Note que me habia ruborizado. Cuando me pidio que describiera a Annick, solo pude recordarla, no se por que, en la intimidad del orgasmo, cuando la poseia. Tampoco me resultaba facil, asi de pronto, traducir mis experiencias con ella a un ingles que no me era nada familiar.

– No me siento metido en aprietos, solo…

Dejo caer unos cuantos francos sobre la mesa y se fue. Yo ataque el trozo de pan que me quedaba (una rebanada enorme, humeda, insipida y porosa). Luego, intente quitarle la nata al ultimo dedo de cafe que me quedaba, pero solo logre remover el poso. ?Por que estaba tan trastornado? ?Me estaba encaprichando con Marion? ?Por que habia lamentado que se fuera? Era lo unico que me faltaba, enamorarme de dos a la vez… y ellas ?que? ?Habria fantaseado Marion conmigo? Tiene unas tetas preciosas, murmure casi para mis adentros; aunque para ser sincero no sabia exactamente si eran bonitas o impudicas. Si que lo sabia, claro que lo sabia. Eran hermosas porque existian. Eran bonitas porque existian. Eran bonitas porque existian bajo unos sostenes con ganchitos en la espalda y elasticos y tirantes secretos que podian vislumbrarse ocasionalmente. Eran bonitas porque, si sabias ganartelo, acabarian por mostrar los pezones.

Pero no hacia mas que fantasear. Lo que mas me llamaba la atencion de Marion era lo franca y poco complicada que era. Parecia desbordar salud fisica; me hacia sentir un poco deshonesto incluso cuando decia la verdad. Pero Annick tambien. ?Era una coincidencia, o era asi como todas las chicas te hacian sentir? ?Y como averiguarlo?

Pague la cuenta y flanee (aunque es bastante dificil hacerlo solo) hacia la Place de la Republique. Dumas pereconstruyo su theatre historique aqui, donde representaba sus propias obras. El publico hacia cola dos dias enteros para conseguir una entrada la noche del estreno. Dumas cosecho exitos espectaculares, pero, a pesar de ello, a los diez anos aquel proyecto lo llevo a la quiebra. No parecia que tiempos como aquellos pudieran volver, vivimos otra epoca y otras ambiciones. Dumas entraba a caballo al establo, se agarraba a una viga del techo y, apretando con fuerza las piernas, lo levantaba en vilo. Tambien alardeaba de tener trescientos sesenta y cinco hijos ilegitimos repartidos por todo el mundo: uno por cada dia del ano. Pensar en tamana energia me hacia estremecer. Pero hay que reconocer, reflexione dirigiendome a la boca del metro, que la escala del mundo ha cambiado desde aquellos dias. Para empezar, tener hijos bastardos ya no mejora la puntuacion.

5. Je t'aime bien

Que me preguntasen sobre mi relacion con Annick me puso nervioso por otra razon: a ella no le habia hablado de Marion. Habia oido hablar de mis trois amis anglais -socorrida frase de genero neutro- pero no sobre mis almuerzos tete-a-tete. ?Habia algo digno de contar? Pero si no habia nada que contar, ?por que me sentia como un mentiroso? ?Era amor, sentido de culpabilidad o mera gratitud sexual? ?Y por que no lo sabia?: «los sentimientos» se sienten, ?por que no podia identificarlos?

No era facil saber como explicarle a Annick lo de Marion. Una simple constatacion del hecho seria ridicula, y la verdad pareceria una mentira. Tenia que deslizar algun comentario como por casualidad. Practique diciendo para mi mismo mon amie anglaise, y une amie anglaise, y cette amie anglaise. Mencionar la nacionalidad le quitaria malicia.

Una buena oportunidad parecio presentarse una manana mientras desayunabamos (cafe y pan del dia anterior recalentado en el horno). Hablabamos de lo que ibamos a hacer esa tarde, y Annick menciono la ultima pelicula de Melville.

– Ah, si -dije como por casualidad-, mon amie anglaise la ha visto. Ella (astuta confirmacion del genero) dice que es bastante buena.

(Marion no habia visto la pelicula. Mierda. Una mentira para decir la verdad; ?ibas a quedar malparado?)

– ?Muy bien! Entonces ?vamos?

Pense que era mejor poner las cosas en claro.

– Si. Mon amie anglaise dice que es buena de verdad.

– ?Magnifico! ?Arreglado!

Para mi no se habia arreglado nada. No pareciamos haber llegado a ninguna parte.

– ?Quieres decirme algo?

– ?…?

– ?Este es le tact anglais?

Annick encendio su segundo cigarrillo del desayuno. Dios, se le torcian hacia abajo las comisuras de los labios. Lanzo dos rapidas bocanadas. Nunca habia visto en su cara esa expresion, casi de ferocidad. Era nueva en ella.

– ?Que? No. ?Que quieres decir?

– ?Quieres decirme algo?

– Hum… esta… esta pelicula… se ve que es muy buena.

– ?Si? ?Como lo sabes?

– Oh. Me lo dijo uno de mis amigos.

Otra vez el genero neutro; tambien inutilmente. En lugar de decirlo sin darle importancia y sin rodeos, me salia con tono sospechosamente furtivo y vacilante.

– Me ha parecido que hablabas de una amiga inglesa.

– Ah, hmm, si, es verdad. ?Y que, no tienes tu ningun amigo frances? -(Irremediablemente hostil.)

– Si, pero no me refiero a ninguno tres veces seguidas a menos que quiera decir algo sobre el en particular.

– Bueno, supongo que lo unico que queria decir… sobre cette amie anglaise es que… es una amiga.

– Quieres decir que te acuestas con ella. -Annick aplasto la colilla y fijo la mirada en mi.

– No. Por supuesto que no. Me acuesto contigo.

– Ya lo se. Me he dado cuenta de eso de vez en cuando. Pero no las veinticuatro horas del dia.

– No soy… perfido. -(No me salio la palabra francesa que significa «infiel»; no se por que, pero solo adultere me vino a la cabeza, palabra de implicaciones mas que inconvenientes.)

– La perfida Albion. Eso lo aprendemos en el colegio.

– Y nuestros libros dicen que los franceses suelen ser celosos sin razon.

– Pero puede que tu me estes dando razon para serlo.

– Claro que no. Je…

– ?Si?

Iba a decir je t'aime, pero me faltaron animos para hacerlo. Despues de todo, no habia pensado lo suficiente en ello; y no iba a arguir en esas circunstancias lo que creia debia declararse con calma y sobriedad. En su lugar, lo dilui:

– Je t'aime bien, tu sais.

– ?Por supuesto que me quieres! Por supuesto. ?Que racional, que

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