encerrados en un juego apanado. Por lo general, ganaba la autoridad. Disfrutaban con las victorias insignificantes y se deleitaban con las maquinaciones del juego. El juego era infiltracion. La infiltracion y el fatalismo estaban de moda. Si te librabas de la camara de gas, lo peor que podia ocurrirte era pasar una temporada entre rejas, algo perfectamente viable antes del colapso. Podias privar y dar por culo a los maricones. El sistema funcionaba porque America aun tenia que verselas con disturbios raciales, magnicidios, problemas medioambientales, desorientacion sexual, proliferacion de drogas y armas, psicosis religiosas vinculadas a un estallido interno de los medios de comunicacion y un culto emergente a las victimas, todo lo cual constituia un transito de veinticinco anos de confrontaciones y disensiones cuyo resultado fue un frustrante escepticismo masivo.
Se hizo poli en el momento oportuno. Podia ser leal a ideas muy simples con una conciencia clara. Podia romper cabezas con total impunidad. Podia posponer algunos aspectos de su educacion como policia y llegar a la mayoria de edad como detective de Homicidios.
En el 62 aun tenia ilusiones. Sabia que el sistema funcionaba. El trabajo en la carcel era factible. Los internos le causaron una impresion tranquilizadora. Todos desempenaban su papel segun el guion del momento. Los carceleros tambien.
Se caso con Ann en diciembre del 62. Al cabo de un ano lo trasladaron a la comisaria de Norwalk. Paso el primer aniversario de boda en un coche patrulla. Ann, dolida, se enfado.
Empezaron a renir. Ann queria que le dedicase todo su tiempo. El queria que ella adaptase sus horarios de modo que ambos concordaran. El sheriff del condado de Los Angeles exigia casi todo su tiempo. Alguien tenia que ceder.
Siguieron rinendo. Su matrimonio se convirtio en el matrimonio de sus padres, solo que con el volumen muy alto y muchos «que te jodan». Ann tenia complejo de abandono. Su madre la habia dejado para marcharse con un atracador. El tipo la habia llevado por todo el pais para que compartiese sus correrias. Ann habia tenido una infancia jodida.
Las rinas continuaron. Se reconciliaron. Volvieron a renir. El se resistio a pasarselo en grande con montones de mujeres que iban a la caza de polis. La Oficina del Sheriff de Los Angeles se cernia como posible complice del acusado en una demanda de divorcio.
Le encantaba el trabajo de patrulla. Le encantaba el fluir de acontecimientos inesperados y la mezcla diaria de nuevas personas en apuros. La de Norwalk era una comisaria de «senores». La poblacion era blanca y el ritmo lento. El manicomio del condado estaba en su jurisdiccion. Los locos escapaban y se exhibian completamente desnudos. Los agentes de Norwalk tenian un servicio de taxis para chiflados. Siempre andaban devolviendo algun interno al hospital.
Disfrutaba de sus recorridos por Norwalk estando de servicio. El sistema funcionaba y el crimen podia contenerse. Los tipos mas viejos decian que se avecinaban tiempos duros. La ley Miranda acabo de joderlo todo. El equilibrio de poder paso de la policia a los sospechosos. Ya no podias arrancar confesiones con trucos de pacotilla como golpear a un tipo en los rinones con la guia telefonica.
El no comulgaba con semejantes practicas. El no utilizaba guantes de cuero negro con pesos de medio kilo. No era una persona violenta. Intentaba razonar con tipos indisciplinados y solo pasaba a mayores cuando tenia que hacerlo.
En el transcurso de una persecucion perdio el control de su coche y estuvo a punto de morir. Se enredo con un adolescente que esnifaba cola y recibio algunas fuertes reprimendas. Atendio a una llamada de accidente y arremetio contra dos coches amontonados. El conductor del camion habia muerto. Su cabeza caida sobre los botones de la radio mantenia el volumen al maximo. La cancion
Norwalk le dio algunos momentos turbulentos. Comparado con los que habian tenido lugar en Watts en agosto del 65, eran de segunda categoria.
Ann estaba embarazada de ocho meses. Iban hacia el norte por la autopista de Long Beach. El terreno era elevado y gozaban de una panoramica muy buena. Veian arder una docena de fuegos.
Se detuvo a la salida de la autopista y llamo a la comisaria de Norwalk. El comandante de guardia le dijo que se pusiera el uniforme y se presentara en la Harvey Aluminium, donde la direccion y los trabajadores llevaban tiempo enfrentados. La Oficina del Sheriff de Los Angeles ya habia establecido alli un puesto de mando.
