Los tres estaban en la Mision de la Medianoche, confirmado nada menos que por la hermana Mary Eckert en persona.

Breuning callo, sin aliento, y encendio un cigarrillo. Continuo.

– Gene y yo apretamos las tuercas a todos los vendedores de heroina del lado sur que pudimos encontrar. No eran muchos. El lugar esta seco. Corre el rumor de que Jack D., Mickey C., o ambos, se estan preparando para introducir un cargamento de mercancia barata. Investigamos a los jazzistas. Nada que concuerde con la descripcion de nuestro hombre. Lo mismo con barbituricos. Nada. Y conste que pusimos todo nuestro empeno.

Niles rio entre dientes; Danny miro sus distraidos garabatos: una pagina de ceros concentricos.

– Mike, ?que pasa con las estacas cortantes? Archivos, informadores.

Breuning entorno los ojos.

– Otro cero. Y eso es asunto de mexicanos un tanto rebuscado. Se que el doctor Layman declaro que las heridas se hicieron con esa arma, pero ?no podria estar equivocado? A mi juicio, no encaja.

Un payaso de Dudley Smith descalificando a Norton Layman, doctor en medicina. Danny replico secamente:

– No. Layman es el mejor, y tiene razon.

– Entonces no creo que sea una buena pista. Creo que nuestro hombre leyo algo acerca de esas estacas o presencio uno de los disturbios y se excito con el asunto. Es un condenado psicopata, esos tipos no actuan racionalmente.

Habia algo raro en el comentario de Breuning, Danny se encogio de hombros para disimular su recelo.

– Creo que usted se equivoca. Creo que las estacas son esenciales en el modo de pensar del asesino. El instinto me dice que se esta vengando de viejos agravios, y que cada una de las mutilaciones tiene mucho que ver con eso. Asi que quiero que usted y Niles registren los archivos de los vecindarios mexicanos y busquen viejos informes: el 42, el 43, esa epoca, los disturbios, Sleepy Lagoon, la epoca en que apaleaban a los mexicanos.

Breuning clavo los ojos en Danny.

– El instinto -mascullo Niles.

– Sargento -dijo Danny-, si tiene algun comentario, digalo en voz alta.

Niles sonrio burlonamente.

– De acuerdo. Primero, no me gusta el Departamento del sheriff ni su amigote Mickey Hebraico, y segun un contacto que tengo en el condado, usted no es el buen chico que parece. Segundo, hice mis propias investigaciones y hable con un par de reos de San Quintin en libertad condicional que afirmaron que Martin Goines no podia ser maricon, y les creo. Tercero, creo que usted me jodio personalmente al no informar sobre la calle Tamarind, y eso no me gusta.

Que no sea Bordoni, que no sea Bordoni. Danny conservo la calma.

– No me importa lo que a usted le guste ni lo que usted piense. ?Quienes eran esos reos?

Se miraron de hito en hito. Niles miro su libreta.

– Paul Arthur Koenig y Lester George Mazmanian. Y cuarto, usted no me gusta.

Habia llegado el momento de actuar. Danny miro a Niles mientras se dirigia al sargento Shortell del Departamento del sheriff.

– Jack, en la pizarra de novedades hay un dibujo que ofende a nuestro Departamento. Arranquelo.

La voz de Shortell, admirativa.

– Sera un placer, jefe.

Ted Krugman.

Ted Krugman.

Theodore Michael Krugman.

Teddy Krugman, Tramoyista Rojo Comunista Subversivo.

Amigo de Jukey Rosensweig, de Actores Jovenes Contra el Fascismo, y Bill Wilhite, jefe de celula del PC de Brooklyn; ex amante de Donna Patrice Cantrell, militante izquierdista en la Universidad de Columbia en el 43, suicida en el 47: un salto desde el Puente George Washington cuando recibio la noticia de que su padre socialista habia intentado suicidarse cuando lo cito el HUAC, transformandose en un vegetal mediante la ingestion de un coctel demoledor que le abraso los sesos reduciendolo a menos que idiota. Ex miembro de AFL-CIO, el PC de Long Island Costa Norte, Comite de Defensa de los Obreros de la Confeccion, Americanos Comprometidos Contra el Fanatismo, Amigos de la Brigada Abraham Lincoln y Juego Limpio para la Liga Paul Robeson. Campamentos estivales socialistas cuando nino, desertor del Colegio de la Ciudad de Nueva York, rechazado en el servicio militar por sus ideas subversivas. Le gustaba trabajar en el teatro porque conocia a personas politicamente relevantes, ademas de mujeres. Trabajo en muchos espectaculos de Broadway, y en un punado de peliculas de segunda fila, rodadas en Manhattan. Activista, pendenciero, un tipo duro. Le encantaba asistir a mitines y manifestaciones, firmar peticiones y usar la jerga comunista. Presente en la escena izquierdista neoyorquina hasta el 48. Luego nada.

