la industria cinematografica y Claire decia que se proponia explotar y…
La cabeza de Mal zumbaba.
– ?Y que? Digame.
Eisler volvio a entrelazar los dedos.
– Digame -insistio Mal-. ?«Explotar» y que?
– ?Seducir! ?Ella se crio entre gente de cine y conocia a actores y tecnicos que la deseaban desde que era joven! ?Los sedujo para hacerlos miembros fundadores y logro que reclutaran gente para ella! ?Dijo que era su penitencia por no haber sido citada por el HUAC!
Triple premio.
Mal impuso a su voz la serenidad de Dudley.
– ?A quien sedujo, concretamente?
Eisler no dejaba de juguetear con la caja de panuelos de papel.
– No lo se, no lo se. De verdad, no lo se.
– ?Muchos hombres, pocos hombres, cuantos?
– No lo se. Sospecho que solo unos pocos actores y tecnicos influyentes que podian ser de ayuda.
– ?Quien mas la ayudo a reclutar gente? ?Minear, Loftis?
– En aquella epoca Reynolds estaba en Europa. No se nada sobre Chaz.
– ?Que se comento en los primeros mitines de la UAES? ?Trabajaron en alguna especie de plan o de esquema?
La caja de panuelos no era mas que jirones de carton destrozado, Eisler se la quito de las manos.
– Nunca asisti a esos mitines.
– Lo sabemos, pero necesitamos saber quienes estaban alli ademas de los fundadores y que se discutia.
– ?No lo se!
Mal adopto un ataque por el flanco.
– ?Aun le gusta Claire, Eisler? ?La esta protegiendo? Usted sabe que se va a casar con Reynolds Loftis. ?Que piensa acerca de ello?
Eisler echo la cabeza hacia atras y rio.
– Nuestro romance fue breve, y sospecho que el apuesto Reynolds siempre preferira a los chicos jovenes.
– Chaz Minear no es un chico joven.
– Y el y Reynolds no fueron juntos mucho tiempo.
– Tiene usted unos amigos magnificos, camarada.
La risa de Eisler se volvio baja, gutural, germanica.
– Mejores que usted,
Mal se contuvo mirando a Dudley y el Policia Malo le devolvio la sena de no intervencion.
– Pasaremos por alto ese comentario por deferencia a su colaboracion, y considere que esta es su entrevista inicial. Mi colega y yo releeremos sus respuestas, las compararemos con nuestros informes y le enviaremos una larga lista con mas preguntas, detalles especificos concernientes a sus actividades en organizaciones comunistas y las actividades de los miembros de la UAES que hemos mencionado. Un funcionario de la ciudad supervisara sus notas, y un representante del tribunal recogera su declaracion. Despues de esa entrevista, si usted responde ahora a algunas preguntas mas y nos permite llevarnos el diario, recibira categoria de testigo voluntario y plena inmunidad.
Eisler se levanto, camino con pasos tremulos hasta el escritorio y abrio un cajon. Hurgo en el, saco un diario encuadernado en cuero, lo puso en la mesa.
– Haga sus preguntas y vayase.
Dudley bajo lentamente la palma: «Tranquilo.»
– Tenemos una segunda entrevista esta tarde, y creo que usted nos puede ayudar.
– ?Q-que? ?Q-quien?-tartamudeo Eisler.
Dudley, en un susurro:
– Leonard Hyman Rolff.
Eisler jadeo un «No». Dudley miro a Mal y este se puso la mano izquierda sobre el puno derecho: «Sin golpes.»
–
Nathan Eisler estaba blanco como el papel. Estaba tenso, mas alla de las lagrimas, la alarma o la indignacion. A Mal le resulto familiar, unos segundos de observacion le indicaron por que: los judios de Buchenwald que habian escapado de la camara de gas solo para sufrir una muerte prematura por anemia virica. El recuerdo lo insto a levantarse y mirar la biblioteca; el silencio no se rompio. Estaba mirando un anaquel dedicado a la economia marxista cuando Dudley susurro:
– Las consecuencias, camarada. Campos de refugiados para sus hijitos mestizos. El senor Rolff recibira su oportunidad de obtener la categoria de testigo voluntario, de modo que si el se muestra reacio usted le hara un favor brindandonos datos que lo convenzan de informar. Piense en Michiko obligada a ganarse la vida en el Japon, en todas las ofertas tentadoras que recibira.
Mal trato de mirar hacia atras, pero no tuvo valor suficiente; se concentro en
– Jovencitas. Rameras. Lenny teme que su esposa averigue que el las frecuenta.
Dudley suspiro.
– No es suficiente. Haga un esfuerzo.
– Guarda fotos pornograficas de las que…
– Poco efectivo, camarada.
– Falsifica sus declaraciones fiscales.
Dudley solto una risotada.
– Tambien yo, tambien mi amigo Malcolm, y lo mismo haria nuestro grandioso salvador Jesucristo si regresara para instalarse en este pais. Usted sabe mas de lo que dice, asi que por favor, rectifique esta actitud antes de que pierda los estribos y revoque su calificacion de testigo voluntario.
Mal oyo las risas de los ninos fuera, la ninita chillando en japones.
– Hable, maldita sea -le urgio.
Eisler tosio, respiro audiblemente, tosio de nuevo.
– Lenny no informara tan facilmente como yo. No tiene mucho que perder.
Mal se volvio, vio una calavera y aparto los ojos; Dudley hizo crujir los nudillos.
– Siempre tratare de pensar que hice esto por Lenny y siempre sabre que estoy mintiendo -suspiro Eisler. Jadeo y hablo deprisa-. En el 48 yo viajaba por Europa con Lenny y su esposa Judith. Paul Doinelle estaba rodando sus peliculas de mascaras con Reynolds Loftis y organizo una fiesta para buscar respaldo financiero para su nueva produccion. Queria conquistar a Lenny y contrato a una prostituta joven para el. Judith no asistio a la fiesta, y la prostituta contagio la gonorrea a Lenny. Judith enfermo y regreso a Estados Unidos. Lenny tuvo una aventura con Sarah, la hermana menor de Judith, en Paris. Le contagio la gonorrea. Sarah le dijo a Judith que tenia la enfermedad, pero no que Lenny se la habia contagiado. Lenny no hizo el amor con Judith durante semanas despues de su regreso, y se sometio a un tratamiento valiendose de varias excusas. Siempre temio que Judith relacionara los dos episodios y descubriera lo que habia ocurrido. Lenny se confio a mi, a Reynolds y a nuestro amigo David Yorkin, a quien seguramente ustedes conocen gracias a su maravillosa lista de organizaciones activistas. Ya que usted esta tan preocupado por Reynolds, quiza pueda transformarlo en informador.
– Dios lo bendiga, camarada -se despidio Dudley.
Mal cogio el diario de Eisler, esperando que hubiera tantas traiciones como para llevarlo a sus dos barras plateadas y a su hijo.