diversion alternativa. Y grupitos de futuros dirigentes alternaban en la puerta con poetas, cineastas y actores sin futuro. No me gusto. Hice un gesto y lo mantuve mientras miraba hacia atras. Dos metros mas alla, mi Jamon Calibre 45 me devolvio el gesto. A el tampoco le gustaba el tugurio.

Nina consiguio que me dejaran entrar, aunque mi vaquero limpio y mi camisa blanca no convencieron al mastodonte ruso de la entrada, que sonreia a los harapos de marca y las rastas de peluqueria. Siempre ha habido clases. Intento detener al Jamon, pero fue como si quisiera parar un tren. Nina hizo un gesto al moscovita, que fingio ser condescendiente y no condescendido. Jamon se sacudio el traje y nos siguio.

– Creo que se lo ponemos demasiado facil -murmure al oido de Nina.

– Vive y deja vivir -dijo ella.

– Yo lo dejo. Es el el que no me dejara vivir.

Un intelectual delgado como un hilo y con los ojos enrojecidos abrazo a Nina como si fuera una tabla de salvacion. Le dio dos besos en cada mejilla y uno en la frente. Estaba tan feliz de verla. Todos estaban felices de verla. Nina era una chica popular. Adivine la barra detras de un compacto grupo de cuerpos que la ocultaban. Un camarero respondia a las gracias de los clientes con una benigna media sonrisa. Si alguien le hubiera dado una metralleta, hubiera limpiado el local en cinco minutos.

El salon era amplio y parecia decorado por un consorcio de disenadores que se odiaran mutuamente. Cada pared era un muestrario de ingenio y dinero, y una prueba de que ambas cosas no van necesariamente unidas. Las mesas eran pequenas e incomodas. Los sillones, tan blandos que tocabas el suelo con el culo. En la pared del fondo habia una pantalla blanca. Un proyector, una consola de sonido y un tipo esmirriado subido sobre una altisima silla en cuyo respaldo podia leerse «Director». La cosa iba de cine. O algo parecido.

Nina me beso en la oreja y se perdio en direccion a la barra mientras devolvia saludos. Tres minutos despues volvia con un bourbon triple para mi y algo rojizo y espeso para ella. Tenia que ser alguien importante en ese lugar para conseguir bebidas con tanta rapidez. Tontamente, me senti orgulloso, como si me estuviera acostando con la reina de Francia. Solo que el decapitado iba a ser yo.

– Has puesto cara de tango -dijo Nina.

– ?Que mierda hacemos aca?

– Buscar informacion. Y asistir a una muestra de cine experimental.

– Estos tipos parecen el resultado de un experimento… fallido.

– Odioso -dijo ella apoyando su pecho en mi brazo.

Me beso con descaro, su lengua entrando por sorpresa en mis labios. Deje de quejarme. Tome un trago y me acorde de mi perseguidor. Pense en pedirle a Nina algo de beber para el, pero no estaba a la vista.

– Voy a hacer algunas preguntas -dijo Nina-. ?Me esperas aqui?

Al rato senti un peso en el hombro. Era la mano del grandote.

– Gracias por lo de la puerta. Hubiera tenido que sacudir al rubito…, y el tambien esta haciendo su trabajo.

– No fue nada -dije dando otro sorbo a mi vaso-. ?Fuma?

Me acepto un cigarrillo negro, pero por la forma de aspirarlo pense que lo suyo era el tabaco rubio. Delante de nosotros, una quinceanera de casi dos metros de altura y veinte centimetros de minifalda ajustada le contaba una historia a su iPhone. Mientras hablaba alargando las eses, movia el culo al compas de una musica que solo ella escuchaba. Durante un rato miramos el pendulo con minifalda.

– Un bello culo -sentencie.

– Usted lo ha dicho.

Le ofreci mi vaso. Dijo que no con la cabeza, pero su mano no obedecio. Tomo un trago, se relamio y me devolvio el vaso. Carraspeo.

– Nada personal. -Se acerco y hablo en tono confidencial-. Le he dicho al jefe que a usted tambien se la habia jugado la pelirroja. Pero el no atiende a razones.

