El capitan Dietrich habia oido la declaracion de Danny: hechos, teorias, omisiones, mentiras y el gran embuste acerca del desayuno, que encubria la incursion en Tamarind 2307. Aun no se sabia que ese era el domicilio de Goines. El capitan asintio y dijo que trataria de obtener la colaboracion del Departamento de Policia. No podian contar con detectives del Departamento del sheriff. Los otros tres hombres de la seccion estaban sobrecargados y la Oficina de Detectives del condado consideraria el caso Goines demasiado complicado ahora que estaban involucrados los polizontes de la ciudad. Tenia un amigo en Hollywood, un teniente llamado Poulson que habia permanecido en buenos terminos con Mickey C. a pesar de Brenda A. Sugeriria al hombre que los dos Departamentos organizaran un equipo de Homicidios, y de nuevo afirmo que todo dependia de la identidad de las victimas. Si el dos y el tres eran adictos, ex convictos u homosexuales, mejor olvidarlo. Si eran gente corriente, tal vez. Y a menos que el asunto cobrara cierto impulso y se formara un equipo con ambos Departamentos, Danny quedaria relevado del caso en diez dias. Martin Mitchell Goines, muerto el 1/1/50, pasaria al archivo de casos sin resolver.

En cuanto a las pruebas reunidas en Tamarind 2307:

Con dos excepciones, mera repeticion, lo que Hans Maslick llamaba «dobles negativos para probar positivos». Habia obtenido un conjunto de huellas desconocidas que concordaban con el dedo que le faltaba a la victima mas alta; Layman tambien habia tomado huellas de ambos cadaveres. El residuo pastoso y blanco que habia recogido era obviamente el adhesivo dental que habia llevado a Layman a su casi segura teoria del postizo. Leo Bordoni no habia tocado superficies donde pudieran quedar huellas; tenia que dejar alli las tres mudas de ropa por si capturaban al asesino y este confesaba que las habia dejado plegadas sobre la taza del inodoro. Las muestras de tierra y polvo eran inutiles hasta que tuviera un sospechoso para establecer comparaciones. Le quedaban solo dos ventajas sobre el Departamento de Policia y el asesino: las fotos de las manchas de sangre y la posibilidad de investigar Tamarind 2307 a solas si los polizontes de la ciudad trabajaban con desgana. Pesadillas y grandes riesgos.

Al dejar el deposito de cadaveres habia ido a un fotografo y habia pagado el cuadruple de lo normal para que le revelaran las peliculas de inmediato. El hombre del mostrador miro con recelo su aspecto desalinado pero acepto el dinero; Danny espero mientras hacian el trabajo. El hombre le dio las fotos y negativos una hora despues, comentando: «?Esas paredes es lo que llaman arte moderno?» Danny no habia parado de reir mientras volvia a casa. Las carcajadas se desvanecieron cuando clavo las fotos en un panel de corcho que habia instalado junto a sus archivos.

En reluciente blanco y negro, la sangre resultaba perturbadora, antinatural. Las fotos eran pruebas que nunca podria mostrar a nadie, aunque lograra resolver los homicidios combinados. Encontraba reconfortante pensar que le pertenecian solo a el; paso horas mirando, viendo dibujos dentro de dibujos. Las manchas goteantes se convirtieron en extranos apendices corporales; las salpicaduras eran como cuchillos cortantes. Las asociaciones visuales se volvieron tan ilogicas que volvio a su manual: ejemplos de salpicaduras de sangre. Los casos presentados eran alemanes y europeos del Este, psicopatas que representaban fantasias vampiricas, rociando ciertos objetos con la sangre de la victima, afirmando su locura mediante la creacion de imagenes de escaso o nulo significado. Nada parecido a esa letra G; nada relacionado con dentaduras postizas.

Dentaduras postizas.

La unica pista solida ofrecida por las victimas dos y tres. Inhumano.

Podian ser dientes de acero, de plastico, dientes arrancados de cadaveres de animales. El proximo paso era una investigacion sobre el papel: hombres capaces de fabricar postizos cotejados con «alto, maduro», «canoso», «cero positivo», y oportunidad.

Agujas en un pajar.

El dia anterior habia dado el primer paso, examinando las listas de talleres dentales de las Paginas Amarillas de la ciudad y el condado de Los Angeles. Habia un total de 349, mas 93 tiendas de taxidermistas, si se tenia en cuenta la posibilidad del uso de animales. Una llamada a un taller escogido al azar y una larga charla con un servicial encargado le brindaron esta informacion: la cifra 349 era baja; Los Angeles era el centro de la industria dental. Algunos talleres no se anunciaban en las Paginas Amarillas; algunos dentistas tenian mecanicos dentales en el consultorio. Si un hombre trabajaba en dentaduras postizas humanas podia aplicar la misma habilidad a dientes de animales o de plastico. El no conocia ningun laboratorio que se especializara en dientes de animales. Buena suerte, agente Upshaw, ahora le resultara mas facil.

