Sentado en la oscuridad, sostuve en las manos dos retratos robot. Encendi las luces y los contemple de vez en cuando. Viole la norma de Stoner y reconstrui el Hombre Moreno.

Bill lo imaginaba como un vendedor meloso. Yo lo veia como un ejecutivo de pega que hacia trabajos esporadicos para sacar algun dinero extra. Se desplazaba en un Oldsmobile desvencijado del 55 o del 56. Llevaba una caja de herramientas en el asiento trasero. La caja contenia unos metros de cuerda de persiana.

El hombre tenia treinta y ocho o treinta y nueve anos y le gustaban las mujeres mayores que el. Por un lado, sabian cuantas eran cinco; por otro, aun se dejaban enganar con la promesa de un romance. Las odiaba tanto como le gustaban. Nunca se habia preguntado a que se debia aquello.

Conocia mujeres en bares y clubes nocturnos. A lo largo de los anos habia golpeado a algunas. Decian o hacian cosas que lo ponian furioso. Con otras habia sido mas duro. Se habia mostrado amenazador y las habia convencido de que se prestaran a sus requerimientos si no querian que las violase. Era minucioso. Era cauto. Era capaz de mostrarse encantador.

Vivia en el valle de San Gabriel. Le gustaban los locales nocturnos. Le gustaba el ambiente que se habia creado con el florecimiento economico de la zona. Se pasaba el dia perdido en ensonaciones. Pensaba en maltratar a las mujeres. Nunca se preguntaba el porque de sus perversas obsesiones.

Mato a la enfermera en junio del 58. La Rubia mantuvo la boca cerrada. El vivio asustado durante seis semanas, seis meses o un ano. Luego, el miedo se desvanecio. Persiguio mujeres, se follo mujeres y golpeo mujeres de vez en cuando.

Pasaron los anos. Su impulso sexual se apago. Dejo de perseguir, de follar y de golpear mujeres. Penso en la enfermera que habia matado hacia tanto tiempo. No sentia remordimientos. Nunca habia matado a otra mujer. No era un psicopata furioso. Las cosas nunca se salian de madre como habia sucedido aquella noche con la enfermera.

O:

Recogio a Bobbie Long en Santa Anita. La enfermera llevaba muerta siete meses. Mientras tanto, el habia ligado con varias mujeres. No les habia hecho dano. Acabo por convencerse de que lo ocurrido con la enfermera habia sido un accidente extrano.

Se follo a Bobbie Long. Ella dijo algo o hizo algo. El la estrangulo y se deshizo del cuerpo. Vivio asustado largo tiempo. Tenia miedo de la policia, de la camara de gas y de si mismo. El temor no lo abandono en ningun momento. Se hizo viejo con el. No volvio a matar a otra mujer.

Telefonee a Stoner y le expuse mis conjeturas. A el le parecio posible la primera y descarto la segunda. Uno no mata a dos mujeres y lo deja alli. Discrepe. Le dije que se dejaba llevar demasiado por el empirismo policial. Anadi que el valle de San Gabriel era una especie de ente que se creaba a si mismo. La gente que acudia alli lo hacia por razones inconscientes que sobrepasaban la aplicacion consciente de la logica, y que eso hacia posible cualquier cosa. La region definia el delito. La region era el delito. Habia dos asesinatos sexuales y habia uno o dos asesinos sexuales que escapaban a la conducta habitual de un asesino sexual. La explicacion de todo ello estaba en la region. La migracion inconsciente al valle de San Gabriel explicaba todos los actos absurdos y homicidas que se producian alli. Nuestro trabajo consistia en localizar e identificar a tres personas entre todos aquellos inmigrantes.

Bill escucho mis explicaciones y concreto. Dijo que era preciso estudiar a fondo el expediente de mi madre y empezar a buscar viejos testigos. Teniamos que revisar los datos del Departamento de Vehiculos a Motor y examinar los antecedentes policiales. Debiamos evaluar la investigacion realizada en 1958 y seguir los pasos de mi madre desde la cuna hasta su muerte violenta. En la mayor parte de los casos, las investigaciones de homicidios tomaban rumbos extranos. Teniamos que estar al dia en nuestra informacion y preparados para saltar sobre lo que fuera.

Respondi que por mi parte estaba dispuesto en aquel mismo instante.

Bill me dijo que apagara las luces y volviese al trabajo.

21

Ward Hallinen tenia ochenta y tres anos. Lo vi y lo recorde al instante.

Me habia dado un caramelo en la comisaria de El Monte. Siempre se sentaba a la izquierda de su companero. Mi padre admiraba sus trajes.