Dejo a Ann y salio pitando hacia la Harvey. El aparcamiento estaba lleno de policias con equipo antidisturbios. El puesto de mando enviaba unidades de cuatro hombres. Tomo una escopeta del 12 y tres companeros temporales.
Se trataba de hacer turnos de doce horas. Se trataba de arrestar a los saqueadores y a los incendiarios. Se trataba de limpiar Watts y Willowbrock, el punto caliente de todo aquel vudu negro.
Entro a plena luz del dia. La temperatura rondaba los treinta y cinco grados. Los incendios anadian calor. Su equipo antidisturbios anadia aun mas. El sur de Los Angeles era todo calor y agitacion.
Los saqueadores asaltaban tiendas de licor. Los saqueadores se bebian las botellas de marca alli mismo, empujaban los carritos de la compra calle abajo, iban llenos de licor y televisores.
Sonaban disparos constantemente. No se sabia quien disparaba a quien. Se ordeno el despliegue de la Guardia Nacional, cuyos miembros, jovenes, estupidos y asustados, disparaban sin ton ni son.
Era imposible patrullar siguiendo la minima logica. Pasaban demasiadas cosas a la vez. Tenias que pillar a los saqueadores al azar. Tenias que hacerlo por capricho, obedeciendo el impulso del momento. No distinguias la direccion de los disparos. Tampoco podias confiar en que los de la Guardia no soltaran una rafaga y una bala perdida acabase contigo.
El desorden era incontenible. Crecia en proporcion directa a los esfuerzos que se hacian por controlarlo. Un agente intento frenar a la multitud. Un saqueador le quito la escopeta. Se le disparo y le volo la tapa de los sesos a su companero.
Los disturbios siguieron. La accion se dispersaba y reconstruia de manera inesperada. Paso alli tres dias enteros. Abatio a saqueadores y perdio peso por su exposicion a las altas temperaturas y la sobrecarga de adrenalina.
La accion remitio debido a una especie de extenuacion masiva. Los alborotadores se aplacaron, tal vez debido al calor. Se habian manifestado. Habian llevado un poco de alegria a sus vidas de mierda. Se atiborraron de botines baratos y se convencieron de que habian ganado mas que perdido.
La policia perdio su virginidad colectiva.
Algunos de sus miembros lo negaron. Atribuyeron los disturbios a una serie concreta de acontecimientos criminalmente generados. Su logica de causa y efecto no llego mas lejos.
Muchos policias reconocieron sus errores. Los negros revoltosos eran negros revoltosos. Sus tendencias criminales innatas debian reprimirse con mas rigor.
El sabia que no era asi. Los disturbios le habian ensenado que la represion resultaba inutil. Nadie quemaba su propio mundo sin una buena razon para ello. No se podia tener a la gente encerrada ni excluida. Cuanto mas se intentara, mas se impondria el caos al orden. Aquella revelacion lo estremecio y asusto.
Los gemelos nacieron un mes despues de los disturbios. La relacion con su mujer fue tranquila durante una temporada. Preparo el examen para sargento y siguio adscrito a la comisaria de Norwalk. Sopeso las lecciones de Watts.
Vivia en dos mundos. Su mundo familiar era incontrolable. Las lecciones aprendidas en Watts no le servian en casa. Sabia tratar a los criminales, pero no podia manejar a la volatil mujer a la que amaba.
La novedad de los ninos paso. Empezaron a renir de nuevo. Se peleaban delante de los ninos y luego se sentian culpables de ello.
En diciembre del 68 supero el examen para sargento y fue trasladado a la comisaria de Firestone. Se trataba de una zona muy densamente poblada, todos sus habitantes eran negros y tenia un indice de criminalidad muy alto. El ritmo era frenetico. Aprendio a trabajar tres veces mas que en Norwalk.
Hizo de supervisor de patrulla. En cada turno iba de llamada en codigo 3 a llamada en codigo 3. En Firestone todas las llamadas estaban relacionadas con asuntos de droga, atracos a mano armada y violencia domestica. En el 65 habia sido zona de disturbios. Despues de estos los habitantes de Firestone habian tenido sus propias revelaciones acerca de las causas. Firestone era pistolas y partidas de dados en las aceras. Firestone era el nino que se metia en la secadora y moria dando vueltas y quemado. Firestone era caos desacelerado. Firestone podia estallar en cualquier momento.
Paso alli cuatro anos. Dejo de patrullar y entro en la Brigada de Detectives. Hizo un poco de trabajo social en