion. A menos que simplemente pretendieran envenenarlo.
Miles aparto la mirada del deslumbrante hipo mientras el hombre se movia, volviendo la cabeza para estudiar a Miles con los ojos entornados. Comprobo la comuconsola un breve instante. Fue una postura inconsciente, una mano aferrada al borde del asiento, lo que hizo que Miles cayera en la cuenta, porque el hombre no se parecia gran cosa al capitan Galeni, excepto quizas en la palidez de su piel. Tendria unos sesenta anos. Pelo gris recortado, cara arrugada; el cuerpo, grueso por la edad, claramente no pertenecia a un deportista o un atleta. Llevaba ropa terrestre conservadora distanciada una generacion de la de los adolescentes que Miles habia visto en los centros comerciales. Podria haber sido un hombre de negocios o un maestro, cualquier cosa menos un encallecido terrorista.
Excepto por la terrible tension. En eso, en el agarrotamiento de sus manos, la distension de las aletas de la nariz, el hierro de su boca y el envaramiento del cuello. Ser Galen y Duv Galeni eran una misma persona.
Galen se levanto y camino lentamente alrededor de Miles con el aire de un hombre que estudia la escultura de un artista menor. Miles permanecio muy quieto, sintiendose mas pequeno que de costumbre con sus calcetines, la barba de un dia y la ropa arrugada. Habia llegado por fin al centro, a la fuente ultima de la que manaban todos sus problemas de las ultimas semanas. Y el centro era aquel hombre que orbitaba a su alrededor mirandolo con odio ansioso. O quiza Galen y el eran dos centros, como los extremos de una elipse, unidos y superpuestos por fin para formar un diabolico circulo perfecto.
Miles se sintio muy pequeno y muy fragil. Galen podria muy bien empezar a romperle los brazos con el mismo aire nervioso y ausente con el que Elli Quinn se mordia las unas, solo para liberar la tension. «?Me ve acaso? ?O soy un objeto, un simbolo que representa al enemigo? ?Me asesinara por ser una alegoria?»
—Bien —dijo Ser Galen—. Este es el verdadero, por fin. No muy impresionante, para haberse ganado la lealtad de mi hijo. ?Que ve en usted? Con todo, representa muy bien a Barrayar. El hijo monstruoso de un padre monstruoso, el genotipo moral secreto de Aral Vorkosigan hecho carne para que todos puedan verlo. Quizas existe algo de justicia en el universo despues de todo.
—Muy poetico —susurro Miles—, pero biologicamente inadecuado, como debe de saber, despues de haberme clonado.
Galen sonrio con acritud.