Se dirigio a la oficina. Karen Hiltscher acababa de entrar de servicio; le llevo bombones y flores para aplacar su curiosidad sobre Tamarind y su irritacion ante el diluvio de trabajo que le arrojaba: examinar todos los archivos individuales de la Hollywood Oeste y la Oficina del sheriff en busca de hombres con antecedentes en talleres dentales, cotejar con el tipo sanguineo y la descripcion fisica; llamadas a los talleres dentales de la lista para obtener informacion sobre empleados con la misma descripcion fisica. La muchacha recibio el encargo mientras un grupo de agentes reunidos en la sala reia a carcajadas; ella parecio herida y enfadada, no menciono el 2307 y, con una mueca maligna a lo Bette Davis accedio a hacer las averiguaciones en su «tiempo libre». Danny no insistio; ella supo que habia ganado la partida.

Danny termino su trabajo de clasificacion, pensando en la calle Tamarind como territorio virgen para averiguaciones, preguntandose si el socio que mencionaba Leo Bordoni estaria relacionado con el caso, si tendria algo que ver con ese chico de cara quemada del pasado de Martin Goines. Sus datos cubrian cincuenta y pico de paginas; habia pasado quince de las ultimas veinticuatro horas escribiendo. Se habia resistido a recorrer Tamarind, esperar, mirar, charlar con los vecinos, alertar al Departamento de Policia. Si Niles tuviera una pista sobre el lugar, el doctor Layman lo habria llamado; lo mas probable era que la calle siguiera su ritmo habitual, mientras los vecinos olvidaban pequenos incidentes que podrian resolver el caso. ?Telefonear a Dietrich para mencionar lo del hospital de Lexington, fingiendo que habia recibido la llamada en casa, e informar a Karen sobre la mentira? ?O hacerlo despues, sin riesgo de que el capitan le diera el trabajo a su colega de la Policia, en una accion conjunta que el habia solicitado?

Prefirio no arriesgarse. Fue a Hollywood, a la calle Tamarind.

El lugar, en efecto, seguia su ritmo habitual. Hacia mas calor que dos dias atras, habia peatones en la acera, gente sentada en el porche, o podando el cesped y los arbustos. Danny aparco e hizo averiguaciones hasta media tarde. Nada: ningun episodio extrano en el vecindario, ningun vehiculo raro, ninguna informacion sobre Martin Goines, nada inusitado en el apartamento del garaje del 2307 de Tamarind. Ningun curioso, ningun ruido extrano, nada. Y nadie menciono su Chevy marron claro aparcado en la calle. Empezaba a impacientarse cuando una anciana que paseaba a un pequeno schnauzer respondio afirmativamente a su pregunta.

Tres noches atras, alrededor de las diez, habia sacado a Wursti a pasear y vio a un hombre alto de hermoso pelo plateado enfilando hacia el garaje del 2307 en compania de dos «borrachos tambaleantes», uno a cada lado. No, nunca habia visto a ninguno de esos tres hombres; no, no hubo ruidos raros en el apartamento; no, ella no conocia a la propietaria de la casa; no, los hombres no conversaban, y dudaba que pudiera identificar al hombre de pelo plateado si lo veia de nuevo.

Danny dejo ir a la anciana, regreso al coche, se dispuso a vigilar el 2307. El instinto le decia algo:

Si, el asesino vigilaba el lugar para ver si aparecian polizontes. Si, ya tenia planeado arrojar los cuerpos al Griffith Park. El nombre de Goines no habia llegado a los periodicos, era un simple vagabundo, el asesino sabia que la escena del crimen no estaba afectada por la publicidad del caso Goines. Los unicos conocidos de Goines que estaban al corriente de su muerte eran los musicos que el habia interrogado, lo cual los eliminaba como sospechosos. Con Goines identificado por la ley, ningun asesino listo llevaria futuras victimas al apartamento de ese hombre. Lo cual significaba que si nadie aparecia en la calle Tamarind, el asesino podria llevar mas victimas alli. Si evitaba que se enterase el Departamento de Policia, si mantenia su vigilancia, rogando que el asesino no hubiera presenciado su irrupcion ni la de Bordoni, ni sus interrogatorios de hoy, era posible que el hombre cayera en sus manos cuando llevara al numero cuatro.

Danny espero, los ojos clavados en la casa, el espejo retrovisor orientado para reflejar la calzada. El tiempo transcurrio despacio; paso un hombre de aspecto raro, luego dos ancianas empujando carritos de compras y un grupo de muchachos con chaquetas de cuero de la escuela Hollywood. Sono una sirena, acercandose. Danny penso en un problema codigo tres Boulevard abajo.

Luego todo sucedio deprisa.

Una anciana abrio la puerta de la casa del 2307; un coche de la Policia sin insignias freno en seco en la calzada. El sargento Gene Niles se apeo, miro enfrente y vio a Danny: habia reconocido el coche. Niles iba a cruzar

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