parecido al amor o al sexo. Cerca de aqui, en esa esquina, trabajo Moliere, al otro lado Cocteau, mas alla Colette. Alli Blucher perdio seis millones jugando a la ruleta y se paso el resto de su vida montando en colera cada vez que oia la palabra Paris. Alli se abrio el primer
Tenia que escribir a Toni.
Lo hice, pero este oculto toda demostracion de regocijo fraternal que pudiese haber sentido.
Querido Chris:
C 'est magnifique, mais ce n 'est pas la chair. Hasta que no llegues al otro par de labios no creo que despiertes mi interes. ?Que has leido? ?Que has visto? ?Y sobre que, no sobre quien, has estado trabajando? Te daras cuenta, espero, de que la primavera todavia no ha terminado oficialmente, de que estas en Paris y de que si me entero de que no eres capaz de cumplimentar el cliche podras contar con mi desprecio infinito. ?Que pasa con las huelgas?
Toni
Supongo que tenia razon. En cualquier caso, la enfermiza efusividad de mi propia carta puede ser rapidamente inferida por el tono de su respuesta. Pero cuando llego ya no tenia sentido.
Perdi la virginidad el veinticinco de mayo de mil novecientos sesenta y ocho. (?Es raro recordar la fecha? La mayoria de las mujeres la recuerdan.) Querran oir detalles, maldita sea, a mi tampoco me molestaria oir la historia otra vez. No salgo tan mal parado.
Era apenas la tercera noche que saliamos juntos.
Creo que eso merece un parrafo aparte. A la sazon, se trataba de una cuestion de tipico orgullo, como si en realidad yo lo hubiera planeado todo. Cosa que, por supuesto, no hice.
Los tanteos previos fueron casi del todo mudos. Aunque, probablemente, por distintas razones para uno y otro. Habiamos ido otra vez al cine: a ver un clasico,
Cuando salimos mencione, como por casualidad, la provision de calvados que tenia en mi estudio. Su proximidad ya era conocida.
El piso estaba tal y como lo habia dejado, es decir ordenado a medias. Razonable pero no obsesivamente arreglado. Unos cuantos libros abiertos como si se estuvieran leyendo (en algun caso era cierto… las mejores mentiras tienen una pizca de verdad). Iluminacion escasa y distribuida por los rincones (por razones obvias, pero tambien para evitar que alguna bombilla traicionera se encendiera intempestivamente en medio de la pelicula). Los vasos estaban limpios pero los volvi a lavar, sin secarlos, para que el calvados no tuviese que deslizarse entre la pelusa que dejan los panos de cocina.
Al entrar, deje caer mi chaqueta sobre la butaca, a fin de que al invitar a Annick a sentarse eligiera el sofa (no era facil que escogiera la cama, a pesar de su disfraz diurno, oculta bajo una colcha india y un monton de cojines). Si al llegar a cierto punto, yo iniciaba una arremetida amorosa, no queria golpearme en el estomago con el brazo de una silla. Estos pensamientos no eran tan brutales como puede parecer. Iban ganando espacio en mi cabeza de forma provisional y vacilante, y su tenacidad me hacia sentir ligeramente culpable. Pensaba en futuro condicional y no en futuro simple. Es el tiempo verbal lo que minimiza la responsabilidad.
Asi que alli estabamos, yo en la butaca, ella en el sofa. Sentados dando sorbitos y mirando. No habia tocadiscos en el piso y «?quieres jugar a la maquina tragaperras?» parecia poco apropiado. Asi que mirabamos. Seguia sin saber que decir. Me pregunte, durante un minuto o dos, si
?Se piensa siempre, en situaciones como esta, que la otra persona esta mucho mas tranquila que uno? En este caso, mientras estuve concentrado pensando en Annick, asumi que si queria decir algo, como era ella quien mejor dominaba el idioma local, hablaria. Ella no lo hizo ni yo tampoco. Y lo que se fue plasmando era algo cualitativamente distinto a una mera pausa larga en la conversacion. Era un silencio complice, a la vez que una total concentracion en la otra persona. El resultado era mas erotico de lo que yo creia posible. La fuerza de este silencio se debia a su espontaneidad. Mas tarde, cada vez que he intentado recrear el efecto, me ha fallado siempre.
