– ?Bastardo!
El levantador de pesas le dio un bofeton, Danny le escupio en la cara.
– ?No! -aullo Green.
El hombre de la manopla contuvo al levantador de pesas, Green encendio un nuevo cigarrillo con la colilla del anterior.
– Diganme de que se trata -jadeo Danny.
Green indico a los otros dos que retrocedieran, dio una calada y pregunto:
– ?Donde estuvo usted anteanoche entre las dos y las siete de la manana?
– En casa, en mi cama. Dormido.
– ?Solo, agente?
– Si.
– Agente, a esas horas el sargento Gene Niles fue asesinado a balazos, luego sepultado en Hollywood Hills. ?Lo hizo usted?
– ?No!
– Diganos quien lo hizo.
– ?Jack! ?Mickey! ?Niles era un maleante!
El polizonte de las manoplas se acerco, el levantador de pesas lo aferro, mascullando:
– Escupe en mi camisa Hathaway, defensor de maricones. Gene Niles era mi amigo, mi companero del ejercito. ?Defensor de homosexuales!
Danny apoyo el talon en el suelo y empujo la silla contra la pared.
– Gene Niles era un hijo de perra, un recaudador de esos hampones.
El levantador de pesas ataco, buscando la garganta de Danny. La puerta del cubiculo se abrio y Mal Considine entro precipitadamente. Thad Green ladro ordenes imposibles de oir. Danny alzo las rodillas para volcar la silla, las manazas del monstruoso policia se cerraron en el aire. Mal se lanzo contra el, lanzandole punetazos; el policia de la manopla lo aparto y lo arrastro al pasillo. Considine grito «?Danny!» varias veces. Green se planto entre la silla y el monstruo, diciendo «No, Harry, no» como si contuviera a un perro desobediente. Danny mordio linoleo y colillas de cigarrillos, oyo: «Lleven a Considine a una celda». Lo levantaron con silla y todo. El hombre de la manopla le abrio las esposas, Thad Green cogio la 45 que habia sobre la mesa.
Danny se levanto, mareado. Green le entrego el arma.
– No se si usted lo hizo o no, pero hay un modo de averiguarlo. Presentese en el despacho 1003 del Ayuntamiento, manana al mediodia. Se le hara una prueba con poligrafo y pentotal de sodio, y se le haran preguntas acerca de estos homicidios en que esta trabajando y sus relaciones con Felix Gordean y Gene Niles. Buenas noches, agente.
Danny camino tambaleandose hasta el ascensor, descendio a la planta baja y salio. Poco a poco logro dominar las piernas. Atraveso el parque dirigiendose a la parada de taxis de la calle Temple. Una voz suave lo detuvo.
– Muchacho. I
Danny quedo paralizado; Dudley Smith salio de las sombras.
– Una noche fantastica, ?verdad?-dijo.
Charla menuda con un asesino.
– Tu mataste a Jose Diaz -mascullo Danny-. Tu y Breuning matasteis a Charles Hartshorn. Y voy a probarlo.
Dudley Smith sonrio.
– Nunca dude de tu inteligencia, muchacho. De tu valor, si. De tu inteligencia, jamas. Y admito que subestime tu tenacidad. Soy solo humano, ?sabes?
– No, no lo eres.
– Piel y huesos, muchacho. Eros y polvo, como todos los fragiles mortales. Como tu, muchacho. Arrastrandote por albanales en busca de respuestas que no te conviene saber.
– Estas acabado.
– No, muchacho. Tu estas acabado. He hablado con mi viejo amigo Felix Gordean, y me pinto un vivido cuadro de tu actuacion. Muchacho, despues de mi, Felix tiene el mejor ojo que he visto para calar debilidades. El lo sabe, y cuando manana te enfrentes a ese detector de mentiras, todo el mundo lo sabra.
– No -murmuro Danny.
– Si -replico Dudley Smith. Lo beso en los labios y se alejo silbando una cancion de amor.
Maquinas que saben.
Drogas que no dejan mentir.
Danny tomo un taxi hasta su apartamento. Abrio la puerta y enfilo directamente hacia los archivos: datos que se podian ordenar para dar con la verdad, Dudley y Breuning y «el» condenados a las doce menos un minuto, una salvacion en el ultimo momento como en las peliculas. Encendio la luz, abrio la puerta del armario. No habia cajas. Las alfombras estaban pulcramente plegadas en el suelo.
Danny arranco la alfombra del vestibulo y miro debajo, tumbo la comoda del dormitorio y vacio los cajones, deshizo la cama y arranco el botiquin de la pared del cuarto de bano. Puso los muebles del salon patas arriba, miro bajo las almohadas, arrojo los cajones de la cocina hasta que el suelo quedo plagado de cubiertos y platos rotos. Vio una botella empezada junto a la radio, la abrio, advirtio que el tenia un nudo en la garganta y arrojo la botella contra las persianas. Camino hacia la ventana, miro hacia el exterior y vio a Dudley Smith aureolado por la luz de un farol.
Y supo que lo sabia. Y manana todos lo sabrian.
Presa del chantaje.
Su nombre en los archivos sobre infraccion sexual.
Su nombre susurrado por los maricas del Chateau Marmont.
Maquinas que saben.
Drogas que no dejan mentir.
Las agujas del poligrafo saltando del papel cada vez que le preguntaran por que le interesaba tanto una serie de asesinatos de maricones, putos, invertidos.
Ninguna salvacion.
Danny desenfundo el arma y se metio el canon en la boca. El gusto del aceite lo sofoco. Imagino que aspecto tendria, los policias que lo encontraran harian bromas sobre por que habia elegido este sistema. Dejo la 45 y fue a la cocina.
Armas a granel.
Danny recogio un cuchillo de filo dentado. Lo sopeso, lo encontro satisfactorio. Se despidio de Mal, Jack y el doctor Layman. Se disculpo por los coches robados y los sujetos aporreados sin razon, que solo estaban alli cuando queria golpear algo. Penso en el asesino, penso que mataba porque alguien lo obligaba a ser lo que era. Levanto el cuchillo y perdono al homicida; se llevo la hoja a la garganta y corto de oreja a oreja, abriendose el gaznate de un solo tajo.
TERCERA PARTE
32
Una semana despues Buzz visito la tumba. Era su cuarta visita desde que el Departamento del sheriff habia