—Quisiera senalar que, de hecho, nos conocimos por primera vez hace tres noches. Lo que te hayan hecho, no lo he hecho yo.
—Tu —dijo el clon—, me jodiste solo con existir. Me duele que respires —se cruzo las manos sobre el pecho—. Sin embargo, eso se curara muy pronto. Pero Galen me prometio una entrevista primero. —Se levanto de la mesa y empezo a caminar; Miles se agito—. Me lo prometio.
—?Y donde esta Ser Galen esta manana, por cierto?
—Fuera —el clon le dirigio una sonrisa agria—. Durante un ratito.
Miles alzo las cejas.
—?Esta conversacion no esta autorizada?
—Me lo prometio. Pero luego se echo atras. No quiso decir por que.
—Ah… mm. ?Desde ayer?
—Si —el clon dejo de caminar para mirar a Miles con los ojos entornados—. ?Por que?
—Creo que tal vez por algo que yo haya dicho. Pensando en voz alta. Me temo que descubri demasiadas cosas sobre su plan. Algo que ni siquiera tu puedes saber. Tenia miedo de que lo escupiera bajo los efectos de la pentarrapida. Eso me venia bien. Cuanto menos consiguieras sacar de mi, mas probable era que cometieras un error.
Miles espero, sin apenas respirar, para ver como mordia el anzuelo. Un eco de la jubilosa hiperconsciencia del combate resono en sus nervios.
—Picare —accedio el clon. Sus ojos brillaron, sardonicos—. Escupelo, entonces.
Cuando tenia diecisiete anos, la edad de este clon, habia inventado a los mercenarios dendarii, recordo Miles. Quiza fuese mejor no subestimarlo. ?Como seria ser un clon? ?Hasta que punto bajo la piel terminaba su similitud?
—Eres un sacrificio —dijo Miles bruscamente—. No pretende que llegues vivo al Imperio de Barrayar.
—?Crees que no lo he pensado? —se burlo el clon—. Se que no me cree capaz de conseguirlo. Nadie me considera capaz…
Miles contuvo la respiracion, como si le hubieran dado un golpe. Este
—Pero les dare una leccion —los ojos del clon chispearon—. Ser Galen se llevara una gran sorpresa cuando vea lo que pasa cuando yo llegue al poder.
—Y tu tambien —predijo Miles morosamente.
—?Crees que soy estupido? —pregunto el clon.
Miles sacudio la cabeza.
—Me temo que se exactamente lo estupido que eres.
El clon sonrio, tenso.
—Galen y sus amigos pasaron un mes recorriendo Londres, persiguiendote, intentando hacer el cambio. Fui yo quien les dijo que tenias que secuestrarte a ti mismo. Te he estudiado mas tiempo, mas intensamente que todos ellos. Sabia que no podrias resistirlo. Te supero.
Demostrablemente cierto, ay, al menos en ese momento. Miles combatio una oleada de desesperacion. El chico era bueno, demasiado bueno… lo tenia todo, hasta la tension que irradiaba a gritos de cada musculo de su cuerpo.
Miles observo el uniforme dendarii. Su propia insignia le hizo un guino malevolo mientras el clon caminaba.
—?Pero superas al almirante Naismith?
El clon sonrio, orgulloso.
—He sacado a tus soldados de la carcel esta manana. Algo que tu no habias logrado hacer, evidentemente.
—?Danio? —croo Miles, fascinado. «No, no, di que no es asi…»
—Ha vuelto al servicio —asintio incisivamente el clon.
Miles reprimio un gemido.
El clon se detuvo, miro a Miles con intensidad, perdida parte de su determinacion.
—Hablando del almirante Naismith… ?te acuestas con esa mujer?
