decepcionaba que el homicidio de Goines hubiera recibido poca publicidad. Probablemente habia abandonado los otros dos cuerpos en algun sitio donde los encontrarian, lo cual significaba que los otros dos homicidios habian ocurrido en las veinticuatro horas anteriores. Preguntas: ?los dibujos de la pared significaban algo o eran solo rabiosos escupitajos de sangre? ?Que significaba la G? ?Las tres victimas estaban escogidas al azar, a partir de su homosexualidad o drogadiccion, o eran previamente conocidas por el asesino?
Mas agotamiento. Los cables del cerebro se le pelaban por exceso de informacion y escasez de conexiones. Danny miro la esfera luminosa de su reloj de pulsera para mantenerse despierto. Acababan de dar las 3.11 cuando oyo el ruido del cerrojo.
Se levanto y camino de puntillas hasta las cortinas que habia junto al interruptor de la luz: la puerta a medio metro, el brazo del arma extendido y apoyado en la mano izquierda. El cerrojo emitio un chasquido; la puerta se abrio y Danny encendio la luz.
Un hombre gordo y cuarenton quedo paralizado por la luz. Danny avanzo un paso; el hombre giro al enfrentarse al canon de un revolver calibre 45. Se llevo las manos a los bolsillos; Danny cerro la puerta con el pie y le pego en la cara con el canon, lanzandolo de bruces hacia el empapelado manchado de sangre. El gordo solto un aullido, vio la viscosidad de la pared en primerisimo plano y cayo de rodillas, entrelazando las manos y listo para suplicar.
Danny se acuclillo a su lado, apuntando el revolver a la sangre que le goteaba de la mejilla. El gordo murmuro varios Ave Maria; Danny saco las esposas, aparto el arma, le coloco las pulseras y las cerro sobre las munecas unidas en una plegaria. Los dientes metalicos mordieron; el hombre miro a Danny como si el fuera Jesus.
– ?Policia? ?Eres policia?
Danny lo examino. Palidez de convicto, zapatos de prision, ropas de segunda mano y agradecido de que un policia lo sorprendiera irrumpiendo alli, una violacion de libertad condicional y diez anos como minimo. El hombre miro las paredes, bajo los ojos, vio que estaba de rodillas a dos pulgadas de un charco de sangre con una cucaracha pegada en el centro.
– Maldita sea, dime que eres…
Danny le aferro la garganta y la estrujo.
– Departamento del sheriff. Baja la voz y portate bien y te dejare ir de aqui.
Con la mano libre, cacheo al gordo, extrayendo una billetera, llaves, una navaja y un estuche de cuero, compacto pero pesado, con cierre de cremallera.
Le solto la garganta y examino la billetera, volcando tarjetas y documentos en el suelo. Habia un permiso de conducir caducado del Estado de California para Leo Theodore Bordoni, nacido el 19/6/09; una tarjeta de libertad condicional del condado extendida al mismo nombre; una tarjeta del banco de plasma declarando que Leo Bordoni, tipo AB positivo, podia vender su sangre nuevamente el 18 de enero de 1950. Las tarjetas eran del hipodromo: billetes de apuestas, recibos, cajas de cerillas con el nombre de caballos ganadores y numeros de carreras garrapateados en el dorso.
Danny solto a Leo Theodor Bordoni, la recompensa del gordo por una combinacion de elementos -repugnancia ante la sangre, tipo sanguineo y descripcion fisica- que lo eliminaba como sospechoso del asesinato. Bordoni regurgito y se seco la sangre de la cara; Danny abrio el estuche de cuero y vio un equipo de herramientas: gubia, cortavidrios, cincel, todo dispuesto sobre terciopelo verde.
– Irrupcion ilegal, posesion de herramientas para robo, violacion de libertad condicional -espeto Danny-. ?Cuantas veces has caido, Leo?
Bordoni se masajeo el cuello.
– Tres. ?Donde esta Martin?
Danny senalo las paredes.
– ?Tu que crees?
– Dios mio.
