veian el horror que habia dejado el fuego. El era amable con ella, pero Brenna sabia que se debia a la devocion que sentia por su hermana. La verdad seria facil de leer cuando ella alzara la vista de las hierbas y se encontrara con sus ojos. Sus cicatrices serian claramente visibles para el. Cuchulainn la observaria con una mezcla de fascinacion y disgusto que ella conocia bien. Brenna suspiro y levanto la barbilla.
Cuchulainn noto que le ardian las mejillas. Ella lo estaba mirando directamente, y el estaba concentrado en su cuerpo como un joven torpe. Se paso las manos por la cara y se puso en pie.
– Dormir. Oh, si. Deberia dormir -murmuro. Se sentia como un idiota.
La mirada sincera de Brenna no vacilo, y el se dio cuenta de que no podia esquivar sus ojos castanos.
– Yo me quedare con ella. Si se despierta, le dare mas tisana. En estos momentos, lo que mas necesita es dormir -dijo Brenna.
– Pero ?tu no estas cansada?
– Es mi don. Yo cuido a los que estan heridos o enfermos.
– Ah, si. Es cierto.
Brenna ladeo la cabeza y lo miro con curiosidad. ?Que le ocurria al guerrero?
– Cuidare bien de tu hermana, Cuchulainn -dijo.
Cu se sorprendio.
– Eso no lo dudo -respondio, y tuvo que carraspear-. Creo que no te habia dado las gracias por haber cuidado a mi hermana. Gracias, Brenna -dijo con una sonrisa nerviosa, y salio de la tienda.
Brenna cabeceo. Era evidente que el accidente de Elphame habia afectado mucho al guerrero. No parecia el mismo. ?Y por que tenia aquella expresion tan rara mientras la miraba? Ademas, se habia ruborizado. Ella tambien se ruborizo al acordarse. No, tenia que estar confundida. ?Por que iba a mirar su cuerpo Cuchulainn? Tal vez se hubiera enfriado durante la cabalgada. Eso explicaria el brillo de sus ojos y su rubor. Brenna se dijo que debia comprobar si al dia siguiente el guerrero tenia buena salud, y se acomodo en la silla que todavia conservaba el calor de su cuerpo.
Se inclino hacia delante y agarro la cinta de su bolso de Sanadora del borde de la mesa. Rebusco en su interior y encontro el cuaderno y el carboncillo. Iba a ser un dia muy largo. Dibujar la mantendria despierta ya ayudaria a pasar el tiempo. Tambien le calmaria los nervios, porque de repente estaba muy inquieta. Comenzo a mover el lapicero sobre el papel con trazos seguros, mientras dejaba vagar la mente. Sin darse cuenta, plasmo la imagen que se habia instalado en su inconsciente, y las lineas fuertes del rostro bello de Cuchulainn tomaron forma entre sus dedos.
En suenos, Elphame estaba envuelta en un calor suave que reconocio con facilidad. Eran las alas de Lochlan. Un delicioso temblor recorrio su cuerpo, y pudo sentir otra vez su roce suave, solo que en aquella ocasion el no estaba curandole las heridas, sino acariciandola. Noto que su deseo aumentaba mientras se entregaba a el…
Y la voz de su madre hizo anicos el sueno erotico, como si fuera un jarro de agua fria y de culpabilidad arrojado sobre su necesidad cada vez mas intensa.
«?Pero si esta herida! Tengo que ir con ella».
«No puedes. Debe aprender a crecer sin ti».
«Es mi hija. Tengo que ir a su lado».
«Pero ya no es una nina, Amada».
«Eso no hace que sea menos hija mia».
«Ella siempre sera tu hija, pero debe crecer y convertirse en una mujer, para poder cumplir su destino. Eso es algo que no podria hacer si tu la protegieras de todas las dificultades de la vida».
«Pero…».
Su madre no pudo continuar, porque la otra mujer la interrumpio.
«?Confias en ella, Amada?».
Elphame se sintio como si estuviera conteniendo el aliento mientras esperaba la respuesta de su madre.
«Si, confio en ella».
«Entonces debes liberarla y dejar que vaya hacia su propio destino, como es parte de tu destino confiar en ella, Amada, y confiar en mi para que la vigile en tu lugar».