«?Que clase de vida habia llevado aquel chico? —se pregunto de nuevo Miles—. Secreta, siempre vigilado, constantemente educado a la fuerza, contacto permitido solo con unas cuantas personas seleccionadas… casi enclaustrado. ?Habian pensado los komarreses en incluir eso en su entrenamiento, o era un muchacho virgen de diecisiete anos? En ese caso, debia de estar obsesionado por el sexo…»
—Quinn —dijo Miles— es seis anos mayor que yo. Enormemente experimentada. Y exigente. Acostumbrada a un alto grado de exquisitez en los companeros que elige. ?Estas iniciado en las practicas de los cultos amorosos Deeva Tau tal como se practican en la Estacion Kline? —era una apuesta segura, penso Miles, ya que se lo acababa de inventar—. ?Estas familiarizado con los Siete Caminos Secretos del Placer Femenino? Despues de haber llegado al climax cuatro o cinco veces, ella suele dejarte tranquilo…
El clon dio una vuelta a su alrededor, con aspecto claramente inquieto.
—Estas mintiendo. Creo.
—Tal vez —Miles sonrio mostrandole los dientes, deseando que su improvisada fantasia fuera real—. Piensa a que te arriesgarias para averiguarlo.
El clon lo miro con mala cara. El le devolvio la mirada.
—?Se parten tus huesos como los mios? —pregunto Miles de pronto. Horrible idea. Supongamos que, por cada golpe que hubiera sufrido, le hubieran roto los huesos a ese muchacho. Supongamos que por cada error de calculo de Miles, el clon lo hubiera pagado con creces… razones de sobra para odiar…
—No.
Miles oculto su suspiro de alivio. Asi que las lecturas de los sensores medicos no encajarian exactamente.
—Debe ser un plan a corto plazo, ?no?
—Tengo que estar en la cima dentro de seis meses.
—Eso habia entendido. ?Y que flota espacial sembrara el caos en Barrayar, tras su salida del agujero de gusano, cuando Komarr vuelva a levantarse? —Miles hablo con ligereza, tratando de parecer solo casualmente interesado en este fragmento vital de informacion.
—Ibamos a llamar a los cetagandanos. Eso se ha anulado.
Sus peores temores…
—?Anulado? Me encanta, ?pero por que, en un plan singularmente insensato, habeis recobrado el sentido en esa parte?
—Encontramos algo mejor, mas a la mano. —El clon sonrio extranamente—. Una fuerza militar independiente, altamente experimentada en el bloqueo espacial, sin ningun desafortunado lazo con otros vecinos planetarios que pudieran sentirse tentados de anadir sus fuerzas a la accion. Y parece que personal y ferozmente leales a mi mas pequeno capricho. Los mercenarios dendarii.
Miles trato de abalanzarse hacia la garganta del clon. Este retrocedio. Como estaba firmemente atado, Miles cayo hacia delante con silla y todo, aplastandose dolorosamente la cara contra la alfombra.
—?No, no, no! —farfullo, pataleando, tratando de soltarse—. ?Imbecil! ?Seria una masacre…!
Los dos guardias komarreses entraron corriendo por la puerta.
—?Que, que ha pasado?
—Nada. —El clon, palido, se asomo desde detras de la comuconsola donde se habia refugiado—. Se cayo. Ponedlo derecho, ?quereis?
—Se cayo o fue empujado —murmuro uno de los komarreses mientras enderezaban la silla entre los dos. Miles la acompano a la fuerza. El guardia se quedo mirando su cara con interes. Una calida humedad, que se enfriaba rapidamente, manaba haciendole cosquillas en el labio superior y el bigote de tres dias. ?Hemorragia nasal? Miro, bizco, y la lamio. Tranquilo. Tranquilo. El clon nunca llegaria tan lejos con los dendarii. Sin embargo, su futuro fracaso seria de poco consuelo para un Miles muerto.
—?Necesitas, ah, alguna ayuda? —pregunto al clon el mayor de los dos komarreses—. Hay una especie de tecnica de la tortura, ya sabes. Para conseguir el maximo dolor con el minimo dano. Yo tenia un tio que me conto