Capitulo 12
– ?Y donde dices que has encontrado esto? -le pregunto Cuchulainn a Elphame mientras inspeccionaba el broche de El MacCallan.
– Junto a las escaleras de piedra de los barracones de los soldados -respondio ella.
No le habia hablado a Cuchulainn de la vision que la habia conducido hasta aquel broche, y no sabia bien por que, salvo que presenciar la muerte de El MacCallan habia sido una experiencia muy privada para ella. Elphame adoraba a su hermano, y sentia por el la misma lealtad que el sentia por ella. Sin embargo, eran dos personas distintas. Ella reverenciaba el pasado y el mundo de los espiritus. El desconfiaba de aquello que no comprendia, lo que no podia vencer con los punos y las armas. Elphame no queria oir a su hermano analizando minuciosamente, y quiza rechazando, lo que le habia ocurrido aquella tarde. Queria mantener el pasado cerca, y para eso debia mantener en secreto su vision y tambien la visita del espectro.
– El patio esta maravilloso -dijo, desviando la atencion del broche.
Y no estaba exagerando solo para cambiar de tema; paseo la mirada a su alrededor con asombro. Mientras atardecia, Cuchulainn y ella se habian reunido para supervisar el progreso de los trabajos. La zona sur del castillo estaba casi despejada por completo, y el le habia asegurado a Elphame que la noche siguiente podrian acampar alli, en vez de hacerlo a las afueras de Loth Tor.
La mitad superior de las columnas que rodeaban el patio principal ya estaba limpia, y la belleza color crema de sus tallas intrincadas hacia un raro contraste con el resto del pilar. Parecia que las mitades restauradas se habian materializado del aire. Brenna se habia tomado un interes especial en las antiguas columnas, y se habia ocupado de supervisar personalmente los trabajos de limpieza. Cuando Elphame y Cuchulainn alabaron el trabajo que estaban haciendo las mujeres y ella, la pequena Sanadora casi brillo de placer.
En aquel momento, los dos hermanos estaban junto a la entrada de la cocina, y aunque la actividad habia empezado a ralentizarse, Elphame apenas podia creer el cambio que habia experimentado en dos dias. Los hornos estaban limpios, las piedras caidas se habian repuesto y los armarios y la isla central, ademas del suelo, habian recibido un vigoroso fregado. La bomba ya expulsaba agua a la amplia pila de marmol, y Wynne informo a Elphame de que al dia siguiente podrian preparar comida en las cocinas del Castillo de MacCallan.
Elphame y Cuchulainn salian al patio cuando Brenna se acerco a ellos con excitacion.
– ?Oh, mira la fuente, Elphame!
– ?Cu, funciona!
Elphame lo tomo de la mano y tiro de el hacia el centro del patio, donde habia varias personas observando la fuente. Un agua turbia comenzo a manar del jarron que sujetaba la estatua de Rhiannon y cayo en la pila, que ya estaba empezando a llenarse. Poco a poco, el agua se aclaro y finalmente broto cristalina y comenzo a chispear bajo la luz del sol.
– Es realmente precioso, El -dijo Cuchulainn, pasandole el brazo por los hombros.
– Si, es cierto -dijo Brenna.
La Sanadora estaba junto a Elphame, sonriendo felizmente, y en sus ojos bailaba el reflejo del agua.
Elphame no podia hablar. Despues de anos de frustracion por su vida sin sentido, de repente era como si todos sus deseos se estuvieran cumpliendo. Casi tenia miedo de creerlo por si no era mas que un sueno.
– Bueno, creo que ya es suficiente por hoy -dijo Cuchulainn, y se volvio hacia los hombres-. Dermont, diles a los demas que vamos a volver a Loth Tor a pasar la noche.
Los hombres y mujeres, hablando entre ellos, comenzaron a dispersarse. Elphame, la Sanadora y Cuchulainn se quedaron solos junto a la fuente.
– ?Estas bien, Elphame? -le pregunto Cuchulainn.
– Si, muy bien -murmuro ella.
– Estas palida -le dijo Brenna.
Sin mirar a su hermano ni a la Sanadora, Elphame respondio:
– Me resulta un poco abrumador ver que mi sueno se esta haciendo realidad. Algunas veces me emociono.
Cuchulainn refunfuno.
– Hablas como una chica.
– Soy una chica, Cu.
Brenna, sin embargo, no se dejo distraer por aquella broma.
– Creo que deberias seguir el consejo de tu hermano, Elphame. Ya has hecho suficiente por hoy. Necesitas comer bien y descansar esta noche para recuperar fuerzas. Te hare una tisana que te relaje los musculos. Voy a ir a buscar las hierbas que necesito.
Despues, se alejo por el patio, hacia la salida de las murallas.
Antes de que su hermano pudiera seguir haciendole preguntas, Elphame sonrio y dijo:
– ?Sabes lo que me haria muy feliz ahora?
– ?Que?
– Correr -respondio-. No he dado una buena carrera desde que salimos del templo de mama. Cu… -dijo, poniendole una mano en el hombro antes de que la interrumpiera-. Necesito correr.
– No conoces este terreno. ?Adonde vas a ir? La unica zona que esta despejada es el camino que hay entre el castillo y el pueblo.
Ella hizo un gesto negativo. No podia permitir que la vieran los demas. Estaban empezando a aceptarla, y si veian la verdadera velocidad a la que podia correr, seguramente comenzarian a tratarla de nuevo como a una diosa. Lo penso mientras observaba el bosque que los rodeaba con ojo de atleta. Despues sonrio.
– Correre en paralelo al acantilado. El bosque termina a varios metros de la caida, asi que tendre visibilidad, y el acantilado es bastante recto.
– No se, Elphame. No me gusta que te vayas sola. ?Por que no esperas a que recoja mi caballo y asi pueda acompanarte?
– Cuchulainn, no es necesario. Me llevare la daga -dijo, dandose unos golpecitos en la cintura, donde la llevaba asegurada-. Todavia hay mucha luz. Habre vuelto a Loth Tor y estare tomandome la tisana de Brenna antes de que se ponga el sol.
– No me gusta nada.
– ?Es que crees que me voy a caer por el acantilado?
– No, pero no me gusta.
– Cu, no seas como nuestra madre.
El fruncio el ceno.
– No soy como nuestra madre.
Elphame sonrio.
Cuchulainn suspiro.
– Vuelve antes de la puesta de sol. Quiero que estes a mi lado, tomando la tisana a esa hora.
– Si, si, no seas pesado -respondio ella con impaciencia. Le dio un abrazo y un beso rapido y se despidio.
Despues, entre risas, salio corriendo, dejando que el viento se llevara la contestacion tirante de su hermano.
Capitulo 13
Elphame recorrio un lateral de las murallas. El Castillo de MacCallan estaba construido sobre la costa impresionante del Mar de B’an. Ella siguio la linea del acantilado norte. Como las tierras de la zona sur, la costa se curvaba y entraba en el bosque, y dejaba el Castillo de MacCallan aislado, silencioso y austero en su posicion prominente.
Cuando nadie podia verla desde el castillo, Elphame se detuvo para desatarse la falda. Se la quito y la dejo sobre una piedra. Despues comenzo a hacer estiramientos para calentar los musculos de las piernas. Elphame