Estabamos a unos dos metros uno del otro y completamente vestidos, pero la sutileza y la fuerza de aquel intercambio erotico eran mucho mayores que las del mundo violento y apremiante del cuerpo a cuerpo que llegue a conocer mas tarde. No era una de esas miradas sugestivas que suele colar como el juego previo que aparece en las peliculas. Comenzamos, es verdad, mirandonos a los ojos y a la cara, para apartar la vista pronto, para luego volver a empezar. Cada correria visual por una nueva parte del cuerpo, producia un nuevo estremecimiento de excitacion. Cada contraccion muscular, cada temblor de las comisuras de los labios, cada movimiento de los dedos sobre la cara tenia una significacion particular, tierna y, parecia entonces, sin ambiguedades.
Nos quedamos asi por lo menos una hora y, despues, nos fuimos a la cama. Fue una sorpresa. No diria una desilusion, porque era demasiado interesante para eso, pero fue una sorpresa. Los momentos que habia esperado con tanta ansiedad fueron casi una decepcion. Las cosas que yo no sabia fueron divertidas. Respecto al placer relacionado con el pene no hubo grandes novedades, y los rasgos dominantes de nuestra breve pugna fueron la curiosidad y la torpeza. Pero las otras cosas… las que nunca te cuentan… la mezcla de poder, ternura y absoluto engreimiento rebosante del jubilo que te inunda ante el ofrecimiento total del cuerpo de una mujer… ?Como es posible que antes no hubiera leido nada sobre eso? ?Y por que no se decia nada sobre ese hincha de futbol que se te clava en la nuca, el hombre de la carraca y la bufanda que no para de gritar «?Muy buena!», dando patadas contra el suelo? Y luego, ademas, esa curiosa sensacion de haberse librado de una carga social, como si por fin se entrara a formar parte de la comunidad de la raza humana, como si, despues de todo, no se fuera a morir totalmente ignorante.
Despues (esta era una palabra que significaba tanto cuando nino, una palabra que llamando de repente la atencion en medio de una pagina podia producirte una rapida ereccion, una palabra sobre la cual, por encima de todas las demas, habria querido escribir yo mismo); despues, cuando el fanatico clavado en la nuca abandono la carraca, enrollo la bufanda y se sento callado sobre las gradas; despues, me vencio el sueno mientras murmuraba para mis adentros: «Despues… despues…»
La carta que le escribi a Toni a la manana siguiente se perdio (segun el). Quiza sea su forma misericordiosa de no recordarme el profuso jubilo de mi prosa. En todo caso, todavia conservo su respuesta.
Querido Chris:
He planchado e izado banderas y estandartes, lanzado cohetes sobre el Tamesis, bebido excesivamente a tu salud. Asi que por fin te has estrenado. Para tomar prestada, o mejor dicho robar (ya que estoy seguro de que no la quiere), la frase de una carta de una novia mia, que yo iba a echar por ella en el buzon y descubri que estaba abierta, te has «desembarazado del peso de tu virginidad». Que carcajada. Ahora ya puedes leer Les Fleurs du Mal en la version para adultos y te puedo escribir un juego de palabras que se me ocurrio el otro dia: Elle m'a dit des maux d'amour. ?Es correcta la frase gramaticalmente? Ya no me acuerdo.
Dicho esto, o mejor cela dit, debo senalar en nombre de nuestra amistad (por no decir, para ser fiel a la verdad) que si bien el contenido de tu carta me proporciono gran alivio, cosa que te agradezco, el tono dejaba mucho que desear. Me gustaron los pasajes descriptivos pero, bueno, para decirlo claro, no hace falta que te enamores. La verdad: una cosa no lleva necesariamente a la otra. Que te hayas desbordado por un lado no quiere decir que tengas que desbordarte por otro. Cuento con que no quieras oir nada de esto y estoy seguro de estar perdiendo el tiempo diciendotelo: o no necesitas que te lo diga o no me vas a