Danny hizo una pausa, bebio, se concentro en el letrero que colgaba del cuello de Jastrow: Carcel del condado de Kern, 4/3/38.
– A veces pienso que si logro averiguar quien es este sujeto y por que lo hace, desentranare algo tan importante que podre solucionar en un santiamen los casos cotidianos. Podre progresar en mi carrera y manejar asuntos rutinarios, porque todo lo que alguna vez he sospechado sobre la gente se ha juntado en este caso, y habre averiguado por que. El condenado porque.
– Y por que te haces todo eso a ti mismo -murmuro Considine.
Danny dejo de mirar a Jastrow y engullo el licor.
– Si, eso tambien. Y por que estas tan excitado por lo de Claire de Haven. Y no me digas que por patriotismo.
Considine rio.
– Muchacho, ?aceptarias lo del patriotismo si te dijera que el gran jurado me garantiza el grado de capitan, el puesto de jefe de investigacion de la Fiscalia y el prestigio necesario para conservar a mi hijo?
– Si, pero todavia esta el asunto de Claire de Haven y…
– Si, y yo. Digamoslo asi. Yo tambien quiero saber por que, solo que me gusta averiguarlo desde cierta distancia. ?Satisfecho?
– No.
– Esperaba esa respuesta.
– ?Sabes por que?
Considine bebio burbon.
– No ha sido dificil de deducir -dijo.
– Yo robaba coches, tenien… Mal. Yo era el as de los ladrones de coches del condado de San Berdoo antes de la guerra. Tu turno.
El teniente Mal Considine estiro una larga pierna, engancho la papelera y la acerco a su silla. Hurgo en el interior, encontro la sortija y se la puso.
– Manana tengo una entrevista con mi abogado por el problema de la custodia, y sin duda querra que siga usando esta maldita cosa.
Danny se inclino hacia delante.
– Tu turno, capitan.
Considine se levanto y se desperezo.
– Mi hermano me chantajeaba, amenazaba con delatarme a mi padre cada vez que yo decia algo fuera de tono sobre la religion. Como el castigo de mi padre a la blasfemia consistia en diez latigazos, el viejo Desmond se salia con la suya, lo cual habitualmente consistia en hacerme entrar en alguna casa para robar algo que el queria. Digamoslo asi: vi muchas cosas agradables, y algunas cosas escalofriantes, y me gustaron. Tenia que optar entre ser ladron o ser espia, y ser policia me parecio una buena solucion de compromiso. Y mandar a los espias me atraia mas que actuar personalmente, de la misma forma que Desmond me daba ordenes.
Danny se levanto.
– Le echare el guante a De Haven. Confia en mi.
– No lo dudo, Ted.
–
– Claro, y otra cosa. Dentro de poco tiempo sere jefe de policia o algo por el estilo, y te llevare conmigo.
19
Mal desperto pensando en Danny Upshaw.
Se levanto y miro las cuatro paredes del cuarto 11 del motel Shangri-Lodge. Una cubierta de revista enmarcada en cada pared: testimonios Norman Rockwell de la familia feliz. Una pila de trajes sucios junto a la puerta, pero no tenia a Stefan para que los llevara a la tintoreria. El mural de corcho que habia instalado, donde sobresalia una indicacion: localizar al doctor Lesnick. No lograba dar con el informante-psiquatra y habia que explicar las lagunas de 1942-1944 en el archivo de Reynolds Loftis; necesitaba un perfil psicologico general de los dirigentes de la UAES ahora que estaba a punto de infiltrar a su hombre, y todos los archivos terminaban a finales del verano de 1949. ?Por que?
Y las cortinas eran de estopilla transparente, la alfombra estaba deshilachada, la puerta del cuarto de bano estaba garrapateada con nombres y numeros de telefono: «Cindy la Pecadora. DU-4927, 3824-38. Le gusta follar y mamar.» Valia la pena recordarlo, por si alguna vez volvia a Antivicio. Y Dudley Smith llegaria dentro de veinte minutos. Hoy les tocaba el papel de policia bueno-policia malo: dos guionistas rojos que habian eludido las citaciones del HUAC porque siempre escribian con pseudonimo y se habian largado del pais cuando empezo el baile del 47. Los muchachos de Ed Satterlee -detectives privados pagados por Contracorrientes Rojas- los habian localizado, y ambos hombres habian sido intimos conocidos de los jerarcas de la UAES a finales de los 3Q y principios de los 40.
Y resultaba extrano entablar tanta amistad con un subalterno. Un par de copas compartidas y se habian confesado toda su vida. Mala politica. Los policias ambiciosos tenian que dominarse mientras trepaban a la cima.
Mal se ducho, se afeito y se vistio, pensando que en el torneo De Haven-Upshaw apostaria uno contra uno. A las ocho y media en punto oyo un bocinazo. Salio y vio a Dudley apoyado en el Ford.
– ?Buenos dias, Malcolm! ?No es un dia grandioso?
Fueron hacia el oeste por Wiltshire, Mal callado, Dudley hablando de politica.
– He comparado el modo de vida comunista con el nuestro, y siempre llego a la conclusion de que la familia es el pilar basico de la vida americana. ?No estas de acuerdo, Malcolm?
Mal sabia que Loew le habia hablado de Celeste, pero tambien sabia que podia haberle tocado un companero peor, como Buzz Meeks.
– Tiene su funcion.
– Yo daria mas importancia a este punto, teniendo en cuenta tus esfuerzos para recuperar a tu hijo. ?Te va bien con tu abogado?
Mal penso en su cita con Jake Kellerman para esa tarde.
– Tratara de obtenerme aplazamientos hasta que el gran jurado inicie sus sesiones y arme un revuelo. Tengo la preliminar dentro de un par de dias, y empezaremos a presionar.
Dudley encendio un cigarrillo, conduciendo con un dedo solo.
– Si, un heroico capitan podria convencer al juez de que los lazos de sangre no son tan importantes. Yo tengo una esposa y cinco hijas. Sirven para controlar ciertos aspectos revoltosos de mi naturaleza. Si el hombre sabe conservar la perspectiva, una familia le resulta esencial.
Mal bajo la ventanilla.
– Yo no tengo perspectiva en lo que concierne a mi hijo. Pero si puedo mantenerte a ti en perspectiva hasta que se reuna el gran jurado, la sensacion sera grandiosa.
Dudley Smith solto risas y humo.
– Me caes bien, Malcolm… aunque el sentimiento no sea reciproco. Y hablando de la familia, tengo que cumplir un pequeno encargo. Mi sobrina necesita algunos consejos. ?Te molestaria hacer un pequeno desvio hacia Westwood?
– ?Un breve desvio, teniente?
– Muy breve, teniente.
Mal asintio; Dudley viro hacia el norte en Glendon, se dirigio hacia el campus de la UCLA, y estaciono frente a un parquimetro de Sorority Row.
– Mary Margaret -explico mientras frenaba-, la hija de mi hermana Brigid. Tiene veintinueve anos y esta estudiando su tercera carrera porque tiene miedo de salir al mundo. Triste, ?verdad?
– Tragico -suspiro Mal.
– Eso pensaba yo, aunque sin tu enfasis sarcastico. Hablando de jovenes, ?que opinas de nuestro colega