– Eso es. El viejo Martin, de quien probablemente nadie excepto tu sabe nada. ?Conoces la ley habitual del gobernador Warren?
– Eh… no.
Danny enfundo el revolver, ayudo a Bordoni a levantarse y lo empujo hacia la unica silla sin manchas de sangre reseca.
– La ley dice que una cuarta caida te cuesta entre veinte anos y cadena perpetua. Sin regateos ni apelaciones. Nada. Robas un maldito paquete de cigarrillos y te llevas veinte anos. Asi que me cuentas todo lo que hay que saber sobre Martin Goines, o te tragas veinte en San Quintin.
Bordoni echo una ojeada al cuarto. Danny camino hasta las cortinas, miro los jardines y las casas oscuras e imagino que el asesino se alejaria, ahuyentado por la luz. Movio el interruptor. Bordoni solto un largo suspiro.
– ?Lo paso muy mal Martin?
Danny vio letreros de neon en Hollywood Boulevard, a kilometros de distancia.
– Peor que mal, asi que habla.
Bordoni hablo mientras Danny miraba los anuncios y las luces de los faros.
– Sali de San Quintin hace dos semanas, despues de siete anos por robo. Conoci a Martin cuando cumplio sentencia por tenencia de hierba, y el conocia el numero de mi hermana en San Francisco. Me envio cartas de vez en cuando despues de salir, nombre falso, sin remitente, porque era profugo y no queria que los censores descubrieran su identidad.
»Martin llamo a casa de mi hermana hace unos cinco dias, el treinta o el treinta y uno. Dijo que estaba tocando el trombon por una miseria y odiaba el trabajo. Se habia curado, iba a dejar la heroina y buscar algun trabajillo. Robo de casas. Dijo que acababa de encontrar a un viejo socio y necesitaban a un tercero. Le dije que vendria en una semana. Me dio esta direccion y me dijo que me dirigiera aqui. Eso es todo.
La oscuridad hacia palpitar el cuarto.
– ?Como se llamaba el socio? ?De donde lo conocia Goines?
– Martin no me lo dijo.
– ?Lo describio? ?Fue socio de Martin cuando hacia trabajillos en el 43 y el 44?
– Amigo, fue una conversacion de dos minutos, y yo ni siquiera sabia que tipo de asuntos tenia entre manos en esa epoca.
– ?Menciono a un viejo socio con la cara quemada o chamuscada? Ahora debe de andar cerca de los treinta anos.
– No. Martin siempre fue muy reservado. Yo era su unico amigo en San Quintin, y me sorprendio cuando dijo que tenia un viejo socio. Martin no era un tipo que se asociara con nadie.
Danny cambio el enfoque.
– Cuando Goines te mandaba cartas, ?tenian sello de correos, que decian?
Bordoni suspiro con aburrimiento; Danny penso en mostrarle los ojos de su amigo.
– Habla, Leo.
– Procedian de todas partes del pais, y eran pura chachara… jazz, ojala estuvieras aqui, caballos, beisbol.
– ?Martin menciono a otros musicos con quienes tocaba?
Bordoni rio.
– No, y creo que le daba verguenza. Tocaba en esos clubes de mala muerte y solo decia «Soy el mejor trombon que han visto nunca». El sabia que no era gran cosa pero que esos fulanos con quienes tocaba eran peor.
– ?Nunca menciono a nadie, salvo ese viejo socio con quien ibais a trabajar?
– Nadie. Como he dicho, fue una conversacion de dos minutos.
El letrero de Miller del edificio Taft se apago, irritando a Danny.
– Leo, ?Martin era homosexual?
– ?Martin! ?Estas loco? ?Ni siquiera jodia con los maricas de San Quintin!
– ?Alguien le hizo alguna propuesta?
– ?Martin habria preferido morir antes de permitir que un maricon lo manoseara!
Danny encendio la luz, alzo a Bordoni tirando de las esposas y le puso la cabeza frente a una larga mancha de sangre de la pared.
– Ese es tu amigo. Por eso nunca estuviste aqui ni me conociste. No quieres tener problemas, asi que cierra el