Coleman para un banquete de gloton y una noche de jazz. Una hilera de luces azules y centelleantes enmarcaba la puerta de un edificio de la esquina.
– Frena, lo he visto -dijo.
Mal viro bruscamente a la derecha y apago el motor. Buzz senalo hacia delante.
– Ese coche blanco estaba en la casa de Claire de Haven.
Mal asintio, abrio la guantera y saco un par de esposas.
– Iba a llamar a los periodicos, pero supongo que no hay tiempo.
– Tal vez no este aqui. Tal vez Loftis y Claire lo esten esperando fuera, o tal vez ya ha acabado el baile. ?Estas listo?
Mal asintio. Buzz vio que un grupo de negros hacia cola junto a la puerta de luces azules y empezaba a entrar. Indico a Mal que saliera del coche, avanzaron deprisa por la acera y entraron detras del ultimo de la hilera.
El portero era un negro gigantesco con camisa azul de bongo. Iba a cerrarles el paso pero retrocedio con una reverencia ante la obvia intervencion policial.
Buzz entro primero. Salvo por las luces navidenas azules de las paredes y el pequeno reflector que alumbraba la barra, el tugurio estada a oscuras. Habia gente sentada frente a mesas que enfrentaban el escenario y un conjunto iluminado por mas luces azules: lamparas intermitentes cubiertas con celofan. La musica era estridente, mas parecida a ruido. Negros con camisas azules de bongo tocaban la trompeta, el bajo, la bateria, el piano y el trombon. El saxo alto era Coleman, sin barba. Una lampara agrietada y azul parpadeaba sobre esos ojos de papa Reynolds.
Mal codeo a Buzz y le hablo al oido.
– Claire y Loftis en la barra. En aquel rincon.
Buzz dio media vuelta, los vio, casi grito para hacerse oir:
– Coleman no puede verlos. Lo agarraremos cuando termine este maldito ruido.
Mal se movio hacia la pared izquierda, agachando la cabeza, avanzando hacia la orquesta; Buzz lo siguio a poca distancia, arrastrando los pies: no soy conspicuo, no soy policia. Cuando estaban casi junto al escenario, miro de nuevo hacia la barra. Claire aun estaba alli, Loftis no. Una puerta se estaba cerrando a la derecha de la sala, dejando una rendija de luz.
Buzz le toco el hombro a Mal, este asintio como si ya lo supiera. Buzz se paso la pistola de la funda al bolsillo derecho del pantalon, Mal tenia el arma apretada contra la pierna. Los musicos dejaron de tocar y Coleman hizo un solo: chillidos, jadeos, ronquidos, ladridos, grunidos, gritos. Buzz penso en ratas gigantescas desgarrando carnes a ese ritmo. Un gemido estridente que parecia eterno, Coleman alzando el saxo hacia las estrellas. Las luces azules se apagaron, el gemido se volvio acariciante en la oscuridad y murio. Se encendieron luces generales y el publico se lanzo aplaudiendo hacia el escenario.
Buzz se abrio paso entre la muchedumbre, Mal iba junto a el de puntillas. Todos los que los rodeaban eran negros, Buzz busco una cara blanca y vio a Coleman escapando por la puerta lateral derecha, el saxo por encima de la cabeza.
Mal y Buzz se miraron. Se abrieron paso a empujones, punetazos, empellones, codazos y rodillazos, y recibieron codazos, golpes y escupitajos en la cara. Buzz salio limpiandose el ardor del burbon de los ojos, oyo un grito y un disparo al otro lado. Mal atraveso la puerta arma en mano.
Otro disparo; Buzz corrio tras la sombra de Mal. Un maloliente pasillo de linoleo. Dos formas luchando en el piso a seis metros; Mal apunto. Un negro doblo una esquina y trato de interponerse, Mal disparo dos veces. El hombre rodo contra las paredes y cayo de bruces, Buzz echo un vistazo a los que estaban en el suelo. Coleman Healy estrangulaba a Loftis. Llevaba una horrenda dentadura rosada con colmillos, el pecho empapado en sangre; una mancha roja oscura se extendia por las piernas y la ingle de Loftis. Al lado habia un revolver.
– ?Atras, Coleman! -grito Mal.
Buzz avanzo junto a la pared, con el 38 en la mano, tratando de encanonar al hombre rata. Coleman solto un grunido ahogado y arranco la nariz del padre. Mal disparo tres veces, hiriendo a Loftis en el flanco y en el pecho, arrancandolo de la criatura que lo atacaba. Coleman abrazo a papa como un animal famelico y le mordio la garganta. Buzz le apunto a la cabeza erguida, pero Mal le aferro el brazo para disparar el de nuevo. La bala de Mal reboto desconchando las paredes en zigzag. Buzz se libero y disparo; Coleman se llevo una mano al hombro, Mal saco las esposas y corrio.
Buzz se arrojo al suelo e intento apuntar, pero las piernas y la chaqueta ondeante de Mal se interponian. Se levanto y echo a correr, vio que Coleman empunaba el arma del suelo y apuntaba. Uno, dos, tres disparos: Mal cayo y rodo con la cara destrozada. El cuerpo se desplomo ante el. Buzz camino hacia Coleman y este esbozo una sonrisa burlona detras de los colmillos ensangrentados y alzo el arma. Buzz disparo primero, vaciando el cargador contra los dientes de gloton. Grito cuando al fin dio con una camara vacia. Siguio gritando, y aun estaba aullando cuando un grupo de policias irrumpio y trato de apartarlo de Mal Considine.
CUARTA PARTE
41
Pasaron diez dias, Buzz se oculto en un motel de San Pedro. Johnny Stompanato le llevaba informacion y le exigio los honorarios por el trabajo de Minear, el restaurante chino de calle abajo le proporcionaba tres grasientas comidas diarias, los periodicos y la radio suministraban mas informacion. Todas las noches llamaba a Ventura para hablar con Audrey, contandole exageradas historias sobre Rio y Buenos Aires, desde donde el gobierno norteamericano no podia extraditarlos y adonde Mickey no mandaria hombres porque resultaba demasiado caro. Pensaba con escalofrios en su ultimo y mas alocado plan para ganar dinero en su carrera de Los Angeles, preguntandose si sobreviviria para disfrutar de las ganancias. Escuchaba musica del Oeste, y Hank Williams y Spade Cooley lo ponian de pesimo humor. Echaba muchisimo de menos a Mal Considine.
Despues del tiroteo, un ejercito de policias habia tranquilizado a los presentes y retirado los cuerpos. Cuatro muertos: Coleman, Loftis, Mal y el vigilante del bar, a quien Mal habia disparado. Claire de Haven habia desaparecido: tal vez habia enviado a Reynolds en esa mision lunatica y al oir los disparos, decidio que una redencion era suficiente por una noche y habia regresado tranquilamente a su casa para planificar mas rebeliones populares al estilo de Beverly Hills. Buzz acompano a Mal al deposito de cadaveres y en la oficina del Siete-Siete presento una declaracion, donde relacionaba las muertes de Healy y Loftis con los homicidios de homosexuales e insistia en que se reconociera al difunto agente Danny Upshaw el merito de haber resuelto el caso. La declaracion disimulaba misericordiosamente las ilegalidades en que Mal y el habian incurrido; no mencionaba a Felix Gordean, Chaz Minear, Dudley Smith ni Mike Breuning. Que el afeminado Chaz viviera para disfrutar de su redencion; el loco Dud era demasiado importante para atribuirle la muerte de Jose Diaz o el «suicidio» de Charles Hartshorn.
Leyendo el periodico entre lineas, se podia seguir el desenlace: la muerte de Gordean irresuelta, sin sospechosos; la explicacion del tiroteo, Mal y el «siguiendo una pista de un viejo caso»; el negro muerto atribuido a Coleman. Ninguna alusion a los comunistas ni a los homicidios de homosexuales: Ellis Loew tenia buenos contactos con el periodismo y odiaba las complicaciones. Reynolds y su hijo-amante eran solo «viejos enemigos con cuentas pendientes»: la broma que superaba todas las bromas.
Mal Considine recibio los honores de un heroe. Al entierro asistio el alcalde Bowron, asi como todo el Consejo, la Junta de Supervisores y altos oficiales de policia de la ciudad de Los Angeles. Dudley Smith pronuncio un panegirico conmovedor, donde mencionaba la «grandiosa cruzada» de Mal contra el comunismo. El