Duarte, Vendome 1890, Los Angeles. ?Entendido?

– Entendido -dijo Shortell.

Danny colgo y salio en busca de «el». Regreso a La Paloma y encontro el coche tal como lo habia dejado. Saco la linterna por la ventanilla y la apunto hacia los bungalows, los callejones, los patios y las colinas. Gente convencional sacando la basura; perros, gatos y un coyote asustado transfigurado por el resplandor en los ojos. Ningun hombre alto y maduro de adorable pelo plateado escapando serenamente de una detencion por robo de un vehiculo. Danny regreso a Sunset y se acerco despacio a la playa, escrutando ambos lados de la calle; en la carretera de la costa, hurgo en su memoria buscando la direccion de Felix Gordean. Recordo: Carretera de la Costa del Pacifico 16822. Enfilo hacia alli.

Estaba del lado de la playa, un edificio colonial de madera blanca construido sobre columnas que se hundian en la arena. El nombre de Felix Gordean en letras art deco sobre el buzon. Danny aparco frente a la casa y llamo al timbre, sonaron campanillas como las de Marmont. Abrio la puerta un nino bonito en quimono. Danny le mostro la placa.

– Departamento del sheriff. Quiero ver a Felix Gordean.

El chico le cerro el paso.

– Felix no se encuentra bien.

Danny le echo un vistazo: el pelo rubio oxigenado le revolvio el estomago. Detras del chico se veia un salon muy moderno, con un espejo que cubria una pared entera: cristal ahumado como el de los espejos unidireccionales de las salas de interrogatorios de la policia. Vandrich: a Gordean le gustaba mirar a hombres follando con hombres.

– Dile que es el agente Upshaw -dijo Danny.

– Esta bien, Christopher. Hablare con el agente.

El nino bonito se sobresalto al oir la voz de Gordean, Danny entro y vio al hombre. Vestia una elegante bata de seda y miraba hacia el espejo. No se volvio.

– ?Va a mirarme a mi?-dijo Danny.

Gordean giro lentamente.

– Hola, agente. ?Olvido algo la otra noche?

Christopher se acerco y se planto junto a Gordean, dedicando un mohin y una risita al espejo.

– Cuatro nombres que necesito investigar. Donald Wachtel, Alan Marks, Augie Duarte y Timothy Costigan - espeto Danny.

– Esos hombres son mis clientes y amigos, y todos estuvieron en mi oficina esta tarde. ?Ha andado espiandome?

Danny avanzo hacia los dos, apartandose del espejo.

– Sea concreto. ?Quienes son?

Gordean se encogio de hombros y se apoyo las manos en las caderas.

– Como he dicho, clientes y amigos.

– Como he dicho, sea concreto.

– Muy bien. Don Watchel y Al Marks son locutores de radio, Tim Costigan era cantante de las grandes orquestas y Augie Duarte es un actor incipiente para quien he encontrado trabajo en publicidad. Tal vez usted lo haya visto en television. Le encontre un papel de campesino en un anuncio para la Asociacion de Sembradores de Criticos de California.

Nino Bonito se abrazaba el cuerpo, cautivado por el espejo. Danny olio el miedo de Gordean.

– ?Recuerda mi descripcion del sospechoso? ?Alto, canoso, cuarenton?

– Si. ?Que tiene que ver?

– ?Ha visto a alguien asi cerca de su oficina?

Silencio de Gordean, Christopher aparto los ojos del espejo, boquiabierto. Un breve apretujon de manos, rufian a Nino Bonito; silencio del chico. Danny sonrio.

– Eso es todo. Lamento haberlo molestado.

Dos hombres entraron en el salon. Llevaban calzoncillos de seda roja, uno se estaba quitando una mascara con lentejuelas. Los dos eran jovenes y musculosos, con las piernas afeitadas y el torso embadurnado con algun unguento. El mas alto le lanzo un beso a Danny. Su amigo fruncio el ceno, se engancho los dedos en los calzoncillos, regreso al pasillo y se perdio de vista. Reian entre dientes, Danny sintio ganas de vomitar y se dirigio a la puerta.

– ?Ninguna pregunta sobre eso, agente?-entono Gordean a sus espaldas.

Danny dio media vuelta.

– No.

– ?No diria usted que es contrario a sus habitos? Sin duda tiene usted una agradable familia. Una esposa o una amante, una bonita familia que se escandalizaria de esto. ?No le gustaria hablarme de ellos mientras se toma una copa de ese exquisito conac Napoleon que tanto le gusta?

Durante una fraccion de segundo Danny sintio terror; Gordean y Nino Bonito se convirtieron en siluetas de papel, delincuentes en los cuales debia vaciar su arma. Giro y salio dando un portazo. Vomito en la calle, encontro una manguera que salia de la casa vecina, bebio y se enjuago la cara. Mas sereno, llevo el Chevy al otro lado del camino y aparco para esperar con las luces apagadas.

Nino Bonito salio de la casa veinte minutos mas tarde y avanzo por una rampa hacia la playa. Danny lo dejo llegar a la escalera, le dio cinco segundos mas de ventaja y echo a correr. Sus botas de motociclista taconeaban sobre el cemento; el chico se volvio y se detuvo. Danny camino mas despacio.

– Hola -lo saludo Christopher-. ?Quieres disfrutar del paisaje con…?

Danny le dio un punetazo en el vientre, aferro un mechon de cabello oxigenado y le abofeteo la cara hasta que los nudillos se le mojaron de sangre. La luna le ilumino el rostro: ninguna lagrima, ojos abiertos y resignados. Danny dejo que el chico se arrodillara en el suelo y vio como se encorvaba sobre el quimono.

– Viste a ese hombre en la oficina de Gordean. ?Por que no me lo has dicho?

Christopher se limpio la sangre de la nariz.

– Felix no queria que hablara de eso. -Ningun gemido, ningun desafio, nada en la voz.

– ?Haces todo lo que ordena Felix?

– Si.

– ?De manera que viste a un hombre asi?

Christopher se puso en pie y se apoyo en la baranda con la cabe_ za inclinada.

– El hombre tenia un pelo realmente hermoso, como el de una estrella de cine. Yo hago trabajo de archivo en la agencia, y en los ultimos dias lo he visto a menudo en la parada de autobuses de Sunset.

Danny se masajeo los nudillos contra la manga de la cazadora.

– ?Quien es?

– No lo se.

– ?Lo has visto con un coche?

– No.

– ?Lo has visto hablando con alguien?

– No.

– ?Pero le hablaste a Felix sobre el?

– S-si.

– ?Y como reacciono?

Christopher se encogio de hombros.

– No lo se. No reacciono demasiado.

Danny se apoyo en la baranda apretando los punos.

– Si reacciono, asi que habla.

– Felix no quiere que hable.

– No, pero si no hablas voy a hacerte dano.

El chico se aparto, trago saliva y hablo deprisa; era la primera vez que actuaba como soplon y queria terminar de una vez.

– Al principio parecio asustado, luego reflexiono y me dijo que senalara al hombre desde la ventana la proxima vez que lo viera.

Вы читаете El gran desierto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату