y las pinturas al oleo. Ese era mi viejo mundo acechado como miron, cercano e intimo.
Cathy me presento a su amiga Anne. Anne media un metro ochenta, era rubia y los chicos pasaban de ella.
La anime y le pedi que saliera conmigo. Fuimos al cine y nos detuvimos en Fern Dell Park. Me dio algunos besos con la lengua. Fue una gozada.
Llame por telefono a Cathy y rompi lo nuestro. Anne me llamo y me dijo que me mantuviera alejado de ella. Llame a la hermana de Fritz, Heidi, y le pedi para salir. Me dijo que me fuera al diablo. Llame a Kay, una amiga de Heidi y le pedi para salir. Me dijo que era una cristiana practicante y que solo salia con chicos honrados.
Yo queria mas amor. Queria sexo sin los limites que imponian las chicas de las escuelas. Queria ver mas pisos de Hancock Park.
Fritz contaba con un escondite: una pequena habitacion junto al garaje de su casa, donde guardaba el tocadiscos y los discos. Nunca dejaba entrar a sus padres ni a su hermana. Lloyd, Daryl y yo teniamos copias de las llaves.
La habitacion se encontraba a veinte metros de la casa, y esta me cautivaba. Era el escenario favorito de mis fantasias sexuales. Una noche entre en ella. Era a finales del 66.
Fritz y su familia estaban fuera. Me agache junto a la puerta de la cocina y meti la mano izquierda por la gatera. Descorri el pestillo interior y entre.
Recorri la casa con las luces apagadas, arriba y abajo. Inspeccione los botiquines en busca de droga y descubri unos calmantes nuevos.
Me servi un whisky doble y engulli unos cuantos. Lave el vaso y volvi a ponerlo donde lo habia encontrado.
Cruce el dormitorio de Heidi. Aspire el aroma de sus almohadas y revolvi el armario y los cajones. Hundi la cara en un monton de lenceria y le robe unas bragas blancas.
Sali de la casa en silencio. No queria que nadie me descubriera. Sabia que, nuevamente, habia tocado un mundo secreto.
Kay vivia al otro lado de la calle. Al cabo de unas noches me meti en su casa. Grite preguntando si habia alguien desde la habitacion trasera de Fritz y nadie respondio. Me acerque y estudie los accesos.
Encontre una ventana abierta que daba a la calzada. Estaba protegida por una tela metalica sujeta con clavos doblados. Haciendo palanca, afloje dos clavos, quite la persiana y me meti en la casa.
La oscuridad era absoluta. Encendi unas luces por unos segundos para aclimatarme.
No habia mueble bar. No habia ningun medicamento bueno en los botiquines.
Asalte la nevera y comi embutidos y fruta. Explore la casa, arriba y abajo. Finalmente, entre en el dormitorio de Kay. Eche un vistazo a los papeles de la escuela y me tumbe en su cama. Examine un armario lleno de faldas y blusas. Abri los cajones del tocador y acerque una lampara a ellos para husmear mejor. Robe un conjunto de sujetador y bragas.
Volvi a poner la tela metalica de la ventana y doble los clavos que la sujetaban. Regrese a casa muy colocado. El allanamiento de morada era voyeurismo multiplicado por mil.
Kathy vivia en una gran mansion de estilo espanol en la Segunda y Plymouth. La amaba en secreto desde hacia mucho tiempo.
Era alta y delgada. Tenia el cabello moreno, los ojos pardos y pecas. Era inteligente, dulce y muy graciosa. Yo le tenia miedo sin ninguna razon justificada.
Una noche muy fria, a comienzos del 67, me cole en su casa.
La habia llamado por telefono sin obtener respuesta. Me acerque a la casa y no vi luces encendidas ni coches aparcados en el sendero de entrada.
Me dirigi hacia la parte trasera e intente abrir algunas ventanas. La tercera o la cuarta no tenia echado el pestillo.
Me impulse con los brazos y entre. Di un traspie en la primera planta y encendi la luz por una fraccion de segundo. Encontre un mueble bar y bebi de todas las botellas. Note el poderoso y precipitado subidon del alcohol y corri escaleras arriba.