Fotos.

Donna Patrice Cantrell era bonita pero dura, una version mas suave de su papa, el intoxicado. Jukey Rosensweig era un gordo corpulento de ojos desorbitados y gafas gruesas; Bill Wilhite era apuesto, blanco y palido. Los actores de reparto, fotografiados por personal de vigilancia del FBI, eran solo caras pegadas a cuerpos que empunaban letreros: nombres, fechas y causas en el dorso, para dar un trasfondo historico.

Aparcado en Gower, al norte de Sunset, Danny recordaba el guion y el material fotografico. Habia memorizado la cara de sus coprotagonistas: el jefe del piquete de los Transportistas a quien presuntamente se presentaria, los matones con quienes protestaria y discutiria, el entrenador de la Academia de Policia con quien debia luchar. Y por ultimo, si el plan de Considine daba resultado, Norman Kostenz, jefe del piquete de la UAES, el hombre que lo conduciria hasta Claire de Haven. Respiro hondo, guardo el arma, la placa, las esposas y la identificacion de Daniel Thomas Upshaw en la guantera, y metio la licencia de Theodore Michael Krugman en la billetera. Upshaw se transformo en Krugman; Danny echo a andar, listo para su papel.

La escena era un pandemonio dividido en dos hileras serpeantes: UAES, Transportistas, letreros sujetos a palos, gritos y abucheos, un metro de acera entre ambas facciones, una alcantarilla llena de desperdicios, las largas paredes de los estudios. Periodistas junto a sus coches en la otra acera de Gower, camiones repartiendo cafe y bollos, policias veteranos frunciendo el ceno, observando a los periodistas que escribian estupideces apoyados en el capo de un coche patrulla. Megafonos rivales bombardeando la calle con eructos de estatica y repeticiones de «?FUERA ROJOS!» y «?SUELDOS JUSTOS YA!»

Danny encontro al jefe del piquete de los Transportistas, el mismo de la foto; el hombre le guino el ojo subrepticiamente y le entrego un palo de pino con una inscripcion pintada en carton reforzado: UAES- Union Americana de Extremistas Subversivos. Fingio que le daba instrucciones y le hizo rellenar una tarjeta; Danny vio que el hombre que conducia la camioneta de alimentos de los Transportistas lo seguia con la mirada. Sin lugar a dudas era el infiltrado de la UAES que se mencionaba en los informes de Considine. Los gritos aumentaron. El jefe del piquete llevo a Danny junto a sus coprotagonistas, Al y Jerry, identicos a la foto y vestidos con tosca ropa de trabajo. Saludos energicos, tal como indicaba el guion: tres tipos duros e implacables poniendose manos a la obra. Luego el, Ted Krugman, protagonizando su propia superproduccion hollywoodense, rodeado de extras, una fila de buenos y una fila de malos, todos en movimiento, hileras separadas que avanzaban en direcciones opuestas.

Marcho en compania de Al y Jerry, profesionales que conocian su oficio; se aproximaban letreros: ?JUSTICIA FISCAL YA!; ?NO A LA AUTOCRACIA DE LOS ESTUDIOS!; ?SALARIOS JUSTOS! Codos de los Transportistas se hundieron en las costillas de los UAES; los malos torcieron la cara, no respondieron al ataque, siguieron marchando y gritando. Era la Camara Humana acelerada; Danny imaginaba mezcladoras, picadoras, sierras electricas y motores potentes trabajando a toda marcha, sin dejarle pensar ni concentrarse en una imagen concreta. Siguio entonando sus diatribas prefabricadas, hablando a Jerry, que le respondio segun el guion de Considine:

– Hablas como si te mandaran de Moscu, amigo. ?De que lado estas?

– ?Del lado que me paga un maldito dolar por hora para esto, amigo! -respondio Danny.

Jerry le aferro el brazo mientras la gente de la UAES se detenia a mirar:

– Si eso no te basta…

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