Elphame sintio una gran sorpresa al darse cuenta de que la otra mujer debia de ser Epona. ?Realmente estaba escuchando una conversacion entre su madre y la diosa, o estaba sonando? Fascinada, Elphame oyo que su madre tomaba aire temblorosamente.
«?Puedo enviarle, al menos, un cargamento de botellas de vino y sabanas? Ese modo en el que esta viviendo es barbaro».
«Por supuesto, Amada…».
A medida que las voces se alejaban en la oscuridad, Elphame sonrio. Era tan tipico de su madre pensar que todo podia arreglarse con un buen vino y unas sabanas de lino…
En suenos, Lochlan noto que ella lo tocaba. Sin despertarse, respondio e intento abrazarla. No podia verla, pero sintio su piel suave bajo las palmas de las manos y, en su sueno, la envolvio entre sus alas.
Entonces, ella comenzo a desvanecerse.
El se movio con inquietud, intentando recuperar el sueno. No lo consiguio, y desperto. Miro a su alrededor, entre la oscuridad de la cueva. El deseo que sentia por ella era algo tangible, una fuerza que se habia formado durante mas de un siglo. Inspiro profundamente para calmarse, pero le resultaba dificil. El olor a sangre todavia permanecia en su cuerpo, y las alas comenzaron a temblar de tal manera que tuvo que hacer un esfuerzo improbo para controlarse.
Entre el dolor que sentia, las palabras de la Profecia se burlaban de el. Elphame era la reencarnacion de una diosa. No podia negarlo. Y la Profecia de su gente, que su propia madre le habia transmitido, consistia en que solo la sangre de una diosa moribunda podria salvarlos de la locura que les habian legado sus padres.
Estaba predestinado a matarla.
Lochlan apreto la mandibula. ?No! Tenia que haber otro modo de conseguirlo.
«Por favor, Epona, que no tenga que hacerle dano. Preferiria morir antes».
Lochlan se acurruco de costado, intentando combatir el miedo y la soledad con el recuerdo de la bondad que habia vislumbrado en los ojos de Elphame. Ella no lo habia mirado como una criatura malvada. Habia visto al hombre, no al Fomorian.
El llevaba demasiado tiempo solo, y la soledad le estaba corroyendo. ?Como estaria su gente? Era el comienzo de la primavera, y deberian estar plantando la comida que los sustentaria durante el invierno siguiente. Los cazadores comenzarian sus largas marchas hacia el mar para poder pescar y ahumar el pescado. La nieve se derretiria pronto, y podrian atrapar cabras salvajes para aumentar su rebano domestico. Habia mucho que hacer para sobrevivir en las duras Tierras Yermas. ?Estarian bien los ninos? ?Estaba la locura invadiendolos a todos? Sabia que Keir habria ocupado su puesto de lider. Keir habia ambicionado aquel puesto, y el poder que conllevaba. Solo esperaba que la influencia de Fallon lo estuviera ayudando a ser un dirigente sabio, y que contuviera el lado oscuro de Keir, que siempre estaba muy cercano a la superficie.
Lochlan abrio los ojos. ?Que estaba haciendo? Como si hubiera echado agua sobre unas llamas, extinguio todo pensamiento de su hogar. Sabia que era muy peligroso que lo hiciera. El vinculo psiquico que comunicaba su sangre con la de su gente era muy fuerte. Pensar en ellos solo serviria para fortalecerlo mas, y eso era lo ultimo que necesitaba: que ellos descubrieran el paso a traves de las Montanas Tier hacia Partholon, y que lo siguieran hasta alli. Para la gente del Castillo de MacCallan, un grupo de Fomorians hibridos solo podia ser una cosa: un ejercito invasor. Y serian un ejercito, reconocio Lochlan. Un ejercito que solo tendria un objetivo, capturar a Elphame y cumplir la Profecia.
«Piensa en ella», se dijo. «Piensa en su belleza y en su fuerza».
Tenia que haber una manera de conseguir ambas cosas, de salvar a su gente y quedarse con Elphame.
Capitulo 16
– Han pasado cinco dias. Me voy a volver loca si no me dejais salir de aqui -le dijo Elphame a Cuchulainn.