– Un duro, el jefe -comente.

– No lo sabe usted bien -dijo-. Debo pedirle instrucciones. No vea el mosqueo cuando le diga que todavia no hay nada de la tia ni del…

Se quedo en mitad de la frase. Bebi otro trago.

– Creo que puedo encontrarla -menti-. Pero necesito mas tiempo. Puede que ella no lo tenga consigo, y en ese caso, lo importante no es donde esta ella, sino donde lo dejo.

Espere. Tanto podia haber acertado como adelantado mi ejecucion.

– Tiene usted razon -concedio-. Pero El Muerto no se conformara.

– Solo pido mas tiempo; si me mata, puede despedirse de Noelia y del…

Me miro con desconfianza.

– ?No sera un truco para intentar darmela con queso?

– ?Que ganaria? Usted no es un novato: sabe su oficio.

– ?De verdad lo cree? -Se le ilumino la cara y se hincho tanto que crei que el traje de color limon y chocolate iba a explotar.

– Hare lo posible -dijo-. Pero El Muerto no es un tipo comprensivo…

Culo Inquieto seguia su danza ritual con el telefono, y sus movimientos eran mas espasmodicos. Iba a terminar pronto. Jamon y yo volvimos a estudiar las nalgas movedizas.

– Un bello culo -dijo, como si la frase se le acabara de ocurrir.

– Usted lo ha dicho.

– Claro que la morena que va con usted…, dicho con un respeto.

– Si. Es una linda chica. Pero con problemas, no se si me entiende. -Hice un gesto con el indice en mi sien-. Una historia muy triste…

– ?Entonces… usted no…?

– ?Con mi propia hermana?

– ?Es su hermana? -pregunto.

Me habia pasado un poco.

– Como si lo fuera. -Suspire otra vez-. Nos criamos juntos y luego yo viaje a Sudamerica. Volvi para hacerme cargo de ella, necesita tratamiento. No puedo dejarla sola…

Repeti el gesto universal de los tornillos flojos.

– Joder. Y tan lista que parece…

– Tendria que verla cuando intenta suicidarse…

Culo Inquieto exhalo un gemido y dejo el telefono. El grandote retrocedio hasta su mesa caminando con cuidado, como si temiera romper alguno de los maniquies parlantes que lo rodeaban. Otra adolescente, replica de la anterior, paso meneando las caderas. Rondaba los dieciseis anos pero no desmereceria en la NBA. Mientras pensaba en que les darian de comer, se apagaron las luces, Nina volvio y el espectaculo comenzo. Un tipo caminaba por un callejon oscuro, lleno de contenedores de basura. De los contenedores salian luces y voces distorsionadas. Una silueta envuelta en bruma se acercaba desde el fondo.

– ?Alguna novedad? -pregunte en voz baja.

– Alguna. Y no te gustara. Nadie sabe nada de Noelia desde hace semanas. Hizo una visita relampago a Madrid y volvio a marcharse. -Intento animarme-. Pero la encontraremos, te lo prometo.

En la pantalla una adolescente se desnudaba frente a un tipo y tenia una cruz pintada en la teta izquierda y una esvastica en la derecha. Empezo a jugar con un lapiz gigante en su entrepierna. Con la otra mano llamaba al tipo, que miraba con inquietud la silueta que se acercaba.

Nina estiro el cuello para besarme y la esquive.

– Cuidado. Tuve una conversacion con nuestro angel de la guarda. A lo mejor consigo mas tiempo.

– ?Fantastico! -Intento besarme otra vez. Volvi a esquivarla.

– … y lo convenci de que sos algo asi como mi hermana postiza.

– ?Y eso por que?

– Si saben que sos amiga de Noelia, podes ser la segunda en la lista.

El tipo se desnudaba y debajo de la camisa y la corbata tenia otra camisa y otra corbata. Se saco los pantalones y los calzoncillos y los tiro dentro de un contenedor, que empezo a masticarlos.

Nina me miraba con ternura.

– ?Mentiste por mi?

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