inferir algo de una pigmea con taparrabos, recubierta de tatuajes y pinturas rituales. Los anuncios de sostenes y corses, los posters de las peliculas X y la Historia del Arte de Sir William Orpen eran bastante insatisfactorios. Cuando Brian Stiles nos mostro su ejemplar de Span-una revista nudista de bolsillo (de la misma calana que Spick)- las cosas se aclararon un poco mas. O sea que asi es, pensamos, contemplando el bajo vientre de una volatinera expuesto al viento.

Aunque incansablemente carnales, tambien eramos profundamente idealistas. Parecia una buena mezcla. No podiamos soportar a Racine porque, aunque la intensidad de los sentimientos que experimentaban sus personajes era, calculabamos nosotros, probablemente los mismos que alguna vez sentiriamos, el encadenamiento de emociones con que se desarrollaban sus argumentos nos hastiaba. Nuestro hombre era Corneille. O mejor dicho, sus mujeres eran nuestras mujeres. Apasionadas pero obedientes, fieles y virginales. Toni y yo discutiamos muchisimo sobre mujeres; aunque siempre dentro de una eventual perspectiva familiar.

– Asi que tenemos que casarnos con virgenes. -(No importaba quien iniciara el tema).

– Bueno, no es obligatorio, pero si te casas con una que no es virgen, a lo mejor resulta ninfomana.

– Pero si te casas con una virgen puede salirte frigida.

– Bueno, si es frigida, siempre te puedes divorciar y empezar de nuevo.

– Pero si…

– Pero si es ninfomana, no puedes ir al juez y decirle que no te deja en paz. Tienes que cargar con ella. Estas…

– …Perdiciiiiion. Sin duda.

Pensabamos en Shakespeare, Moliere y otras autoridades. Todos ellos estaban de acuerdo en que no habia que reirse de un marido burlado.

– Entonces, tendra que ser virgen.

– Exacto.

Y nos dabamos la mano en senal de acuerdo.

Sin embargo, nuestro acercamiento practico a las chicas era mas lento que nuestras declaraciones de principios. ?Como podia descubrirse si una era ninfomana? ?Como saber cual era virgen? ?Como hacer -y esto era lo mas dificil- para escoger esposa? ?Buscar una con pinta de ninfomana pero que fuese virgen?

Muchas tardes, de regreso a casa, Toni y yo nos encontrabamos con un par de chiquillas del colegio femenino que esperaban el mismo tren que nosotros en la parada de Temple. Vestian uniformes de color magenta, las dos eran morenas y llevaban medias de verdad. Su colegio estaba justo enfrente del nuestro, pero no estaba bien visto que se relacionaran con nosotros. Incluso salian quince minutos antes, para librarlas de… ?que? ?Y de que pensaban las chicas que se libraban? Ergo, todas las chicas que viajaban en el mismo tren que nosotros se habian quedado, obviamente, esperando a fin de poder viajar en el mismo tren. Ergo, querian que les dijesemos algo. Ergo, eran ninfomanas en potencia. Ergo, Toni y yo nos negabamos a devolverles sus timidas sonrisas.

4. El callejeo provechoso

Los miercoles por la tarde no teniamos clase. A las 12:30 unos cuantos ninos salian, metiendo sus gorras en la cartera, por la entrada lateral de un edificio Victoriano del Embankment. Minutos despues aparecia un grupo mas tranquilo de alumnos sin gorra del ultimo curso, que bajaban lentamente las escaleras de la entrada principal balanceando sus paraguas despreocupadamente. Los miercoles, la Sociedad de Historia del colegio organizaba excursiones de estudio a Hatfield House; los fanaticos del ejercito engrasaban sus bayonetas para una suerte de practicas militares; otros chicos salian disparados llevando bajo el brazo, segun fuese su deporte favorito, la toalla, enrollada como si fuera un brazo de gitano, los floretes, las bolsas de criquet, los enormes y pestilentes guantes. Los mas timidos se dirigian a sus casas, con la razonable conviccion de que violadores y castradores todavia no se habian lanzado al metro.

Toni y yo nos abandonabamos al Callejeo Provechoso. Habiamos leido en algun sitio que Londres ofrecia todo lo que uno podia desear. Tambien, por supuesto, lo ofrecia Viajar, y teniamos la intencion de dedicarnos a eso mas adelante (aunque ambos habiamos estado ya en el campo, y lo encontrabamos decepcionantemente vacio), porque todos aquellos que ejercian influencia sobre nosotros estaban de acuerdo en que era bueno para la mente. Pero se empezaba en Londres; y era a Londres adonde uno regresaba, finalmente, repleto ya de sabiduria. La forma de desvelar los secretos de Londres estaba en el Haraganeo. Il vaut mieux gacher sa jeunesse que de n'en rien faire.

Fue Toni quien desarrollo primero el concepto de Callejeo Provechoso. Segun el, perdiamos el tiempo saturandonos obligatoriamente de conocimiento o bien divirtiendonos obligatoriamente. Su teoria consistia en que paseando por ahi, sin hacer nada, adoptando de forma correcta las maneras del insouciantpero manteniendo todo el rato los ojos abiertos, uno podia aduenarse de los secretos de la vida. Se podia recolectar todo el apercusdel flaneur. Asimismo nos gustaba haraganear al tiempo que observabamos como la gente se cansaba trabajando. ibamos a las callejuelas que dan a Fleet Street para ver descargar los enormes paquetes de periodicos. Rondabamos mercados y tribunales, merodeabamos por la entrada de las tabernas y las lencerias. Visitabamos San Pablo armados con los prismaticos, aparentemente para examinar los frescos mosaicos de la cupula, pero en realidad para mirar a los que rezaban. Buscabamos prostitutas -la unica otra clase de Callejeo Provechoso que existia, pensabamos con sarcasmo-, que, en aquellos dias, eran todavia facilmente identificables por una delicada cadena de oro que llevaban alrededor de uno de los tobillos. Nos preguntabamos el uno al otro:

– ?Crees que ahora esta ejerciendo el oficio?

No haciamos sino observar, aunque una tarde humeda y neblinosa Toni fue asaltado por una puta miope (o desesperada).

A la formula profesional con que ella lo abordo, '?Te vienes conmigo, guapo?', el respondio con mucho desparpajo, pero voz un poco aflautada:

– Depende de lo que me pagues…

Y pretendio haberla epatado.

– No vale.

– ?Por que?

– No se puede epater la Boheme. Es ridiculo.

– ?Por que no? Las putas son parte integral de la vida burguesa. Recuerda a tu querido Maupassant. Son como los perros, siguen a sus amos: las putas adoptan las mezquindades y represiones de sus clientes.

– Eso es una falsa analogia. Los clientes son los perros, las putas los amos…

– No importa mientras admitas el principio de mutua influencia…

Entonces nos dimos cuenta de que no habiamos observado la reaccion de esa golfa, que habia desaparecido hacia ya rato. Si el chiste le habia gustado, no era un epat.

Este tipo de contactos, sin embargo, no nos compensaba demasiado.

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