Mostro los dientes con algo parecido a una sonrisa y dijo solamente:
—Gracias, senor.
Ivan parecio aliviado.
Destang hizo una pausa.
—Los legalismos son una preocupacion poco habitual para un especialista en operaciones encubiertas, ?no?
—Todos tenemos nuestros momentos ilogicos.
La atencion de Quinn estaba ahora fija en el; con un leve movimiento de ceja pregunto: «?Que demonios…?»
—Intente no tener demasiados, teniente Vorkosigan —dijo Destang secamente—. Mi ayuda de camara tiene la orden de credito de sus dieciocho millones de marcos de origen ilocalizable. Vealo al salir. Llevese a estas mujeres —senalo a las dos dendarii uniformadas.
Ivan, al recordarlas, les sonrio. «Son mis oficiales, maldicion, no mi haren», se rebelo Miles en silencio. Pero ningun oficial barrayares de la edad de Destang lo veria de esa forma. Algunas actitudes no cambiaban nunca; habia que superarlas con la propia vida.
Las palabras de Destang eran una clara despedida. Miles corrio el riesgo de ignorarlas, sin embargo. Destang no habia mencionado…
—Si, teniente, adelante —la voz del capitan Galeni era absolutamente neutra—. No he terminado de escribir mi informe. Le dare un Mark-o, contra los dieciocho millones del comodoro, si se lleva con usted a los dendarii.
Los ojos de Miles se ensancharon levemente al oir al capitan. «Galeni no le ha dicho todavia a Destang que los dendarii estan en el caso. Por tanto, no puede despedirlos, ?no?» Una cabeza de ventaja… si encontraba a Galen y Mark antes que el equipo de Destang.
—Trato hecho, capitan —oyo Miles decir a su propia voz—. Es sorprendente lo mucho que pesa un Mark- o.
Galeni asintio una vez y se volvio hacia Destang.
Miles huyo.
13
Ivan siguio a Miles cuando este regreso a sus habitaciones para ponerse por ultima vez el uniforme de almirante dendarii con el que habia llegado, hacia ya una vida y media.
—Creo que no quiero quedarme abajo a mirar —le explico Ivan—. Destang va lanzado al cuello. Apuesto a que mantendra a Galeni en vela toda la noche, tratando de romperlo si puede.
—?Maldicion! —Miles hizo un gurruno con la chaquetilla verde barrayaresa y la arrojo contra la pared, pero no tuvo el impulso necesario para ventilar su frustracion. Se tumbo en la cama, se quito una bota, la sopeso, pero luego sacudio la cabeza y la dejo caer, disgustado—. Me fastidia. Galeni se merece una medalla, no una carga de culpa. Bueno… si Ser Galen no logro romperlo, supongo que tampoco podra Destang. Pero no es justo, no es justo… —rezongo—. Y yo contribui a que le cayera eso encima. Maldicion, maldicion, maldicion…
Elli le tendio el uniforme gris sin hacer ningun comentario. Ivan no fue tan sabio.
—Si, muy bonito, Miles. Pensare en ti, a salvo en la orbita, mientras los hombres de Destang limpian la casa aqui abajo. Recelosos como el infierno… no confiaran ni en sus propias abuelas. Todos seremos responsables. Nos frotaran, enjuagaran y tenderan a secar al frio viento. —Se acerco a su propia cama y la contemplo con anoranza—. No tiene sentido entregarme; vendran a por mi antes de manana o algo por el estilo —se sento, cabizbajo.
Miles miro a Ivan, sorprendido.
—Mm. Si, te encontraras en medio de todo el fregado durante unos cuantos dias, ?no?
Ivan, apreciando su cambio de tono, lo miro suspicaz.
—Cierto. ?Y que?
Miles se quito los pantalones. Su mitad del enlace comunicador seguro cayo sobre la cama. Se puso el uniforme dendarii.
—Supongamos que me acuerdo de entregar mi enlace comunicador antes de marcharme. Y supongamos que Elli se olvida de entregar el suyo. —Miles alzo un dedo, y Elli dejo de rebuscar en su chaqueta—. Y supongamos que tu te lo guardas en el bolsillo, con la intencion de entregarselo al sargento Barth en cuanto recibas la otra mitad.
Le lanzo el enlace comunicador a Ivan, que lo atrapo instintivamente, pero luego lo mantuvo apartado sujetandolo con dos dedos, como si fuera algo que hubiera encontrado rebullendose bajo una roca.
—Y supongamos que me acuerdo de lo que me sucedio la ultima vez que te ayude a salir de uno de tus lios —dijo Ivan truculento—. El truquito que emplee para ayudarte a volver a la embajada la noche en que trataste de incendiar Londres figura ahora en mi historial. Los perros de caza de Destang tendran espasmos en cuanto lo descubran, a la luz de las actuales circunstancias. Supongamos que te lo meto en el… —sus ojos cayeron sobre Elli— el oido, ?vale?
Miles se puso la camiseta negra y sonrio un poco. Empezo a introducir los pies en las botas de combate dendarii.
—Solo es una precaucion. Tal vez no lo utilizaremos nunca. Unicamente en el caso de que necesite una linea privada con la embajada en una emergencia.
—No se me ocurre ninguna emergencia que un oficial de rango inferior no pueda confiar a su comandante de seguridad del sector —dijo Ivan. Su voz se volvio mas grave—. Ni tampoco lo haria Destang. ?Que estas incubando en el fondo de esa mente retorcida tuya, primito?
Miles sello sus botas e hizo una pausa.
—No estoy seguro. Pero todavia puede que haya una oportunidad de salvar… algo, de todo este lio.
Elli, que escuchaba atentamente, observo:
—Creia que habiamos salvado algo. Descubrimos a un traidor, cerramos una grieta en seguridad, chafamos un secuestro y deshicimos un plan de importancia contra el Imperio de Barrayar. Y nos pagaron. ?Que mas quieres para una semana?
—Bueno, habria estado bien si hubieramos hecho algo de todo eso a proposito, en vez de por accidente — musito Miles.
Ivan y Elli se miraron por encima de la cabeza de Miles; sus rostros empezaban a reflejar una intranquilidad similar.
—?Que mas quieres salvar, Miles? —pregunto Ivan.
Miles fruncio el ceno, se miro las botas, reflexiono.
—Algo. Un futuro. Una segunda oportunidad. Una… posibilidad.
—Es el clon, ?verdad? —dijo Ivan, la boca agria—. Has empezado a obsesionarte con ese maldito clon.
—Carne de mi carne, Ivan —Miles se miro las palmas de las manos—. En algunos planetas, seria considerado mi hermano. En otros, puede que incluso lo consideraran hijo mio, dependiendo de las leyes sobre la clonacion.
—?Una celula! —dijo Ivan—. En Barrayar lo consideran tu enemigo cuando te dispara. ?Tienes problemas de memoria? ?Esa gente intento matarte! Esta ma… ?ayer por la manana!
Miles sonrio debilmente a Ivan, sin replicar.
—?Sabes? —dijo Elli con cautela—, si decidieras que realmente quieres un clon, podrias hacerte uno. Sin los, ah, problemas del actual. Tienes millones de celulas…
—No quiero un clon —dijo Miles. «Quiero un hermano.»—. Pero parece que me han… endosado a este.
—Tenia entendido que Ser Galen lo compro y lo pago —se quejo Elli—. Lo unico que ese komarres pretendia era matarte. Segun la ley de Jackson's Whole, su planeta de origen, el clon pertenece claramente a Galen.
«Jockey de Norfolk, no seas atrevido —susurro la antigua cita en la memoria de Miles—, pues Dickson tu