Ignoraba de quien era cada dormitorio. Me tumbe en todas las camas y encontre prendas interiores femeninas en un armario y una comoda. La talla de los sujetadores y las bragas me confundieron. Robe dos conjuntos de talla distinta para asegurarme de que uno fuese de Kathy.
En un botiquin di con un tubo de tranquilizantes; pille tres y me los trague con un licor extrano. Sali por la misma ventana trasera, me fui a casa, me acoste y perdi el conocimiento.
Segui haciendolo. Me entregue a ello con una atipica moderacion. Deje de tomar pastillas en la escena de mis incursiones. Solo robaba material fetichista. Volvi a las casas de Heidi, Kay y Kathy a intervalos irregulares y nunca permaneci en ellas mas de quince minutos. Si mis puntos de acceso estaban cerrados, desistia del intento.
La excitacion era el sexo y otros mundos apenas vislumbrados. Las prendas intimas anadian textura a mis fantasias. El allanamiento de morada me proporcionaba mujeres jovenes y, por extension, familias.
Durante todo el 67 me dedique a esas aventuras. Nunca me alejaba de Hancock Park. Solo entraba en las casas de las chicas de mis suenos.
Heidi, Kay y Kathy. Missy en la Primera con Beachwood. Julie tres puertas mas abajo y en la acera de enfrente de Kathy. Joanne en la Segunda con Irving.
Mundos secretos.
A principios del 68, Daryl se traslado a Portland. Fritz se cambio a la UCLA. Lloyd asistia al L.A. City College. Era casi tan borracho y toxicomano como yo, pero tenia los huevos que a mi me faltaban. Le atraian las mujeres maltratadas por hombres violentos. Intentaba rescatarlas y se metia en peleas con mezquinos traficantes de droga. Era generoso e inteligente, y poseia un sentido del humor malvado y nihilista. Vivia con su madre, que estaba colgada de la religion, y con el segundo marido de esta, un vendedor que tenia dos puestos de fruta en el valle.
A Lloyd le atraia la mala vida de Hollywood. Sabia tratar con matones y con hippies. Lo acompane en algunas de sus excursiones a Hollywood. Conoci motoristas, prostitutas y a Gene,
La epoca de la paz y el amor estaba en pleno apogeo. Lloyd tenia un pie en esa puerta cultural y el otro atras, en las fronteras de Hancock Park. Se guiaba de acuerdo con su propio esquema dual del mundo. Vendia pequenas cantidades de droga en Hollywood y luego regresaba junto a la chalada de su madre.
Hollywood me asustaba y me humillaba. Los hippies eran maricas subnormales. Les gustaba la musica degenerada y predicaban una metafisica enganosa. Aquel lugar era un grano purulento.
Lloyd disentia. En su opinion el mundo real me aterrorizaba, aunque solo conocia de el unos pocos kilometros cuadrados.
Tenia razon, pero ignoraba que yo habia suplantado mi conocimiento con cosas que el nunca habia hecho.
Segui allanando domicilios. Lo hice con ansia y precaucion. Segui leyendo novelas policiacas y teniendo fantasias delictivas. Segui robando y alimentandome exclusivamente a base de carne. Vivia del billete de cien dolares mensual.
Minna desaparecio. Volvi a casa y me encontre la puerta abierta; hacia tiempo que se habia ido. Sospeche de mi casero, el mataperros.
La busque y puse un anuncio en la seccion de animales perdidos del Times de Los Angeles. No consegui nada. Me gaste dos meses de alquiler en droga y me encontre el apartamento cerrado.
Mi tia Leoda se nego a anticiparme un solo centavo. Pase una semana hecho polvo en el cuarto trasero de Fritz. Cuando su padre me descubrio me mude al dormitorio de Lloyd, hasta que su madre me descubrio.
Me mude al Robert Burn Park. Robe unas cuantas mantas de una caja de la beneficencia y dormi en un lecho de hiedra durante tres semanas. Un sistema nocturno contra incendios me mojaba a intervalos irregulares. Tenia