Sus ojos azules me llevaron de nuevo a aquel tiempo. Eran todo cuanto recordaba de el. Se habia convertido en un anciano fragil, con la piel cubierta de marcas rojas y rosaceas. En 1958 debia de tener cuarenta y seis o cuarenta y siete anos.

Salio a recibirnos a la puerta de su casa, una especie de falso rancho rodeado de arboles umbrios que crecian en una bonita extension de terreno. Vi un establo y un par de caballos que pastaban.

Stoner me presento. Nos dimos la mano y murmure algo parecido a un «Como esta, senor Hallinen?». Mi memoria corria a una velocidad vertiginosa. Queria encender su recuerdo. Stoner me habia dicho que tal vez estuviera senil y no se acordara del caso Jean Ellroy.

Entramos en la casa, nos condujo hasta la cocina y nos sentamos. Stoner puso nuestro expediente en una silla desocupada. Mire a Hallinen. El me miro. Mencione la anecdota del caramelo. Dijo que no se acordaba.

Pidio disculpas por su mala memoria. Stoner hizo una broma acerca de su propia edad, ya avanzada, y el modo en que uno perdia facultades. Hallinen le pregunto que edad tenia. «Cincuenta y cuatro», respondio Bill. Hallinen solto una carcajada y se dio unas palmadas en las rodillas.

Stoner menciono a algunos hombres de la vieja Brigada de Homicidios de la Oficina del Sheriff. Hallinen dijo que Jack Lawton, Harry Andre y Claude Everley habian muerto. Blackie McGowan, tambien, asi como el capitan Etzel y Ray Hopkinson. Ned Lovretovich todavia seguia vivito y coleando. El se habia jubilado anos atras. No estaba seguro de cuantos, pero eran muchos. Habia trabajado para algunas agencias privadas de seguridad y luego se dedico a criar caballos de carreras. Por una vez en la vida le sobraba el tiempo y podia disfrutar del condado de Los Angeles.

Stoner se echo a reir. Yo, tambien. La esposa de Hallinen hizo su entrada en aquel instante. Stoner y yo nos pusimos de pie. Frances Traeger Hallinen nos pidio que nos sentaramos.

Se la veia en buena forma fisica y muy despierta. Era la hija del viejo sheriff Traeger. Tomo asiento y pronuncio algunos nombres.

Stoner tambien lo hizo. Luego fue el turno de Hallinen. Los nombres encendian fugazmente alguna historia. Presencie un breve recorrido nostalgico entre policias.

Reconoci alguno de los nombres. Un centenar de agentes habia aportado anotaciones a los expedientes Ellroy y Long. Intente imaginar a Jim Wahlke y a Blackie McGowan.

Frances Hallinen trajo a colacion el caso Finch-Tregoff. Yo dije que de joven lo habia seguido. Ward Hallinen apunto que habia sido el mas importante de su carrera. Yo mencione algunos detalles. El no los recordaba.

Frances Hallinen se excuso y salio de la casa. Bill abrio el expediente. Yo senale los caballos de la finca y mis pensamientos volaron al hipodromo de Santa Anita y el caso Bobbie Long. Hallinen cerro los ojos. Adverti que se esforzaba por evocar el asunto. Dijo que recordaba haber ido al hipodromo, pero no consiguio revivir un hecho concreto.

Bill le mostro las fotos del instituto Arroyo. Al mismo tiempo, yo me ocupe de realizar una descripcion oral de la escena del crimen. Hallinen contemplo las fotos y dijo que creia recordar el caso. Segun su parecer habia tenido un sospechoso perfecto.

Mencione a Jim Boss Bennett y la rueda de reconocimiento de 1962. Bill saco un monton de fotos de identificacion de Jim Boss Bennett. Hallinen dijo que no se acordaba de la rueda de identificacion. Contemplo las fotos durante tres minutos al menos.

Contrajo el rostro. Sostuvo las fotos con una mano mientras mantenia la otra cerrada sobre la mesa de la cocina. Afirmo los pies en el suelo. Estaba luchando con todas las fuerzas contra su incapacidad de recordar.

Sonrio y confeso que no acababa de ubicar al tipo. Bill le entrego el Libro Azul del caso Ellroy y le pidio que le echase un vistazo.

Hallinen leyo el informe sobre el cadaver y el de la autopsia. Leyo las transcripciones de las declaraciones de los testigos. Leyo despacio. Dijo que recordaba algunos otros casos en los que habia trabajado con Jack Lawton.

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